Vassily Kandinsky. Dos óvalos. 1919. (Óleo sobre lienzo). Centre Pompidou Málaga.
LAS RAÍCES RUSAS DE KANDINSKY A TRAVÉS DE SU OBRA EN EL MUSEO RUSO DE MÁLAGA
Acompañada de la muestra anual que se va a hacer en el Museo Ruso de Málaga sobre la dinastía Romanov, hoy se abre Kandinsky y Rusia. Una muestra que presenta la faceta más espiritual del padre de la abstracción y la explicación de esta a través de sus raíces rusas.
La exposición se compone de 78 piezas, 29 de ellas procedentes del Museo Ruso de San Petersburgo y de otras colecciones públicas y privadas del país más extenso del mundo.
El recorrido principalmente nos enseña el trayecto que sigue el pintor a través del sentimiento y del espíritu para llegar a la abstracción. Camino que explica muy explayadamente en su libro por excelencia “De lo espiritual en el arte”, texto que provocó en su momento una verdadera revolución cultural. Las viejas tradiciones rusas participaban mucho de su inspiración, partían de un expresionismo que se trasformaba gradualmente en abstracción hasta crear este nuevo estilo que fue un giro de 360 grados en el arte.
Las obras, además de mostrar esta fundamental faceta del artista, develan también muchas otras no tan conocidas. Especialmente la influencia local y tradicional de su país en sus pinturas y viceversa. Kandinsky tenía sus raíces en Siberia y siempre fue muy interesado en tradiciones y creencias religiosas de esta región y de las del norte. Así descubría la forma de vida arcaica minimalista de estos pueblos remotos donde predominaba la sencillez de la naturaleza y los sentimientos inherentes al ser humano. De ahí empezó a interesarse por el concepto ziriano de ort que significa “alma”, “espíritu” y “espíritus buenos que pueblan el espacio aéreo”. Desde entonces comienza a escribir sobre el alma del ser humano en reflexión con el dolor y la maldad.
A medida que se desarrollaba su obsesión por el esta idea, fue elaborando sus filosofías sobre la prevalencia de lo espiritual sobre lo material. Configuró una nueva forma de entender el mundo y utilizó la obra de arte como base de sus reflexiones. Así fue influyendo en los artistas, músicos y poetas de su época en estas líneas de pensamiento. Por ejemplo Konstantin Korovin, destacado pintor impresionista ruso, que inspirado en su compatriota escribió una reflexión sobre el paisaje en la que decía: “El paisaje no tiene valor si sólo es bonito. En él tiene que haber una historia del alma, debe emitir un sonido que responda a los sentimientos del corazón”.
Lo emocional frente a lo natural fue difundiéndose con rapidez en la pintura de los siglos XIX y XX. El simbolismo empezó a ocupar un puesto importante en las tendencias del arte y surgían nuevas temáticas relacionadas con los milagros, las metamorfosis, las visiones etc. Pero definitivamente un punto de mira importante fue el folclore nacional. El amor a la vieja Rusia se deja ver entre las pinceladas de Kandinsky. Se sabe que solía transcribir los cuentos populares infantiles e ilustrarlos in situ en esas aldeas, lo mismo hacía con las canciones de los pueblos. Se puede decir que durante el siglo pasado y el anterior hubo una ola de interés por la historia nacional, la vida y las costumbres de los campesinos, la clase social más numerosa del país.
Entre las piezas más emblemáticas del artista más influyente del arte ruso de todas las épocas destacan Improvisación nº 11 (1910), Mancha Negra I (1912), Cuadro con orla blanca (1913), Cuadro con puntas (1919) y En blanco I (1920). Todas ellas denotan el ánimo y las inquietudes del artista, como en el caso de Cuadro con puntas, una composición abstracta que refleja su incomodidad con el régimen soviético opuesto a esa espiritualidad que profesaba Kandinsky. También, se pueden contemplar obras menos conocidas que el autor realizó sobre cristal, piezas tan frágiles en las que se puede observar cómo el vidrio está fracturado desde hace décadas.
Hasta el 16 de julio de 2017. Ana Robledano Soldevilla