El robo por venganza del Códice Calixtino y otras historias de sainete
Empleados cabreados convertidos en ladrones, transportistas que ‘olvidan’ devolver la mercancía a sus propietarios, desapariciones misteriosas en el Palacio Real de Madrid, trabajadores de museo que sustraen subrepticiamente piezas… Los casos de robos de arte en España parecen escritos por Carlos Arniches, aunque también hay alguno digno de un guión cinematográfico.
Spain is different, hay que reconocerlo. También en los casos de robos de arte (se producen cerca de 200 al año de media). Desde luego, la cuestión no es para tomársela a guasa, pero si hacemos repaso de los hurtos más importantes producidos en nuestro país notamos en la mayoría de ellos un regusto cómico o surrealista con tintes del 13, Rue del Percebe. Aunque también hay alguna historia digna de película, como el documental del ‘Sapo’ en el que cuenta cómo se hizo con parte de los tesoros de Esther Koplowitz. Afortunadamente las 19 pinturas sustraídas en 2001 de la vivienda de la empresaria se recuperaron. Esa misma suerte ha tenido el cáliz extremeño robado del convento del Cristo de la Victoria de Serradilla hace seis años que acaba de recuperar la Policía Nacional. Aprovechamos esta reciente restitución para repasar los diez robos de arte más curiosos o llamativos en España.
1.- Los bacon españoles, ¿en el mercado negro?
Comenzamos este listado con la única entrada que incluimos el pasado mes de abril en los diez robos de arte más célebres de la historia. El verano de 2015, mientras José Capelo se encontraba de vacaciones, alguien entró en su casa y se llevó cinco retratos de Francis Bacon que había heredado del artista. En su momento corrieron ríos de tinta sobre el caso y, como aún no se han recuperado todos –solo tres aparecieron–, este robo sigue suscitando mucho interés. ¿Balance actual? Una decena de arrestos, intentos de vender las dos pinturas aún desaparecidas en el mercado negro y una suposición: no han salido de Madrid, según Arthur Brand.
2.- Las pinturas de Esther Koplowitz, un robo contado en primera persona
Todo en este caso estaba medido al milímetro, con muchísimo cuidado y desde mucho antes de cometer el acto: el momento exacto de entrar en la casa, la paliza al vigilante, el lugar donde escondieron los cuadros después de robarlos (justo en el piso vecino)… Lo sabemos porque José Manuel Candela Sapieha, alias ‘Sapo’ ha contado con pelos y señales en un documental cómo perpetró ese robo de arte en España.
Una tarde de agosto de 2001 dos encapuchados irrumpieron en la vivienda con ayuda del vigilante y se llevaron 19 pinturas de la empresaria, entre ellas El columpio de Goya o Las tentaciones de san Antonio de Brueghel. Nada había quedado al azar pero terminaron pillando al ‘Sapo’, que negoció la pena a cambio de desvelar el paradero de las obras aún escondidas y devolverlas por una módica cantidad de dinero. Final feliz para todos.
3.- El Tesoro del Delfín, pequeños hurtos continuados
Es el primer robo que ha sufrido el Museo del Prado, pero no el único de este selecto conjunto de vasos preciosos procedentes de la colección de Luis de Francia. De las 169 piezas que llegaron como herencia de Felipe V, una cuarta parte se perdió o quedó mutilada por los sucesivos hurtos. Al saqueo perpetrado por las tropas francesas en 1813 –las obras se devolvieron–, se suma otro robo más sutil llevado a cabo por un empleado del museo. En 1918 se descubrió la desaparición de 11 piezas que habían sido sustraídas de manera continuada por un trabajador. El hecho fue denunciado y el empleado encausado, pero ni terminó en la cárcel ni las piezas aparecieron.
4.- El enigma de los cuadros desaparecidos en Palacio
En agosto de 1989 Patrimonio Nacional denunció la desaparición de tres cuadros custodiados en un área privada del Palacio Real de Madrid. Se trataba de Dama desconocida y Mano –del arzobispo de Granada Fernando Valdés– de Velázquez y de un retrato de Carreño de Miranda. “En Palacio todos son sospechosos”, escribían en el ABC, quizá porque no sonaron las alarmas, no había signos de haber forzado la puerta ni se detectó ninguna anomalía. La Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional investigó el caso, pero tres décadas después sigue siendo un enigma. Los cuadros no aparecieron, aunque hay quien apunta que dos de ellos podría tenerlos una amiga de Juan Carlos I.
5.- Códice Calixtino, robo por venganza
El preciado libro es una edición única que se guarda en el Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela, uno de los templos con mayor número de visitantes. Pero no fue un desconocido quien se hizo con el códice, sino una persona muy cercana a la catedral que había trabajado allí como electricista durante décadas. Otro de los casos más mediáticos de nuestro país que pudimos vivir en directo y por entregas. Primero parecía un robo por encargo, luego las pesquisas apuntaron a un círculo más cercano.
