La Frick Collection no expondrá por el momento el retrato de Camillo Borghese
Nunca antes había causado tanto revuelo la adquisición de una pintura por parte de la Frick Collection. Si en diciembre de 2017 la institución anunciaba, con todos los parabienes, la incorporación a la colección permanente del retrato del Príncipe Camillo Borghese de François-Pascal-Simon Gérard, indicando que se trataba de la mejor adquisición de la Frick en los últimos treinta años, a finales de agosto de 2018 todo cambiaba. Y es que, como ya anunciamos en Ars Magazine (ver aquí), el gobierno italiano decidió revocar la licencia de exportación del cuadro, que hasta entonces había permanecido en manos de la familia Borghese.
Una vez adquirido, la Frick Collection anunció, a través de su página web, la presencia de la pintura en la exposición Luigi Valadier: Splender in Eighteenth-Century Rome, inaugurada el pasado 31 de octubre y que serviría para presentarla oficialmente. Las gestiones de la embajada italiana en Washington para impedir su exhibición en la muestra, comisariada por Alvar González-Palacios, han tenido sus frutos, y, como era de esperar, el cuadro forma finalmente parte de la exposición.
Recordemos que la pintura fue realizada en París en torno a 1810, ciudad en la que Camillo Filippo Ludovico Borghese, príncipe de Sulmona y de Rossano, duque y príncipe de Guastalla (Roma, 1775-Florencia, 1832), residía desde 1796. Allí se había casado con la hermana predilecta de Napoleón, Paolina Bonaparte (1780–1825), un matrimonio complejo pero que le granjeó un importante poder político en la Península Itálica, especialmente a partir de en febrero de 1808, cuando Napoleón lo puso al frente del gobierno de Piamonte, Liguria, Parma y Piacenza. El retrato lo representa por tanto en la cúspide de su poder, de ahí que se haya considerado desde entonces como la imagen más famosa y oficial del aristócrata italiano.
Mientras tanto. continúa proceso político en el que se han visto envueltos la pintura y, por consiguiente, la Frick Collection. La pregunta que ahora queda en el aire es si finalmente conseguirá recuperarla el Gobierno italiano o no. Veremos lo que sucede.