Descripción
Prudente y arriesgado a partes iguales, Mateo Maté pone en duda las normas establecidas. No porque las rechace, sino porque quiere ofrecer otra mirada –siempre escéptica– y «destrozar el decorado de Disnelyland» en el que vivimos. Eso es lo que pretende desde su estudio madrileño, donde cubiertos, esculturas clásicas o catenarias le sirven para reflexionar sobre nacionalismo, modelos estéticos o fronteras geográficas.
Por Sol G.Moreno