JARDINES, RINCONES Y LUGARES INÉDITOS DE LA ALHAMBRA
El Museo Arqueológico Nacional hace un recorrido visual por la ciudad nazarí a través de las fotografías del autor del siglo XIX Jean Laurent y el artista vivo Fernando Manso.
La Alhambra ha suscitado decenas de reacciones a lo largo de la historia. Hay quien ha llorado al despedirse de ella, como Boabdil; quien ha gozado durante su luna de miel, como Carlos V; y quien ha escrito un célebre libro mientras vivía entre sus muros, como Washington Irving. Durante generaciones, la ciudad palatina nazarí ha ejercido un magnetismo especial sobre todo aquel que la ha visitado, inspirando relatos, pinturas o composiciones musicales. El tiempo parece haberse detenido en este recinto cargado de historia y leyenda, de arquitectura islámica y de jardines, que ahora se puede descubrir en el Museo Arqueológico Nacional.
Una visión inédita de la Alhambra. Jean Laurent / Fernando Manso propone un recorrido visual por las dependencias del palacio y la fortaleza andalusí a través de 57 imágenes, tomadas a mediados del siglo XIX y en la actualidad. Pasado y presente se unen así en la exposición, gracias a la singular mirada de dos fotógrafos unidos por un nexo común: la máquina de placas. Porque, a pesar de los 150 años que les separan, tanto el autor romántico francés como el artista contemporáneo español recurren a la misma técnica, basada en la cámara analógica y en el revelado de negativos.
Jean Laurent (1816-1886) descubrió la Alhambra a mediados del XIX y en seguida quedó fascinado por sus arquitecturas islámicas, su riqueza ornamental y su caligrafía árabe. La curiosidad hacia ese mundo para él desconocido le llevó a diseccionar cada celosía, cada capitel y cada ventana con la precisión de un explorador, que encontró en su cámara su mejor aliado. El autor francés inmortalizó prácticamente todos los espacios del complejo, por eso no extraña que muchas de sus imágenes sirvieran para ilustrar los primeros manuales de arquitectura islámica.
Fernando Manso (1961) propone una mirada menos analítica pero más creativa. Fascinado igualmente por la fortaleza andalusí, se preocupa también por el entorno, la luz y los efectos cambiantes que afectan a cada rincón de la Alhambra. En 2012 pasó más de 500 horas entre sus dependencias y accedió a lugares restringidos normalmente al público. Primero dibujaba mentalmente la imagen y después disparaba la cámara. Daba igual que hubiese pasado una hora, un día o una semana, Manso solo disparaba cuando lo sentía. Así ha conseguido pintar con la luz cada instante, como ese de media mañana en el que los rayos de sol se filtran por los lucernarios del baño de Comares.
Los organizadores de la exposición han planteado un recorrido cronológico, que comienza con las 22 imágenes seleccionadas de Laurent en una pequeña sala, a modo de gabinete. