Lo mejor vendido en Goya fue la pintura italiana

Lo mejor vendido en Goya fue la pintura italiana

Destacó, además, la venta de dos libros de litografías de André Masson

Cuando en una cita sobresalen por encima del resto las artes decorativas y los textiles, como fue el caso de la última la semana pasada, poco espacio queda para la pintura y la escultura; de hecho, la oferta de esta cita en Goya era más bien breve en este sentido, como comentamos en el artículo de previos (leer). Y contra lo esperado, al final no destacó lo español; es más, no hubo interesados por el Paseo Miramar de San Sebastián de Juan Martínez Abades, ni por el buen gouache de Cecilio Plá, ni tan siquiera por las Flores de Francisco Lozano. Lo que triunfó fue la pintura antigua italiana, los old masters, aunque un tanto edulcorados pues no se trataba de grandes firmas sino más bien de seguidores. Y ese ha sido el éxito, obtener buenas ventas por obras de escuela…

La más destacada fue, sin duda, la Escena portuaria con arquitecturas y figuras (O/L, 49 x 68 cm; 30) de Escuela italiana del siglo XVII, que se vendió por los 6.000 euros iniciales; tarea nada fácil, por cierto, aunque calidad tenía. Ligeramente posterior, del siglo XVIII ya, la pareja de Vistas de puerto con palacio y figuras (O/L, con marco de época, 61 x 148 cm; 39 y 40) subió ligeramente cada una de ellas; de los 700 que se pedían en sus inicios, terminaron adjudicándose por 1.100 y 1.000 euros, respectivamente. Más interesante fue, sin duda, la puja por la pareja de Bodegones con piezas de orfebrería (O/L, 68 x 91 cm; 22), del círculo de Francesco Fieravino, el Maltese, siglo XVII ya, que pasó de 6.000 a 8.500 euros, en una disputada batalla. Por último, sorprendió un tanto la subida del Ecce Homo (temple/T, 43 x 30 cm; 21) del siglo XV, Escuela del norte de Italia, probablemente, que pasó de 2.000 a  4.500 euros.

De un coleccionista inglés debió ser la compra por 1.200 euros de Hilaire (O/L, 71 x 92 cm; 54), un caballo pintado por John Frederick II Herring, que partió de los 1.000 euros. En cambio, Bodegón de flores y frutas (O/L, 41 x 32 cm; 35), anónimo del siglo XVIII, que se ofrecía por apenas 300, no fue extraño que subiese a unos mucho más normales 1.100 euros.

En lo español, ventas menores y pocas sorpresas, todo sea dicho. Y así, la Inmaculada (O/L, 101 x 77 cm; 28), anónimo español del siglo XVII, se adjudicó finalmente por 1.800 euros, desde sus mil atractivos iniciales. No extrañó, como digo, la ligera subida por el Retrato de Fernando VII con el Toisón y la Orden de Carlos III (O/L, 67,5 x 53 cm; 45) del taller de Vicente López, que pasó de 1.800 hasta los 2.500 euros. Y por la salida, 1.200 y 1.500 euros, se vendieron los dos óleos de Vidal González Arenal, Charra salmantina con niño en un interior (O/L, 52 x 72 cm; 60) y Charros salmantinos en torno a una mesa (O/L, 83 x 111 cm; 61).

En cambio, no deja de llamar la atención la venta de las dos obras de André Masson: su Terre Érotique de diez litografías (106/150, 56 x 76 cm; 108) subió de 2.500 a 3.000 euros, exactamente lo mismo que las otras diez litografías de Mythologie Sexuelle (69/150, 76 x 56 cm; 109). Y es que un ejemplar del primero de ellos, salió a pujas en Rossini París en mayo de 2014 por 400 euros y no encontró comprador, y del segundo, en noviembre pasado se ofreció otro ejemplar por 600 euros en J.J. Mathias, Baron Ribeyre, Farrando Lemoine, París, y tampoco. Pues eso, buenas ventas. Daniel Díaz. @Invertirenarte