Paco Pomet: “Dentro de la figuración, uno tiene que ser valiente”
La galería madrileña de referencia My Name’s Lolita Art acoge la obra de un artista que siempre ha respaldado desde sus inicios más tempranos y ahora se sitúa entre los autores españoles más reconocidos de su generación, no solo en el ámbito nacional sino en el internacional. Se dice que Banksy posee una obra suya, pero Paco Pomet solo atestigua que ha tenido conversaciones con él. Charlamos con el autor granadino sobre su trayectoria y la definición de ese estilo que está gustando tanto.
Apasionado del dibujo desde pequeño, especialmente del cómic, Paco Pomet siempre se ha dejado asombrar por la realidad que le rodea. Y esta siempre ha sido su principal fuente de inspiración. Durante su infancia, el mejor regalo de cumpleaños era material para pintar, y en la universidad, su mesa se diferenciaba del resto por estar cubierta de dibujos. Uno de sus grandes ídolos es Francisco Ibañez, no solo por su talento con el lápiz, sino por la representación del antihéroe, y del humor fácil, el mismo de las películas mudas, otra de las obsesiones de Pomet.
La vocación no hubo que buscarla mucho, estaba claro. Así que ingresó en la escuela de Bellas Artes, pero se encontró con la dificultad de las distintas técnicas pictóricas, en especial con la de la acuarela aguada y el óleo. “Pero como soy cabezón y persistente, quería dominar aquello que me interesaba aunque me resultase difícil. De pequeño fui autodidacta, así que tengo muy ejercitada la paciencia”, recordaba Pomet. A pesar de estaba un poco “verde” en técnicas, materiales y modos de hacer, siempre tuvo claro que la abstracción no era lo suyo, “Como primero necesitaba aprender y hacer un poco de picaflor entre los distintos caminos del arte, no encontré el mío hasta 2004. Pero siempre supe que me interesaba la figuración. Los profesores nos metían con calzador las vanguardias del momento, el arte povera, el conceptual… y yo no lo aguantaba”. Pomet llamaba a este academicismo, con gracia, “el enemigo”, porque defiende que este tipo de arte conceptual no busca la belleza, intención (o falta de intención) contraria a la suya.
Pero la figuración es un campo amplísimo donde también hay que encontrar “la voz propia” como explicaba el artista. “Abres tanto la mente que te pierdes”. Pomet al ser un fiel admirador de lo bello, tenía entonces el problema de que le gustaban muchas cosas, y eso no ayudaba a definirse con un estilo propio. Pero inspirándose en aspectos concretos de distintos artistas a los que admiraba, poco a poco fue encontrando su especialidad. “Dentro de la figuración, uno tiene que ser valiente” declara Pomet concretando sobre el objetivo de lo que él crea, “no pretendo hacer cosas originales, sino cosas que me gustan, y la originalidad viene sola, no se fuerza” puntualiza. Lo más importante es ser auténtico consigo mismo. “me gustan los paisajes, la luz, la sombra… pero todo es susceptible de ser pintado, no me limito los motivos, todo puede ser bonito. Soy muy entusiasta, me interesan muchas cosas distintas en gran medida, por eso a veces puedo pecar de disperso”. Pomet se inclina al realismo como consecuencia de su pasión por observar. La fotografía o la realidad son una referencia para sus obras, pero nunca un modelo, ya que no pretende repetir o copiar, sino tomarlo como referencia, agregar un componente imaginativo y que esto desemboque en algo sorprendente e inesperado, “me interesa poner en crisis la lectura convencional de las imágenes” resume en una frase.
En las pinturas de Pomet hay espacio y sentimiento, pero sobre todo la representación de la relación entre la naturaleza y el hombre. “A veces uno no es consiente de lo que ve todos los días. Yo en mi casa de Granada veo por la ventana a diario Sierra Nevada. El ser padre me ha ayudado a disfrutar de las cosas sencillas como la montaña. Antes no estaba relacionado con la sierra”. Por eso, lo infantil juega un papel crucial en su obra, los juegos de los niños le fascinan y todo eso inspira su obra y se ve reflejado en ella, «nunca debemos dejar de jugar» dice con añoranza.
No puedo evitar preguntarle sobre su relación con Banksy, a lo que me responde que no sabe si le ha conocido en persona, pero que vía e-mail es un señor muy cordial y con buena educación. Sobre su arte opina que es “un creador interesantísimo, bueno en lo suyo, gran comunicador e hijo de su época”.