LA MIRADA DE UNA GALERISTA, SOLEDAD LORENZO
Soledad Lorenzo (Torrelavega, 1937) ha sido una de las galeristas de arte contemporáneo más relevantes de nuestro país, desde la década de los 80 del pasado siglo hasta finales de 2012 cuando decidió hace cinco años cerrar la galería por el alto grado de exigencia que requería, y que ella misma había fundado en 1986. Previamente su andadura en el mundo del arte comenzó en la galería de Fernando Guereta, más tarde en Theo junto a Elvira González y Fernando Mignoni, aunque siempre le inspiró Juana Mordó.
En 2014, dos años después del cierre de su galería, Soledad Lorenzo decidió hacer un depósito temporal, con promesa de legado, de casi 400 piezas de 86 artistas, que ha ido reuniendo a lo largo de las casi cuatro décadas como galerista, aunque no con el afán del coleccionista. Ahora el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía quiere dar a conocer una amplia selección de las obras, dividida en dos exposiciones: Punto de encuentro y Cuestiones personales, ambas comisariadas por Manuel Borja-Villel y Salvador Nadales.
Manuel Borja-Villel, director del MNCARS, destacó durante la presentación la generosidad de Soledad Lorenzo y añadió que este importante conjunto de obras no sólo completará la colección del Museo sino que también permite establecer unos diálogos muy fecundos con muchos de los artistas reunidos. Salvador Canales, comisario de las dos exposiciones previstas, subrayó la pasión de Soledad Lorenzo y dijo que en las obras escogidas se verán las afinidades y contradicciones entre dichos artistas. Por último, Soledad Lorenzo, visiblemente emocionada, remarcó que nunca se había sentido coleccionista pero que había estado durante varias décadas muy cerca de la inteligencia de esos creadores: «estar en contacto con el talento directo de los artistas y haber sido un puente entre ellos y los coleccionistas me ha ayudado a transmitir un modo de mirar el mundo. Me siento una privilegiada y creo que el arte me ha transformado».
En la primera exposición, que se abrirá al público el miércoles 27 de septiembre y permanecerá abierta hasta el 27 de noviembre, se incluyen un total de 58 obras de 15 artistas españoles de tres generaciones que han transitado por diferentes caminos del arte en nuestro país, desde los años cincuenta hasta comienzos del siglo XXI. El título responde al espacio de encuentro entre el artista y los coleccionistas y el hilo conductor es ese sendero que aborda formulaciones espaciales y geométricas.
En el recorrido encontramos autores ya clásicos de la modernidad española como Pablo Palazuelo y Antoni Tàpies, que son referentes en la colección que poco a poco fue atesorando Soledad Lorenzo, junto a otros artistas muy vinculados a su trayectoria como galerista y que trabajan en diferentes formatos como Soledad Sevilla o el denominado Grupo Vasco (Txomin Badiola, Pello Irazu, Sergio Prego o Jon Mikel Euba), sin olvidar a creadores como Ángeles Marco, Pérez-Villalta o Juan Uslé, entre otros. Con muchos de ellos la galerista supo mantener lazos profesionales y personales.
La primera muestra se inicia con dos de las figuras más importantes del arte español a partir de la década de los años cincuenta y sesenta como se observa en las creaciones simbólicas de Antoni Tâpies y en el geometrismo singular de Pablo Palazuelo. De ambos se exhiben piezas tardías cuando los dos habían alcanzado su madurez creativa: Estora, 1994, del artista catalán, y Onda I del madrileño, que enlazan perfectamente con la secuencia geométrica que late en la composición de Soledad Sevilla, Belmont 1 (1980). Además encontramos el atrevimiento escultórico de Ángeles Marco o la propuesta de Jerónimo Elespe, que analiza el espacio.
De Guillermo Pérez Villalta se expone varias obras como El temporizador elíptico, con esa capacidad para la neofiguración y una perspectiva casi renacentista. El grupo vasco que conforman Txomin Badiola, Irazu, Euba y Prego, en ese fructífero diálogo entre lo escultórico y lo espacial, constituyó una de las apuestas sostenidas de Soledad Lorenzo la galerista cántabra, sin olvidar las obras de Ana Laura Aláez, Perejaume, Iñigo Manglano-Ovalle o la internacionalización de dos artistas de dos generaciones distintas: Juan Uslé o la de Adriá Juliá, a través de fotografía y video. Cuando se clausure Punto de encuentro a finales de noviembre se presentará Cuestiones personales, que va a centrar sus contenidos en el retorno a la figuración y las metamorfosis de la representación en las últimas décadas del siglo XX. Julián H. Miranda