LA MIRADA CRÍTICA E INSURGENTE DE UN POETA VISUAL, MARCEL BROODTHAERS

LA MIRADA CRÍTICA E INSURGENTE DE UN POETA VISUAL, MARCEL BROODTHAERS

LA MIRADA CRÍTICA E INSURGENTE DE UN POETA VISUAL, MARCEL BROODTHAERS

El belga Marcel Broodthaers (1924-1976) fue uno de esos creadores polifacéticos que, en menos de dos décadas, influyó decisivamente en los artistas visuales contemporáneos del último tercio del siglo XX y de las primeras décadas del siglo XXI. Ahora se puede ver en Madrid la retrospectiva más amplia dedicada a su obra, organizada por el Museo Reina Sofía y el MoMA de Nueva York, que tras su clausura en Madrid- donde ha contado con la colaboración de la Comunidad de Madrid- viajará a The Kunstsammlung Nordheim-Westfalen de Düsseldorf.

Marcel Broodthaers.

Los comisarios Christophe Cherix, jefe de conservación de Dibujo y Grabado del MoMA, y Manuel Borja-Villel, director del museo madrileño, han seleccionado alrededor de 300 piezas, entre obras y material documental, que ilustran la polivalencia creadora de Broodthaers a lo largo de su carrera, en la que cultivó la fotografía, la poesía y la crítica artística, y que cuando tenía 40 años comenzó a interactuar con las artes visuales: escultura, pintura o cine. En esos doce años de actividad creadora febril (1964-1976) se convirtió en una referencia entre los creadores internacionales por intentar dar respuesta a las grandes cuestiones en torno a la representación y la producción artística. Además de obras procedentes del MoMA han cedido obras  la Tate Gallery, la National Gallery de Washington, la National Gallery de Escocia, el MACBA o el Pompidou de París, entre otros.

En el acto de presentación su viuda Maria Cilessen agradeció el esfuerzo de los comisarios de la exposición, mientras el director general de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid, Jaime de los Santos, subrayó la modernidad de Broodthaers al que calificó de poeta, “un hacedor de obras”. Por su parte, los dos comisarios destacaron su capacidad de autorreflexión, su anacronismo y esa habilidad de Broodthaers para generar un lenguaje en los intersticios del arte.

Marcel Broodthaers. Pupitre à musique (Atril). 1964. Conchas de mejillón, yeso y pintura sobre atril de madera. 140 x 102 x 53 cm.

Desde sus tempranas obras compuestas  por mejillones o quizás moldes y las cáscaras de huevos, un elemento del que llegó a afirmar que “el mundo es un huevo. El mundo nació de la gran yema del sol”,  hasta su posterior museo ficticio (Musée d’Art Moderne. Département des Aigles) pasando por sus Décors, Broodthaers se mantuvo siempre con una posición única dentro del mundo del arte. A través de un planteamiento radical de los enfoques tradicionales de la poesía, el cine, la literatura o la propia exposición, el artista belga encontró su propia vía para desarrollar un trabajo que le permitió dar un punto de vista personal a los por entonces nacientes “arte pop” y “conceptual”, así como toda una estructura centrada en la crítica institucional.

Hay muchas aristas en el modo de mirar en el creador belga, pero quizás su enfoque crítico con los movimientos artísticos de ese período: el minimalismo o el nuevo realismo y ese modo de calificarlos como meros receptáculos convencionales de la vangurdia, junto a la capacidad de absorción del mercado para asimilarlos le ocupaban y le preocupaban. Una proposición constante fue la de examinar la función del arte en nuestra sociedad  y por eso la exposición del Reina Sofía permitirá seguir una evolución no lineal, llena de hallazgos, que recorre toda su producción y nos acerca a los significados de Broodthaers, un gran creador de metáforas que sigue el ciclo de la vida.

Marcel Broodthaers. Sin título(Tríptico). Cáscaras de huevo sobre tres lienzos pintados. Cada uno: 100 x 70 x 10 cm.
Marcel Broodthaers. Fémur de hombre belga.1964-1965. Fémur humano pintado. 8 x 47 x 10 cm.

El recorrido propuesto por los comisarios se inicia con  La entrada de la exposición (1974), una obra que simula una especie de  jardín con frondosas palmeras –referencia a los palacios de exposición de las ferias de arte del siglo XIX- que sirve de marco ornamental para una sucinta presentación de ediciones y fotografías de Broodthaers. Son una especie de decoraciones que recuerdan a los gabinetes de ciencias naturales del siglo XIX. Para él lo más importante era el contexto porque en cierto modo determinaba los significados de lo expuesto.

