Miguel Tadeo: “Antonio López quiso comprarme un cuadro»

Miguel Tadeo: «Antonio López quiso comprarme un cuadro»

El Centro Cultural Casa de Vacas expone «La insoportable indiferencia» de este artista que, tras no ser aceptado en la carrera de Bellas Artes, continuó pintando de forma patológica hasta despertar el interés del autor hiperrealista (de hecho, estuvo a punto de adquirir el primer lienzo de Tadeo, que fue robado del estudio). Quizá por eso, el joven pintor suele representar los momentos más frágiles del hombre y la esperanza de continuar el camino a pesar de las adversidades. 

Miguel Tadeo ha convertido Casa de Vacas en su estudio de forma temporal. Ha aprovechado su exposición hasta el 28 de julio en el espacio cultural  para mostrar no solo obra reciente, sino también el trabajo en curso, ya que se ha propuesto desarrollar dos obras in situ y rodeado de público.

Aunque comenzó como creador figurativo y realista, ahora quiere explorar nuevos caminos. Por eso, los dos lienzos que está pintando representan una misma imagen pero de maneras bien distintas: el primero mantiene su estilo habitual, el segundo lo aborda desde la abstracción. En ese taller improvisado, rodeado de su obra temprana, hemos podido hablar sobre sus inicios, sus nuevas inquietudes y su futuro más inmediato.

*¿Qué temas trata en esta exposición?

*Mi obra se suele centrar en el duelo y en los golpes que una persona sufre a lo largo de su vida, también en cómo se recuperan para poder salir adelante. Los temas que más repito son la tragedia, la melancolía y la superación. En esta exposición titulada La insoportable indiferencia lo que más destaca es la soledad, ya que ese duelo hay que pasarlo solo. 

*En el proceso creativo, ¿cómo surgen las ideas y cómo las plasma en el lienzo?

Miguel Tadeo en el centro cultural Casa de Vacas. © Miguel Ángel Gálvez Guzmán.

Los temas que más repito son la tragedia, la melancolía y la superación. En esta exposición destaca la soledad, ya que el duelo hay que pasarlo solo»

 

*Siempre las voy anotando. Suelen ser flashazos de imágenes que quiero representar, me suelo guiar por estructuras piramidales donde a menudo el protagonista es el hombre. Trato de mostrarlo de una forma frágil, porque habitualmente se le ha representado con fuerza; mientras que a la mujer la pinto poderosa. En ese sentido, trato de intercambiar los papeles establecidos históricamente. 

*¿Y cómo comenzó su amistad con Antonio López?

*Todo viene de un certamen nacional de pintura al que me presenté donde él formaba parte del jurado. Se interesó mucho por mi trabajo y enseguida quiso conocerme. Era la primera obra que hacía y Antonio López quiso comprarme el cuadro. 

*¿Tiene su ‘opera prima’?

*No exactamente, porque me lo robaron del estudio. Puse una denuncia en la Guardia Civil pero nunca conseguí recuperarla.

*Menuda suerte, ¿volvieron a quedar después de ese suceso?

*Sí claro, me invitó a su casa en Poniente y se sorprendió al charlar conmigo. Pensaba que era una persona triste y deprimida por cómo pintaba, pero soy todo lo contrario; a veces lo que a uno le interesa expresar no tiene nada que ver con cómo es por dentro. Ahora seguimos teniendo contacto y le considero, por encima de todo, un consejero.

*Recientemente ha colaborado con un poeta, Aníbal Martín, en un libro que aúna poesía y pintura. ¿Qué tal fue la experiencia?

*Ha sido maravillosa porque la editorial La cama sol es muy familiar. Conocí al editor, que se interesó muchísimo por mi obra, y me preguntó si quería publicar un libro; entonces yo contacté con Aníbal que es amigo mío y juntos trabajamos en un proyecto que finalmente titulamos Por si vienen a juzgarnos.

*Ahora en Casa de Vacas ha decidido pintar in situ, ¿por qué?

*Ha sido tan divertido como imposible, porque cada cinco o 10 minutos la gente viene a darte las gracias, siempre de forma muy amable, algo que siempre resulta muy reconfortante, pero dificulta el poder concentrarse.

Vista de sala de la exposición "La insoportable indiferencia". © Miguel Ángel Gálvez Guzmán
Vista de sala de la exposición "La insoportable indiferencia". © Miguel Ángel Gálvez Guzmán

*¿Qué ideas ha llevado a cabo?

*He querido profundizar en la dualidad entre figuración y abstracción. El cuadro abstracto lo quiero terminar el jueves 25, cuando voy a celebrar aquí un concierto de trompeta con un amigo que acaba de estar de gira por México. Le propuse que mientras él tocaba, yo pintaba y creo que nos puede dar bastante juego.

El artista durante la inauguración de su exposición. © Miguel Ángel Gálvez Guzmán.

Al final un pintor, cuando hace un retrato, crea una ilusión. No lo hace en un día, tarda semanas… Yo quiero respetar esas jornadas»

*¿Por qué eligió el cuadro abstracto en vez del figurativo para este concierto?

*La abstracción tiene más movimiento y gracia para unirlo a la música, en cambio la figuración se hace con pinceladas más pequeñas y no llama tanto la atención. Creo que va a ser más interesante así. 

*¿Qué otros proyectos tiene en mente?

*Llevo unos años asimilando un nuevo estilo que es una especie de deconstrucción. Sigue un poco las bases del cubismo, lo que pasa que este se basaba en el espacio, en mostrar todos los planos a través de un volumen dado. Yo, en vez de fijarme en el espacio, me estoy basando en el tiempo: quiero que queden reflejadas todas las jornadas de trabajo de un artista.

*¿Con qué objetivo?

*Al final un pintor cuando hace un retrato crea una ilusión. No lo hace en un día, tarda semanas, y durante ese tiempo hay cambios de luz, de movimientos en el modelo, la propia energía del artista cambia… Yo quiero respetar esas jornadas, romper con la armonía del conjunto para centrarme en el momento. Roberto Ponce López