Descripción
Antes que Sevilla, Híspalis brilló como una de las urbes más monumentales del imperio romano. Algunas de aquellas piedras inmortales eran consideradas como verdaderos tesoros en la época de Murillo. Quizá por eso, el pintor quiso inmortalizarse y retratar a sus coetáneos envueltos en aquella aureola clásica. Junto al Autorretrato recientemente adquirido por la Frick Collection, se han exhibido en este museo neoyorquino otros contemporáneos en una muestra que ahora puede verse en la National Gallery de Londres.
Por Xavier F. Salomon