Picasso y su obsesión por Jacqueline en la Fundación Bancaja

Picasso y su obsesión por Jacqueline en la Fundación Bancaja

La nueva muestra expone más de 250 obras entre lienzos, libros ilustrados, dibujos y obra gráfica del maestro malagueño inspirados en su última amante, a la que retrató en 400 ocasiones.

Durante el Año Picasso –conmemoración de los 50 años de su muerte–, las exposiciones sobre el maestro malagueño se celebraron en todo tipo de museos con las temáticas más variadas: la escultura en Picasso, Picasso y el Greco, Picasso precursor de la modernidad, etc.

Sin embargo, esta enorme presencia en el panorama cultural hizo que surgieran también con fuerza renovada los discursos que, desde hace años, van asociados a su figura –y no es el único–: la posibilidad de separar o no al artista de su obra y la necesidad de contextualizarlo como un autor con una conducta reprobable, sobre todo en sus relaciones afectivas, a pesar de su relevancia.

En este sentido, ha habido una corriente que se ha interesado especialmente por recuperar y poner en valor a las parejas de Picasso, tanto en sus facetas de artista como en su importancia como musas. En esto último, sin duda, habría que destacar a Jacqueline Roque –su segunda esposa–, a la que pintó en más de 400 ocasiones. Su cuello alargado, sus rasgos felinos y sus pómulos elevados son, de hecho, uno de los primeros rostros que acuden a la cabeza de cualquiera al pensar en los retratos del autor del Guernica.

Ahora, la Fundación Bancaja muestra más de 250 de esas obras en Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline, una exposición que podrá visitarse hasta el 2 de marzo de 2025 en la sede que la institución tiene en Valencia (Plaza Tetuán, 23).

Además de poner de manifiesto la importancia de Jacqueline Roque como fuente de inspiración, la muestra ahonda en el interés de Picasso por reinterpretar uno de los grandes temas de la pintura: la representación de la musa. Un asunto cargado de fascinación sensual que a menudo se ha aprovechado para detenerse en la identidad, la feminidad o la psicología del personaje.

Imagen de sala de la exposición "Picasso y la modelo. El perfil de Jacqueline".

En el caso del malagueño, el tema de la musa en el taller fue además un tema recurrente, una obsesión a la que volvió una y otra vez durante toda su vida. Según Fernando Castro, comisario de la muestra junto a Laura Campos Vicent, Jacqueline es «su modelo obsesivo desde mediados de los años cincuenta, el perfil que amaba».

Una mujer contempla varias obras de la Fundación Bancaja.

Gran parte de las obras ahora expuestas pertenece a la colección de obra gráfica de la fundación, aunque también cuenta con préstamos de entidades como el Reina Sofía o los museos del artista de Málaga y Barcelona. Además, el recorrido se completa con fotografías de los archivos de Edward Quinn y David Douglas Duncan que muestran a Picasso trabajando durante sus últimos 20 años de vida (los que pasó junto a Jacqueline).

La riqueza de estilos en los que el artista representó a su última musa es enorme: desde el lenguaje post-cubista hasta sus coqueteos con el clasicismo, pasando por composiciones de corte primitivista o por la aparición de Jacqueline en las versiones picassianas de obras de Courbet, Matisse o Velázquez.

De hecho, Picasso aseguró tras pintar su propia visión de Mujeres de Argel que «Delacroix ya había conocido a Jacqueline». Hoy en día todos conocemos su rostro, seamos conscientes o no, gracias a la ingente cantidad de obras que protagonizó de manos de su marido. Pero quizá no con nombre propio, lo que en parte esta muestra de la Fundación Bancaja ayudará a subsanar. Sofía Guardiola

Vita de sala de la exposición.
De izquierda a derecha: Rafael Alcón, Laura Campos y Fernando Castro.
Una visitante frente al cuadro de "El pintor y su modelo" de Picasso.