Descripción
El 1602, el banquero español Juan Enríquez de Herrera adquirió una capilla en la iglesia romana de Santiago de los Españoles, que dedicó a San Diego de Alcalá. Su decoración mural, encomendada a Annibale Carracci, fue arrancada en el siglo XIX y los fragmentos fueron enviados a España. Ahora, tras ser restaurados por el Museo del Prado, se exponen en una muestra que viajará posteriormente a Barcelona y Roma.
Texto: Rafael Japón