Polonia explora la posibilidad de comprar ‘La dama del armiño’ de Leonardo Da Vinci
La obra pertenece a la colección Czartoryski desde hace más de 200 años. Polonia se está planteando adquirir esta colección, según ha informado el Ministerio de Cultura polaco.
La extraordinaria tabla fue pintada a finales del siglo XV cuando el artista se encontraba en la corte de Milán, dominada entonces por el conde Ludovico Sforza El Moro, uno de sus principales mecenas. De hecho fue él quien le encargó el retrato. La representada es Cecilia Gallerani, amante de Ludovico, una joven culta que cautivaba por su belleza, talento e inteligencia, pues escribía poesía e interpretaba música. Cuando El Moro se casó por “razón de Estado” con Beatrice d’Este, hija del duque de Ferrara, Cecilia tuvo que abandonar el Castillo Sforzesco, llevándose su retrato con ella.
Esta obra es uno de los cuatro únicos retratos que el artista pintó a lo largo de su carrera. Los otros tres restantes son Ginevra de’Benci, la Belle Ferronière y, por supuesto, La Gioconda. Sin embargo, La dama del armiño es la única pintura de Leonardo en colección privada que posee, además, una historia digna de novela.
El relato arranca en 1796, cuando la princesa Izabela Czartoryski, condesa de Fleming, fundó un museo con sus posesiones en el castillo de Pulawy, al sur de Varsovia. Dos años después, su hijo, el príncipe Adam Jerzy Czartoryski, viajó como embajador a Roma, donde adquirió dos obras que darían fama mundial a la colección: La dama del armiño de Leonardo y Retrato de hombre joven de Rafael. Tras la insurrección de 1830, Adam fue condenado a muerte por los rusos, debido a sus implicaciones políticas y se vio obligado a huir de Polonia a través de Europa. Se estableció en París en 1843 y compró el hotel Lambert, donde exhibiría los objetos procedentes del museo materno. A su muerte, el hijo menor –el príncipe Ladislao– se hizo cargo del museo y, junto a su hermana Isabella Dzialynska, se dedicaron a incrementar la colección.
Tras la derrota francesa en la guerra franco-prusiana en 1871, Ladislaó empaquetó o escondió casi todos los objetos y huyó. En 1874 Cracovia le ofreció el antiguo arsenal de la ciudad. En dicho espacio instalaría –en 1878– el nuevo museo familiar, que seguiría incrementando durante las dos décadas posteriores. Su labor fue continuada por su hijo Adam Ludwik que, en 1897, asumía la propiedad de Sieniawa Ordynacja. Dos años después recibía de su tía Isabella Dzialynska el castillo de Goluchow, con toda la colección que había ido reuniendo. Entonces el príncipe Adam Ludwik se hizo cargo de los museos y continuó comprando objetos, para lo cual viajó incluso hasta Japón. En 1914 Adam Ludwik es llamado a filas por el ejército austriaco durante la I Guerra Mundial, circunstancia que aprovecha su esposa para trasladar algunas de las piezas más importantes hasta Dresde (tenía vínculos con la familia real sajona). Tras el fin de la guerra, restituir los objetos y llevarlos de vuelta a Polonia fue una tarea compleja. Finalmente la colección fue devuelta al museo de la familia Czartoryski en Cracovia en 1920.
Tras la muerte del príncipe Adam Ludwick en 1937, su hijo mayor, el príncipe Agustyn se convierte en jefe de la aristocrática familia y se casa con la princesa española María de los Dolores de Borbón y Orleans. En 1939 con el comienzo de la II Guerra Mundial a pesar de que la colección fue trasladada y escondida, los nazis la descubrieron y saquearon. Sin embargo, por fortuna ninguna de las obras sufrió grandes daños. La colección fue confiscada y se seleccionaron los 85 objetos más valiosos -entre ellos las pinturas de Leonardo, Rafael y Rembrandt- que fueron enviados a Dresde donde el Dr. Posse, plenipotenciario de Hitler, decide que formen parte del proyectado museo del Fuhrer en Linz. Más tarde, en 1945, Frank Hans, gobernador general de la Polonia ocupada y amigo personal de Hitler, toma algunas de las pinturas -entre ellas La dama del armiño– y las traslada de Berlín para su disfrute personal en su residencia del Castillo Real de Wawel en Cracovia. Acabada la guerra las obras robadas fueron devueltas al museo Czartoryski. Sin embargo, el Rafael y otros 843 objetos permanecen aún hoy en día en paradero desconocido.
Bajo el gobierno comunista el museo abrió de nuevo sus puertas y en 1991 restituyó, como legítimo heredero y propietario tanto el museo con todos sus objetos como la importante biblioteca, al heredero de la familia Czartoryski, el príncipe Adam Karol. Su familia huyó de Polonia durante la II Guerra Mundial y llegó a Cádiz, con lo que Adam Karol es español de nacimiento (Sevilla, 1940) y primo hermano del Rey Emérito Juan Carlos I. El Museo es administrado por la Fundación Príncipes de Czartoryski aunque la colección se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Cracovia, dirigido por el Ministerio de Cultura de Polonia. La obra de Leonardo ha sido expuesta a partir de entonces en diversas partes del mundo, incluida España donde viajó por primera vez en 2011 para ser exhibida en el Palacio Real de Madrid.
El plan para adquirir la colección incluyendo la famosa pintura de Leonardo por parte del Estado Polaco fue revelado hace unos días por Jaroslaw Selin, ministro adjunto de Cultura, mientras el parlamento discutía el presupuesto para compras culturales. De concretarse, “El Estado y la Nación polaca poseerán una de las colecciones de arte más valiosas del mundo, incluida esta obra, que muchos historiadores del arte consideran superior a la Mona Lisa”, aseguró Selin.
En este sentido, para llevar a cabo la operación, el Estado Polaco quiere asegurarse que la colección nunca salga de Polonia y está estudiando las medidas y los pasos necesarios que permitan fijar su estatus, lo que requiere un acuerdo con el presidente de la fundación, el príncipe Adam Karol. La colección está integrada por miles de obras cuyo valor estimado es de nada menos que dos billones de euros. Sólo La dama del armiño está asegurada por unos 350 millones de euros. Como es de imaginar, el asunto no está exento de complicaciones y obstáculos legales, pues, tal como ha asegurado Marina Wolski, directora de la Fundación Czartoryski en Cracovia, los estatutos de la misma estipulan que la colección es intransferible e indivisible, principios que no pueden ser alterados.