La fotografía y el cine

A Broodthaers le gustaba experimentar a través de la fotografía y el cine como se observa en su película La llave del reloj. Poema cinematográfico en honor de Kurt Schwitters), de 1957, en la que también incluye otra pasión como fue la poesía escrita casi 20 años antes. En su trayectoria encontramos una serie de símbolos. algunos asociados a la identidad belga, como los mejillones o las cáscara de huevos, el carbón o las patatas fritas, que a veces fueron marca que le identifican.

En la década de los 60 realizó varias exposiciones como la de la Galería Saint-Laurent de Bruselas, 1964, quizás elegida porque el pasillo que conducía a las obras expuestas estaba llenos de libros y que le servían para afirmar que las obras de arte eran simples objetos. La muestra continúa con tres recreaciones de otras tantas exposiciones más:  CortocircuitoEl cuervo y el zorro, una reescritura partiendo de la fábula de La Fontaine, que terminó siendo una película en 16 mm; y su homenaje al poeta Mallarmé,  a finales de los años 60, en la que colgí tres camisas negras y un extracto del poema Una tirada de dados jamás abolirá el azar escrito con tiza blanca. Finalmente quiso que el poema se saliera de la página y entrara en el mundo fisico.

A lo largo del recorrido se pueden observar diez películas que ahondan en la importancia de su faceta como cineasta, porque fue uno de los soportes que mejor utilizó para visualizar los espacios por lo que sentía interés  y porque quizás pensaba que este medio era un modo de prolongar el lenguaje.

Dentro de la alta exigencia de Broodthaers consigo mismo, en 1968 declaró que ya no era artista y se designó a sí mismo director de su propio museo, lo que dio como resultado un proyecto enigmatíco el Museo de Arte Moderno, Departamento de las Águilas, que cuestionaba los pilares y función de esos espacios en un ejercicio de disección que carece de precedentes. Esa sala constituye uno de los momentos álgidos de la exposición en Madrid. Durante cuatro años montó 12 presentaciones temporales individuales del museo en siete ciudades de Bélgica, los Países Bajos y Alemania que se dedicaron a distintos periodos, a formas artísticas por lo general mantenidas al margen  de las instituciones y coleccionistas, como el arte popular y el cine; a actividades administrativas, como la documentación y la publicidad, y a temas concretos, como el águila o la quiebra del propio museo. En la muestra podemos aproximarnos a varias secciones: Théorie des figures (una reintepretación de la Section Cinéma), la Section Financiere, o la Section Publicité. Broodthers concluyó el proyecto en el mismo momento en que recibió reconocimiento institucional, cuando la Section Publicité se incluyó en la Documenta 5 de Kassel, en Alemania, en 1972, en una exposición que puso en primer término del discurso artístico internacional las estrategias del arte conceptual.

Marcel Broodthaers. María. 1966. Vestido,percha y bolsa de compra impresa con cáscaras de huevo sobre lienzo imprimado. 112 x 100 x 12 cm.
Marcel Broodthaers. YZ. 1973. Tinta y aguada sobre tabla impresa. 30,5 x 40,5 cm

Más adelante podemos contemplar Las pinturas literarias, una innovadora apuesta a partir de lienzos imprimados y sin montar, clavados en la pared y colgados en cuadrícula, donde rinde un homenaje a escritores, músicos, filósofos y pintores; los Poemas industriales, pero también sus últimas creaciones como Décor. A Conquest by Marcel Broodthaers, donde abordó la relación entre la guerra y el confort, inaugurada en el Instituto Contemporáneo de las Artes de Londres en 1975;  Un jardín de inviernoconcebida un año antes para transformar  una sala del Palais des Beaux-Arts de Bruselas en un exuberante jardín de invierno para una exposición colectiva.

Y por último El ángelus de Daumier, donde figura, por ejemplo, el montaje original realizado en 1975 de Sala blanca, que sale por primera vez del Museo Georges Pompidou de París, y que es una reconstrucción del interior de la vivienda bruselense del artista, que él describió como  “una perfecta planta baja pequeño burguesa donde las palabras flotan”.  Una obra abierta que interactúa con el espectador como todas sus propuestas. Julián H.Miranda

Hasta el 9 de enero de 2017.

Marcel Broodthaers. La Salle blanche. 1975. Madera, fotografías, bombilla, pintura y cordón. 390 x 336 x 658 cm.