Luis de Morales, Largillière, una crátera griega y un Cristo en madera del siglo XIII en Templum
El próximo 26 de junio Templum Fine Art Auctions celebra en Barcelona la gran subasta de verano con más de 1.300 lotes, entre piezas de arqueología, esculturas, pinturas, objetos virreinales, artes decorativas y joyas. Entre ese amplio conjunto destacan un Ecce Homo de Luis de Morales, un retrato de Nicolás de Largillière, una pintura del Círculo renacentista de Lavinia de Fontana, y entre el grupo de arqueología llama la atención una crátera griega del siglo III a.C; y de las esculturas mencionar un Cristo de madera del siglo XIII y otra que representa a San Juan Evangelista en cobre dorado, datada en el siglo XVIII y que procede del tesoro de la Catedral de Ruán.
Precisamente entre las piezas más antiguas de la subasta de verano de Templum Fine Art llama la atención una crátera griega de terracota del siglo III a.C. (lote 92), con medusa y asas rematadas con deidades, que es singular por su formato y buen estado de conservación, procedente de Canosa di Puglia, en el sur de Italia, zona culturalmente integrada en la órbita de la Magna Grecia.
Su iconografía en relieve da protagonismo a la figura de Medusa, divinidad protectora en el imaginario griego, acompañada en las asas por representaciones de deidades esculpidas que refuerzan el carácter ceremonial y simbólico de la pieza. El cuerpo de la crátera corresponde al tipo conocido como askos canosino de gran tamaño. Procede de una importante colección privada europea y está garantizada su autenticidad, incluyendo pruebas de datación por Carbono 14. Su precio de salida es de 7.500 € y se estima que puede llegar a los 18.000/22.500 €.
Un Cristo en madera natural del siglo XIII (lote 32) es una talla muy poderosa que representa a Cristo crucificado en un período de transición entre finales del románico y principios del gótico. Desprende austeridad y ese rasgo capta la mirada del coleccionista dada la fuerza expresiva que transmite su cuerpo sufriente.
El paño de pureza se anuda con naturalidad a la cintura y cae hasta las rodillas, cubriendo el cuerpo de forma sobria. Las piernas cruzadas y la ligera torsión del torso evocan un movimiento contenido, ya muy alejado de la frontalidad románica más rígida. Esta pieza revela la pericia del autor y en ella se adivina cómo estaba cambiando la sensibilidad estética más cercana a lo humano, pero dotada de gran simbología en ese tránsito del románico al gótico. La talla tiene un precio de salida de 50.000 € pero en Templum Fine Art esperan que oscile entre los 80.000-100.000 €.
Otra escultura que sobresale es San Juan Evangelista (lote 100) en cobre dorado de finales del siglo XVIII, que procede del Tesoro de la Catedral de Ruán en Francia. Esta estatua de aplique formaba parte de la arqueta relicario gótica de la iglesia de San Román- un obispo venerado por el milagro de encadenar a una gárgola que aterrorizaba a la ciudad francesa. Aunque el relicario, obra maestra de orfebrería medieval del siglo XIII, desde 1776 solo se conservan las de San Román y desde entonces ha sido restaurado en varias ocasiones: 1833, 1869, 1956 y en 2021.
La versión original de San Juan Evangelista, que estuvo en su espacio hasta 1776, se conserva actualmente en la Wallace Collection de Londres y pudo, probablemente, ser reemplazada por la copia de cobre fundido que ahora sale a subasta en Templum, que además posee una pátina mucho más brillante. Los pliegues del manto y los detalles de la mano alzada y la que sostiene el evangelio aparecen menos definidos. La arqueta relicario se conserva en el tesoro de la catedral de Ruán. La obra que saldrá en Templum, actualmente en una colección particular de Barcelona, tiene un precio de salida de 45.000 € y puede llegar a 60.000 /80.000 €.
Entre las pinturas cabe mencionar Ecce Homo (lote 347), una tabla atribuida a Luis de Morales según la catalogación de Isabel Mateo. La obra tiene las características singulares de este pintor español de la segunda mitad del siglo XVI con esa facilidad para representar los temas de la Pasión. Tuvo muchos encargos en su época por la calidad de su pintura.
Este óleo se podría calificar de inédito, en la que sobre un fondo oscuro y neutro aparece la figura de Jesús vestido con un manto rojo, coronado por ligeros rayos de oro muy similares a los utilizados por Jan Heemsen. Viste un manto grana anudado en el hombro derecho, cuyos pliegues se marcan con finas pinceladas blancas y aristas definidas. Con la mano izquierda sujeta un cetro de caña mientras la derecha permanece unida al cuerpo mediante una soga, gesto cargado de tensión. Solo dos espinas se clavan en su frente, de las cuales caen discretas gotas de sangre que apenas resaltan en la carnación.
