Los Brueghel, en el Palacio de Gaviria

Los  Brueghel, en el Palacio de Gaviria

Los  Brueghel, en el Palacio de Gaviria

El palacio madrileño acoge desde esta semana una muestra que reúne obras de la familia Brueghel, una de las sagas artísticas más relevantes de la pintura flamenca de los siglos XVI y XVII.


Brueghel. Maravillas del arte flamenco, acaba de abrir sus puertas en el Palacio de Gaviria de Madrid. Se trata de una interesante exposición organizada por Arthemisia España con la colaboración de Poema S.p.A. y el patrocinio de la Fondazione Terzo Pilastro. La muestra llega a la capital tras su paso por otras ciudades como Roma, París o Tokio, en las que se han podido contemplar el centenar de obras entre pinturas, estampas y dibujos que la componen, todas ellas pertenecientes a colecciones particulares europeas.

Como destacó el comisario, Sergio Gaddi, durante la presentación de la misma el pasado lunes 7 de octubre, se trata de una ocasión única, pues la exposición adquiere su máxima expresión con el cotejo de las pinturas de los Brueghel que conserva el Museo del Prado, estas últimas obras capitales del arte europeo del Renacimiento y el Barroco.

A través del centenar de obras expuestas, Brueghel. Maravillas del arte flamenco, se adentra en una de las sagas artísticas más importante de la Europa de la Edad Moderna, cuyo origen está en Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569). Para explicar el contexto artístico en el que estos se desarrollaron, se ha acudido también a otros artistas contemporáneos como El Bosco, Joos y Maarten van Cleve, Hendrick van Balen, Frans y Joost de Momper, Bartolomeo Cavarozzi o David Teniers entre otros.

La exposición se desarrolla en torno a siete epígrafes que permiten entender la pintura de los Brueghel dentro del contexto social, político, religioso y artístico que les tocó vivir. Pieter Brueghel el Viejo se desarrolló en el seno de una herencia religiosa de la centuria anterior, donde el peso del juicio y el castigo moral y espiritual seguían muy presentes. Testimonio de todo ello son las representaciones de El Bosco, cuyas composiciones sería repetidas a lo largo de los siglos XVI y XVII gracias a las estampas abiertas por Hieronymus Cock, Philip Galle o Cornelis van Tienen.

Jan Brueghel el Viejo. Viajeros con carros en un camino rural. Hacia 1610. Óleo sobre cobre. 12,2 x 20 cm. Colección particular. Imagen cortesía Arthemisia España.

En el campo artístico, uno de los grandes acontecimientos será el desarrollo del paisaje, que parte de lo aprendido por Gerard David o Joachim Patinir para transformarse, pasando también por el crisol de la influencia italiana, en el gran protagonista de las composiciones. Frente a la centralidad del hombre en el ambiente italiano, en Flandes, Pieter Brueghel el Viejo se dejó llevar durante su estancia de formación en la Península itálica por el poder sobrecogedor de la naturaleza, muy distinta de los paisajes llanos de los Países Bajos. Esta especial atención en la representación de cumbres montañosas cubiertas de nieve, valles, picos y corrientes de agua, alcanzará su máximo apogeo en la figura de su hijo Jan Brueghel el Viejo (1568-1625), también conocido como Brueghel de Velours (“el terciopelo”).

Otra de las características que marcaron a esta saga fue la de la creación de temas específicos y la consolidación de modelos que se repitieron, como “marca de la casa”, de generación en generación. Buena prueba de ello son los conocidísimos paisajes invernales y las escenas soldadescas que, partiendo una vez más de la figura de Pieter Brueghel el Viejo, alcanzaron un gran desarrollo en los pinceles de su otro hijo, Pieter Brueghel el Joven (1564-1637).

Pieter Brueghel el Joven. Baile de boda campesina al aire libre. Hacia 1610. Óleo sobre tabla. 74,2 x 94 cm. Colección particular. Imagen cortesía Arthemisia España.
Maarten van Valckenborch. La Torre de Babel. Hacia 1580. Óleo sobre lienzo. 53 x 76 cm. Colección particular. Imagen cortesía Arthemisia España.
Jan Brueghel el Joven y David Teniers el Joven. Guirnalda de flores con las tentaciones de San Antonio. Óleo sobre tabla. 94 x 94 cm. Colección particular. Imagen cortesía Arthemisia España.
Jan Pieter Brueghel. Naturaleza muerta con flores. 1661. Óleo sobre lienzo. 97 x 78,5 cm. Colección particular. Imagen cortesía Arthemisia España.

El auge de la burguesía –tengamos en cuenta que, a mediados del siglo XVI, la ciudad de Amberes se había convertido en el nuevo centro económico de Europa– es otro de los factores clave para entender el éxito de este tipo de pintura de pequeño formato, apta para hogares relativamente modestos; pinturas en las que, además, se van a desarrollar progresivamente otros asuntos como las escenas de género, las alegorías, los bodegones y la mitología, y donde, además, será frecuente la colaboración entre varios artistas. Buen ejemplo de ello es Jan Brueghel el Joven (1601-1678), quien, a su regreso de Italia en 1625 tras el fallecimiento de su padre, se hizo cargo del taller paterno asistido por Pedro Pablo Rubens, gran amigo de la familia. Jan Brueghel el Joven colaboraría en años sucesivos con Joos de Momper o Hendrick van Balen.

Brueghel. Maravillas del arte flamenco, podrá visitarse en el Palacio de Gaviria hasta el 12 de abril de 2020, en horario de lunes a jueves y domingos de 10:00 a 20:00 horas, y los viernes y sábados de 10:00 a 21:00 horas. Para la ocasión se ha editado un catálogo que cuenta con varios estudios sobre expertos en la materia.