El 4 de julio de 2011 el manuscrito desapareció de una sala que contaba con sistema de alarma y varias cámaras de vigilancia, aunque ninguna grabó nada relevante. Manuel Fernández Castiñeiras fue el responsable del robo. Le habían despedido y solicitaba una indemnización al deán que quiso «cobrarse» por su cuenta con el famoso códice. Ni siquiera se molestó en venderlo o sacarlo del país, lo dejó oculto entre trapos en su garaje, donde finalmente lo encontraron las autoridades. ¿El dato curioso? Gracias a las investigaciones se supo que también había saqueado los cepillos del templo por valor de más de 1,5 millones de euros.
6.-La Biblioteca Nacional y sus historias de sainete
El manuscrito compostelano no ha sido el único robo en papel que ha sufrido España. Años antes, en 2007, un par de mapamundis grabados e ilustrados se sustrajeron de la Biblioteca Nacional. Ocurrió en la Sala Cervantes donde se encontraban los ejemplares de Ptolomeo Cosmografía de una edición incunable solo accesible para investigadores. Fue un escándalo y le costó el puesto a la entonces directora Rosa Regás.
Más tarde, en 2018 la BNE denunció la pérdida de Sidereus Nuncios de Galileo Galilei. Esta historia sí que es de sainete. La pérdida del original se detectó en 2014, la institución lo denunció cuatro años después y todavía pasaron otros tres años hasta que el Ministerio de Cultura investigó el asunto a fondo. Entonces el informe concluyó que no era una, sino cinco las obras desaparecidas. En concreto el ejemplar de Sidereus ya se había robado en 1987 junto a otras obras científicas que se devolvieron en 1988. ¿O no? Cuando en 2014 se descubre que el libro es una falsificación, no se puede confirmar si es porque el ejemplar devuelto hace 35 años no era original o porque fue posteriormente robado. El caso está tan embrollado que aún se está investigando.
7.- El tapiz de Huesca que se llevó Erik el Belga
Su nombre es bien conocido entre los anticuarios y conservadores españoles, pero no precisamente por su buen hacer. Erik el Belga fue uno de los ladrones más prolíficos de Europa durante el siglo pasado y, entre las muchas cosas que cogió sin permiso de España se encuentra una buena cantidad de tesoros de la catedral de Roda de Isábena. La noche del 6 de diciembre de 1979 Erik campó a sus anchas en la catedral oscense y se llevó dos mitras, una capa de san Ramón, varios objetos de plata y un tapiz del siglo XVI. Este último reapareció años después en Bélgica, cuando la historiadora Carmen Berlabé lo encontró mientras ojeaba catálogos por internet. De Bélgica pasó a un coleccionista texano y ahí es donde lo encontraron las autoridades españolas, que finalmente consiguieron devolverlo a España. Ahora se exhibe en el Museo de Huesca.
8.-Miró robado por aficionados…
El artista parece el rey de los robos, porque ha sufrido varios en sus fundaciones de Barcelona y Palma de Mallorca.
En 1988 unos aficionados hurtaron seis cuadros suyos de la Ciudad Condal tras romper con dos mazas una de las paredes acristaladas del edificio. Todo ocurrió de madrugada y al final quedó en un susto, ya que las obras se recuperaron dos meses después [En el extremo opuesto están las cinco obras del artista recuperadas por los Mossos que nadie reclama].
8bis.- …Y Miró olvidado
Segundo caso, esta vez en Mallorca. Un boceto del artista desapareció en 2011 en extrañas circunstancias (quizá fue solo un extravío). Viajó a San Sebastián para una exposición y, en teoría, habría regresado a la institución mallorquina en noviembre de 2010. Nadie fue consciente de su desaparición hasta meses después, momento en el que se denunció. Al día siguiente, el dueño de una empresa de transportes dijo que tenía la obra guardada en una caja en sus oficinas esperando que lo reclamase el cliente. ¿Robo u olvido?
9.-Un camión cargado de tesoros
No siempre ocurre pero desde luego es una posibilidad: sufrir un robo mientras se transportan las obras de arte. Así fue como tres encapuchados se hicieron en 2010 con un camión en un polígono de Getafe que, al parecer, tenía las llaves puestas. La carga del vehículo eran varias piezas de Botero, Chillida, Julio González, Saura y Tàpies. Todo un botín artístico que nunca apareció y que para la Policía podría tratarse de un encargo, dada la rapidez de los ladrones.
10.- Hurtos ochenteros en Coruña y Guadalajara
La lista se acaba y aún quedan pendientes varios robos ocurridos en la Península. En 1985 el Museo de Bellas Artes de la Coruña sufrió la pérdida de dos obras de Rubens tituladas La Aurora y El laberinto de Creta. Y al año siguiente la iglesia de Santa Maria de Cogolludo (Guadalajara) tuvo que lamentar la pérdida de Jesús despojado de sus vestiduras de José de Ribera. Afortunadamente se recuperó en Bilbao durante el verano de 1987. Sol G. Moreno