Obras de TBA21 se cuelan entre la pintura moderna del Thyssen
La muestra consiste en un montaje especial de las salas comprendidas entre la 30 y la 52, en las que piezas de arte contemporáneo se exponen junto a las de la colección permanente del museo, buscando encuentros entre ambas.
Tradicionalmente, el madrileño Museo Thyssen ha sido reticente a mezclar las exposiciones temporales con las salas dedicadas a la colección permanente, especialmente las de la primera planta, de pintura moderna, cuya organización fue ideada por el propio barón. Sin embargo, la propuesta Encuentros: obras de la colección TBA21 ha roto con esa tradición que, tal y como afirmaba en la rueda de prensa celebrada el pasado 30 de mayo Guillermo Solana, director artístico del museo, era la única frontera simbólica que aun existía entre la entidad y la colección TBA21. Él mismo señaló que al principio las relaciones fueron complicadas, puesto que resultaba difícil integrar la colección contemporánea de Francesca Thyssen con las obras del museo, más clásicas. Pero mediante exposiciones y acuerdos de colaboración se ha ido llegando a una serie de acercamientos que cristalizan ahora en este montaje especial.
La propia Francesca aludía también a ese «aire sagrado» que conservaban estas salas del museo. Sin embargo, acto seguido, entre lágrimas de emoción, afirmó que creía que su padre se sentiría orgulloso de ver cómo esta muestra ha creado nuevas relaciones entre obras que, a pesar de su distancia cronológica, reflejan en muchos casos las mismas inquietudes y generan sinergias.
Un ejemplo de esto último se encuentra, por ejemplo, en la sala en la que se desarrolló la rueda de prensa. En ella, junto a las pinturas del siglo XIX en las que se muestra cómo los colonos idealizaban a los pueblos indios, se ha incluido un lienzo de la Colección TBA21 pintado por un artista navajo, Brad Kahlmmer, que aporta una visión en primera persona de la identidad de su pueblo.
Como subrayaba Paloma Alarcó, conservadora de pintura moderna del Thyssen, la inclusión de estas obras actuales permite hablar con mayor facilidad de problemas de la sociedad actual, que hasta el momento solo podían ser tratados a través de obras más antiguas. En este sentido, Alarcó subrayó una serie de ejemplos, entre los que destaca la escultura, andrógina y dorada, de Sarah Lucas.
Esta hace referencia a las identidades de género fuera del binarismo clásico y se relacionan con las figuras que pueblan los cuadros expresionistas en las que el género, en muchos casos, tampoco resulta una cuestión evidente. Además, es un ejemplo de la importancia que la escultura tiene dentro de la colección de Francesca Thyssen. De ello dan testimonio también otras piezas que forman parte de este montaje especial, como la de Isa Genzken o la del madrileño Álvaro Urbano, cuya obra La vida breve ha sido recientemente adquirida.
Las piezas que forman parte de Encuentros podrán contemplarse hasta el 8 de octubre en las salas de la colección permanente comprendidas entre la 30 y la 52. Sofía Guardiola.