Luces del norte en el festival Lumiere de Durham

Luces del norte en el festival Lumiere de Durham

Vuelve la bienal del arte lumínico a la ciudad del norte de Inglaterra y a su vecina, Bishop Auckland. 40 piezas, de las que 19 son site specific, llenaron las calles y las fachadas de las ciudades desde el 16 al 19 de noviembre. Algunos de los nombres destacados de esta edición de Lumiere han sido Ai Weiwei, Rafael Lozano-Hemmer y los españoles Javier Riera, Daniel Canogar y el grupo Luzinterruptus.

Cuando decimos que hemos viajado a un destino exótico, normalmente nos referimos a algún lugar colorido, caluroso y muy lejano. Pero viniendo de un país que cumple al menos con los dos primeros adjetivos en gran parte de su geografía, nuestro exotismo debería ser el contrario.

Si queremos salir de nuestra burbuja de influencia mediterránea, el norte de Europa nos ofrece todo lo que no tenemos: los días brevísimos, la naturaleza en suspenso, la arquitectura que se debate entre atrapar la escasa luz del invierno y no dejar escapar el calor.

Es un juego de contrarios, donde se enfrentan lo que conocemos en directo y lo que nos es ajeno, salvo por la ficción que consumimos. Y aunque nuestro imaginario está mediatizado por las imágenes anglosajonas, llegar a una latitud donde el Romanticismo no está fuera de lugar nos sigue descolocando. Durham es así.

La ciudad es uno de los últimos asentamientos de Inglaterra, antes de cruzar el muro de Adriano –lo que queda de él y también su herencia simbólica– y adentrarnos en una muy diferente Escocia.

Su arquitectura está congelada en la Edad Media, no tanto porque no haya nuevos edificios –que los hay, principalmente debidos a la prestigiosa Universidad de Durham– sino por la dominación del castillo y la catedral, el mejor ejemplo del estilo normando.

'Liquid Geometry' de Javier Riera en la fachada de la Catedral de Durham.
'Illuminated Bottle Rack' de Ai Weiwei en la sala capitular de la Catedral de Durham.

Pero ser una ciudad universitaria da ciertas características únicas. Para empezar, por muy antiguo que sea el aspecto de sus calles, la juventud de sus habitantes te ata al presente.

Conscientes de esa dualidad, Artichoke –una empresa especializada en eventos culturales– organiza desde 2009 el festival Lumiere. Este año cuenta con el patrocinio del Durham County Council, el Arts Council England y la Universidad de Durham, entre otros.

Se trata de una bienal dedicada al arte lumínico, que durante cuatro días –en esta ocasión fue del 16 al 19 de noviembre– lleva a varios rincones de Durham 40 impresionantes instalaciones de artistas contemporáneos.

El panel de este año ha sido especialmente contundente (y también especialmente español). Entre los participantes han estado Ai Weiwei, Rafael Lozano-Hemmer, Javier Riera, Daniel Canogar y el grupo Luzinterruptus.

En total, 19 instalaciones son site specific, entre las que la obra de Javier Riera, Liquid Geometry, es la protagonista. El artista español ha proyectado en la fachada de la catedral y los edificios colindantes un juego de formas geométricas en blanco y negro que potencian los propios contornos del milenario edificio.

Respecto a esta edición de Lumiere, Riera declaró: «Es el mejor festival de luz de Europa y cada vez tiene más nivel. Este ha sido el mejor, son piezas que podrían estar en los mejores museos».

Daniel Canogar trasladó su obra, Amalgama –una variación de la que proyectó en el Museo del Prado en 2019– a la cercana ciudad de Bishop Auckland (donde se ha extendido Lumiere por primera vez con el patrocinio de The Auckland Project y Stronger Towns Fund).

Allí, The Auckland Project y su fundador, Jonathan Ruffer –cuya colección publicamos en ARS Magazine son los anfitriones de la obra, que se proyecta en la fachada de la Spanish Gallery. Canogar se ha servido de la colección del propio museo, que se muestra en proceso de derretirse, reflexionando sobre la materialidad de las propias obras de arte.

La actividad de Jonathan Ruffer como mecenas de la cultura ha aumentado en el último mes con la inauguración del Museo de la Fe. Este se emplaza en un nuevo edificio en los terrenos del Castillo de Auckland, la antigua residencia de los príncipes-obispos de Durham.

Ruffer adquirió el edificio para salvarlo y para conservar en su interior las 12 pinturas de las tribus de Israel de Zurbarán que han estado en sus paredes desde hace siglos.

El nuevo Museo de la Fe es un lugar dedicado a la exploración de las creencias espirituales y religiosas en las islas británicas, desde los cultos previos al cristianismo hasta la actualidad.

Todos estos eventos y nuevos centros de la cultura están contribuyendo a dibujar un panorama muy distinto de la zona. Aunque romántica desde nuestros ojos, también ha sido un lugar castigado en el último medio siglo por la decadencia industrial. Pero gracias a su reciente actividad el norte de Inglaterra vuelve a brillar.

La obra 'Amalgama' de Daniel Canogar en la fachada de la Spanish Gallery de Bishop Auckland.