MIQUEL BLAY, EL ‘PRÍNCIPE DE LA ELEGANCIA’

MIQUEL BLAY, EL ‘PRÍNCIPE DE LA ELEGANCIA’

El Museo del Prado celebra el 150 aniversario del nacimiento del escultor Miquel Blay i Fábrega (Olot, 1866–Madrid, 1936) con la exhibición de una muestra significativa de sus obras varias obras seleccionada por Leticia Azcue Brea, Jefe de Conservación de Escultura y Artes Decorativas del museo, en las salas 60 y 47 del edificio Villanueva. Grupos escultóricos fundamentales, –como Al ideal o Eclosión, ambas galardonadas en la Exposición Nacional de Bellas Artes–, dibujos, medallas y una pequeña agenda de notas de 1902, que muestran sus diversas etapas creativas, en las que buscó trasmitir con serenidad y equilibro las emociones, la naturalidad y la belleza, codificadas a través del realismo, el simbolismo y el modernismo.

Solided y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado está acompañada de un catálogo en el que se da cuenta de su biografía y principales hitos artísticos. Blay se formó en París, ciudad a la que estuvo muy vinculado, y Roma. Entre sus méritos y reconocimientos, obtuvo la medalla de primera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892 y la medalla de Honor de este certamen en 1908, además de la medalla de Honor en la Exposición Universal de París en 1900 –siendo nombrado Caballero de Honor de la Legión Francesa en 1901– y el Gran Premio en la Exposición Internacional de Arte de 1910 en Buenos Aires. En 1906 se instaló en Madrid, donde formó parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y ejerció como profesor de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Y entre 1925 y 1932, fue director de la Academia de España en Roma.

La elegancia, sobriedad y naturalidad de sus obras –tanto grupos alegóricos como retratos de miembros de la nobleza, burguesía y de su propio entorno–, le valió el calificativo de “príncipe de la elegancia y la corrección”, según su colega Mariano Benlliure. Entre sus proyectos públicos de monumentos encontramos obra suya en España, Francia y diversos países de Iberoamérica; principalmente en Argentina, pero también en Santiago de Chile, Montevideo, Panamá y San Juan de Puerto Rico. Blay se mantuvo al margen de los corsés estilísticos a lo largo de su carrera, que transitó por los caminos de la expresión modernista, simbolista, realista y naturalista.