La galería Mayoral vuelve a Madrid con ‘Generación agridulce’

La galería Mayoral vuelve a Madrid con ‘Generación agridulce’

La exposición reúne a 16 artistas españoles de las generaciones millennial y Z con una temática que refleja conceptos y fenómenos culturales como lo cuqui, el síndrome FOMO, el poshumanismo o transhumanismo, el meme, el reguetón o el trap.

La galería catalana Mayoral regresa a Madrid con Generación Agridulce, que se podrá ver hasta el 11 de noviembre en la Fundación Carlos de Amberes. La muestra, comisariada por Juanfran Rueda, está dedicada a una generación que el comisario califica de agridulce; «incluye elementos festivos pero que, de fondo, traslucen tristeza o angustia».

En el recorrido se incluyen creadores de entre 25 y 35 años que pertenecen a este grupo. Ocho mujeres: Ana Barriga, Ela Fidalgo, Bel Fullana, Gala Knorr, Adriana Oliver, Cristina de Miguel, Vanessa Morata, Marria Pratts; y ocho hombres: Julio Anaya, Imon Boy, Javier Calleja, Rafa Macarrón, Edgar Plans, Juan de la Rica, Matías Sánchez y Miguel Scheroff.

“En el marco de la COVID-19 y la digitalización actual hemos observado la relevancia de una nueva generación de artistas, figuras con éxito en Asia y América, otras que emergen con fuerza… Tenemos la percepción de que algo relevante está sucediendo. Son autores que tienen elementos en común: a veces se trata de la misma edad y la estética, o bien de la voluntad de romper con el rígido statu quo; a veces comparten el sueño de cambiarlo todo», comenta Jordi Mayoral, director de la galería.

Gala Knorr. Hasta la vista Baby, 2022. Óleo y óleo en barra sobre lienzo. 110 x 140 cm
Rafa Macarrón. Playa, 2016. Acrílico y técnica mixta sobre aluminio. 142 x 297 x 5 cm
Vanessa Morata. Nine little monkeys, 2022. Óleo y aerógrafo sobre lienzo. 146 x 97 cm.

Generación agridulce aúna una serie de pintores españoles nacidos entre los años ochenta y noventa, pertenecientes por tanto a la era millenial y Z, que aún no tienen una visibilidad institucional en nuestro país, ni individual ni colectiva, a pesar de su calidad y del eco internacional que poseen muchos de ellos.

El componente agridulce está instalado en un universo deudor de las profundas crisis que han vivido estos jóvenes, atrapados entre la resaca de 2008 y la pospandemia, así como los conflictos democráticos, bélicos y energéticos actuales.

Utilizan categorías y conceptos como «cuqui», «hikikomori» –aislamiento social en el marco doméstico por culpa de internet, empleado como puerta al mundo–, síndrome FOMO –miedo a no poder participar de las muchas experiencias que ofrecen especialmente las redes sociales–, el poshumanismo y el transhumanismo, las mitologías populares actuales, el animalismo y el meme. También recurren a fenómenos culturales como el reguetón, el trap y el arte urbano, cuando no representan la voz principal.

Mayoral se fundó en 1989 y posee sedes en Barcelona y París. Habitualmente fomenta un programa expositivo que abarca desde el arte de posguerra con artistas como Tàpies, Chillida, Millares o Saura, hasta la contemporaneidad, representada por Macarrón, Oliver y Pratts.

Juan de la Rica. Dantzari stumbling, 2022. Óleo sobre lienzo. 97 x 130 cm
Adriana Oliver. The secrets that we keep. 2022. Acrílico sobre lienzo. 180 x 150 cm.