La atribución a Morales se sustenta en el paralelismo con otros Ecce Homo que comparten, por ejemplo, las pestañas pintadas en paralelo y las lágrimas discretas —como el ejemplar vendido en Christie’s el 21 May 2025—, el tratamiento escultórico de la musculatura y las veladuras suaves en el manto. Asimismo, la inclinación de la cabeza y la expresividad melancólica recuerdan las versiones subastadas en Sotheby’s Madrid (11 Nov 1997, nº 3) y en Ansorena (22–23 Ene 2019). La obra sale en Templum por 50.000 € y creen que puede alcanzar los 70.000 o 100.000 €.
Una pintura algo posterior es Retrato a cuerpo entero de la Duquesa Cristina di Lorena, atribuido al Círculo Renacentista Italiano de Lavinia Fontana del siglo XVI (1552 – 1614). Este óleo (lote 97) representa a la consorte de Fernando I de Médici, Gran Duque de Toscana. Su influencia sobre los asuntos de gobierno y la vida política no fue a pesar de ello juzgada como positiva por su nieto, el gran duque Fernando II de Médici. Esta duquesa se sintió atraída por los saberes científicos y mantuvo una relación epistolar con Galileo Galilei, quién le dedicó a ella una de sus cuatro Lettere copernicane fechada en 1615, donde el científico refutaba que sus doctrinas estuviesen en contra de la Biblia. Se trata de un ejemplo de retrato característico del círculo de Lavinia Fontana (Bolonia, bautizada el 24 de agosto de 1552-Roma, 11 de agosto de 1614), una pintora del primer barroco o manierismo tardío. Esta obra procede de una colección particular catalana y su precio de salida es de 4.000 € aunque probablemente en la puja alcance los 10.000/15.000 €.
Por último, una pintura de Nicolás de Largilliere (París, 1656-1746), Retrato de Marie Madeleine Mercier y Louis de Bourbon, 2º Duque de Brittany (1708-1710). Este lote (346) saldrá en 75.000 € y su horquilla estimada estará entre los 90.000 y 100.000 €. El óleo ha sido catalogado por Dominique de Brême, experto en el pintor francés, cuya investigación ha aportado que, en realidad, la figura femenina representa a Catherine Marton, conocida como “Madame Bailly”, segunda nodriza del 2.º duque de Bretaña, Louis de Bourbon, nacido el 8 de enero de 1707.
Ambos aparecen en un ambiente íntimo y maternal: el niño, de unos dos años, apoya una mano sobre el pecho descubierto de la nodriza, mientras ella sostiene con la otra el medallón de la Orden del Espíritu Santo que luce el infante, signo de su condición de “Enfant de France”. Este gesto, inusualmente “erótico” para la pintura de corte, confirma que no se trata de la gobernanta, sino de quien amamantó y crió al príncipe. Aunque el retrato podría servir para reconocer al príncipe, su verdadera intención es realzar el papel de la nodriza. Esta extiende el brazo para mostrar con orgullo la medalla de la Orden del Espíritu Santo. Este detalle no solo señala la condición real del niño, sino que pone de relieve la autoridad que ella ejerce sobre él.
Nicolás de Largillière adoptó un planteamiento casi provocador —por no decir irreverente— al convertir el emblema sagrado del heredero en un juguete que la mano materna sostiene con desenfado. Con ello subraya la función de la nodriza no como simple acompañante, sino como la figura dominante y protectora en la infancia del príncipe. Esta característica iconográfica incluso podría sugerir que Marie Madeleine Mercier pudo haber encargado la obra; no obstante, tampoco se descarta que el rey (o el Gran Delfín, o el duque de Borgoña) quisiese honrarla regalándole su retrato, en su papel de nodriza y gracias a la mano de Largillière. Existe un gran lienzo de idéntica composición en una colección particular parisina (160 × 130 cm), publicado por Georges de Lastic atribuyéndolo al 2.º duque de Bretaña con su nodriza (“sin duda Madame Bailly”; L’Œil 323, junio 1982, p. 30, repr. 27). El examen detallado del original, realizado “in situ” por Dominique Brême, permite afirmar su carácter autógrafo: «la generosa materia pictórica, la precisión del dibujo, la libertad del trazo y la bella armonía de la paleta no dejan lugar a dudas. Se trata de una obra original de Nicolás de Largillière», según el experto.
