LAS VARIACIONES DE ESTHER FERRER EN EL PALACIO VELÁZQUEZ
El Museo Reina Sofía presenta desde esta mañana y hasta el 25 de febrero de 2018, la exposición Todas las variaciones son válidas, incluida esta. Se trata de una retrospectiva que recorre la trayectoria artística de Esther Ferrer (San Sebastián, 1937), pionera y una de las principales representantes del arte de la performance en nuestro país. Desde luego méritos no le faltan a Ferrer, una artista incombustible que tiene en su haber el Premio Nacional de Artes Plásticas de España (2008), el Premio Gure Artea para el fomento de las Artes Plásticas y Visuales (2012) o el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2014), entre otros.
La exposición cuenta con un marco incomparable, el Palacio Velázquez del Buen Retiro, que para la ocasión alberga una amplia sección de performances, instalaciones, trabajos objetuales, obras sonoras y otras series de la artista que recorren su trayectoria profesional desde los años sesenta del siglo pasado hasta la actualidad. A pesar de ello, su recorrido no sigue una cronología progresiva, sino que, en consonancia con el modo de trabajar de Esther Ferrer, invita al espectador a ideas y vueltas entre constelaciones; a caminar, escuchar, cuestionar; a experimentar y vivir sus variaciones, combinatorias; o a poner en movimiento y en transformación el cuerpo mientras suenan algunas de sus composiciones musicales.
Es precisamente ese carácter dinámico uno de los mayores atractivos de la muestra. De hecho, durante el desarrollo de la exposición, el público jugará un papel destacado, puesto que se le invitará a hacer “uso” y “activar” algunas de las performance expuestas como Huellas, sonido, espacios; Canon para 4 sillas; Un espacio es para atravesarlo; o Recorrer un cuadro de todas las formas posibles. Los visitantes más atrevidos podrán dejarse guiar por mediadores que a diario ejecutarán, siguiendo las partituras, algunas de estas performance.
Todas las variaciones son válidas, incluida esta gira en torno a la idea de Esther Ferrer de mostrar las ideas subyacentes que la han acompañado a lo largo de su carrera: la fragilidad, el movimiento, el ritmo, la serialidad o lo aleatorio. Todo ello se articula a través de las obras expuestas, con especial interés a una creada especialmente para la zona central del Palacio a partir de un nuevo dibujo de su reconocida serie Poemas de los números primos. En consonancia a lo anterior, en las salas laterales del Palacio se expondrán, a un lado, El tiempo pasa (los días), Autorretrato en el tiempo y Autorretrato en el espacio, obras todas ellas que constatan las diversas maneras de relacionar el tiempo, el espacio y la presencia. Y al otro lado, un conjunto de piezas de carácter objetual como El libro del sexo, L’uccello di Leonardo o Juguetes educativos, que subrayan la inclinación de la artista por la música, el absurdo y la crítica a la sexualidad normativa y a la dominación patriarcal.
La exposición ha sido comisariada por Laura Rassel y Mar Villaespesa, quienes incluyen una interesante conversación con la artista en el catálogo que la acompaña. En paralelo, se ha organizado, con el mecenazgo de la Fundación Banco Santander, un jugoso programa de actividades (ver aquí) que tendrá lugar durante el desarrollo de la muestra. El programa incluirá también conciertos, como Le fils de étolies, que será interpretado en la obra Piano Satie y Concierto ZAJ para 60 voces.
La práctica artística de Esther Ferrer se inscribe dentro de la corriente conceptual desarrollada en la década de los años 60 del siglo XX y está impregnada de las corrientes feministas de la época. Su carrera se inscribe en el seno del colectivo ZAJ, del que formó parte desde 1967 hasta su disolución en 1996. Asimismo, es destacable en su producción el influjo del movimiento Fluxus y en particular del compositor estadounidense John Cage, del que tomó actitudes como la importancia del proceso, el azar, los vacíos o los silencios.