LAS FLORAS DE GIUSEPPE ARCIMBOLDO VISITAN BILBAO
El Museo de Bellas Artes de Bilbao acoge hasta el 5 de febrero de 2018 una pequeña pero deliciosa exposición dedicada al genial pintor milanés patrocinada por la Banca March. Titulada Arcimboldo. Las Floras y la Primavera, cuenta con el aliciente de mostrar al público dos verdaderas joyas difíciles de ver. Nos referimos a las tablas de Flora y Flora meretrix, pintadas en 1589 y 1590 para el emperador Rodolfo II y que han permanecido en manos privadas desde que fueran sustraídas de las colecciones imperiales en el siglo XVII. No en balde, sólo han sido expuestas hasta la fecha en una ocasión en el año 2014, en la Fundación Juan March de Madrid.
La muestra pretende mostrar los originales de Giuseppe Arcimboldo conservados en España. Por ello, también están presentes la Primavera de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y dos copias contemporáneas del Otoño y el Invierno propiedad de la duquesa de Cardona que dimos a conocer recientemente en el número 36 de Ars Magazine (ver aquí). Asimismo y como señaló en la presentación de la exposición el director del museo, Miguel Zugaza, en Arcimboldo. Las Floras y la Privamera, el espectador podrá comprobar la vinculación del artista milanés con el mecenazgo artístico de varias generaciones de la casa de los Habsburgo, empezando por el emperador Maximiliano II, presente a través del retrato de Antonio Moro que ha prestado para la ocasión el Museo Nacional del Prado. A ellos se suman el de Felipe II, también de Moro, propiedad del Bellas Artes de Bilbao y la pareja formada por los archiduques Rodolfo –futuro Rodolfo II– y su hermano Ernesto propiedad de la reina de Inglaterra. Éstos fueron pintador por Alonso Sánchez Coello en 1567 cuando los jóvenes príncipes residían en la corte de Felipe II.
Completan la exposición un grupo de libros contemporáneos que ponen de manifiesto las fuentes literarias que pudo emplear Arcimboldo en la confección de sus “cabezas compuestas”. Y junto a ellas, dos publicaciones fundamentales, Il Figino de Gregorio Comanini (1590) y la explicación de las tablas de Vertumno y Flora publicada por Giovanni Gherardini en 1591 y dedicada al destinatario de las pinturas, Rodolfo II.
Para la ocasión se ha editado un catálgo que cuenta, entre otros, con un texto de Miguel Falomir, director del Museo del Prado y, en su apéndice, con la traducción al español de los poemas de Giambattista Fonteo dedicados a las estaciones y los elementos de Arcimboldo.
Giuseppe Arcimboldo (Milán, 1527-1593) se formó en su ciudad natal junto a su padre Biaggio, en la fábrica del duomo y en el entorno de los seguidores de Leonardo da Vinci. Sólo así se entienden sus profundos conocimientos sobre botánica, tan ligados al genial autor de La Gioconda. En 1562 se unió al sequito del archiduque Maximiliano de Austria –futuro Maximiliano II– por entonces de visita en Milán, dando así comienzo a una exitosa carrera al servicio de la corte imperial y que le llevaría a trabajar de continuo para tres emperadores, Fernando I, Maximiliano II y Rodolfo II. Para ellos realizó algunas de sus mejores “cabezas compuestas” que tanto fascinaron a sus comitentes hasta el punto de emplearlas como regalos de estado para con sus familiares y aliados políticos. Arcimboldo abandonó la corte imperial en 1587 y volvió a su Milán natal colmado de honores. Sería entonces cuando pintó, primero las dos Floras protagonistas de la exposición, y la pareja de una de ellas, el retrato alegórico de Rodolfo II como Vertumno.