Pintura, artesanía y moda en Valencia

Pintura, artesanía y moda en Valencia

El Museo de Bellas Artes presenta una exposición que ilustra a través de 70 piezas la relación entre los bodegones florales realizados por artistas de los siglos XVIII-XIX y las telas de seda, espolines e indumentarias que proliferaron gracias a la Real Fábrica de seda, oro y plata de Valencia.

Detalle de la exposición "Diseño, sedas y flores".

Diseño, seda y flores es una muestra que aúna pintura y moda, lienzo con tejidos. Arte y artesanía caminan de la mano gracias a un nexo común: los motivos florales que tanto éxito tuvieron a partir del siglo XVIII. Desde la llegada de la pintura flamenca a la península comenzaron a proliferar en España las escenas de bodegones, floreros y bouquets, en un afán por atrapar la belleza efímera de estos objetos. Fue entonces cuando la iconografía de naturaleza se convirtió en género pictórico independiente, así como en la mejor forma de alarde técnico por parte de los artistas.

Ese tipo de ostentaciones expertas y decorativas también vivió un importante desarrollo sobre el tejido, especialmente en el valenciano, que a menudo debía competir con las sedas de los principales centros europeos como Lyon. Para ello, se estableció en Valencia, entre 1750 y 1756, la Real Fábrica de seda, oro y plata de los Cinco Gremios Mayores de Madrid. Más tarde, en 1778, se creó la Sala de Flores y Ornatos en el seno de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos; y, finalmente, esta se convirtió en Escuela de Flores y Ornatos ocho años después.

En dicha escuela, donde brillaron autores como José Antonio Zapata o Benito Espinós, no solo se producía la seda, sino que también se formaba a los profesionales en las diferentes técnicas y diseños, hecho que hizo de Valencia todo un referente sedero en el país.

Ahora el Museo de Bellas Artes desea rendir homenaje a estas singulares piezas textiles y ponerlas en contexto junto con medio centenar de pinturas procedentes de su propia colección. De modo que bodegones, flores, naturalezas muertas, sedas y espolines se reparten por la sala de exposiciones temporales para demostrar cómo la pintura, el dibujo y los tejidos formaron parte de un mismo universo estético.

Gaspar Pedro Verbruggen. Jarrón de jardín con flores. Óleo sobre lienzo. Legado de Hans Rudolf Gerstenmaier, Museo de Bellas Artes, Valencia.
Modelo para tejido. Imagen cortesía de Museo Bellas Artes, Valencia.

Entre las cerca de 70 piezas presentes, destacan cuadros de maestros barrocos como Seghers, Verbruggen o Van der Hamen, así como de autores locales del XIX entre los que se encuentran Miguel Parra, Salvador Pla, Ignacio Pinazo Camarlench y, por supuesto, Joaquín Sorolla.

Todos ellos comparten protagonismo con los trajes prestados para la ocasión por la colección de María Victoria Liceras y los modelos de espolines procedentes de la fábrica de tejidos Garín de Moncada (creada en 1774 por Mariano Garín Rubio como taller, convertida en empresa en 1820 y centro de referencia durante la segunda mitad del siglo XIX).

La exposición está comisariada por el director del museo, Pablo González Tornel, y podrá visitarse hasta el 11 de septiembre. Durante la presentación, este indicó que su deseo era «contribuir a la capitalidad mundial del diseño». «Esta muestra va a permitir que el visitante pueda contemplar en el mismo espacio la tradición valenciana de las naturalezas muertas, los diseños de la Escuela de Flores y Ornatos, y la efectiva plasmación de estos diseños en los tejidos de seda salidos de las manufacturas valencianas”.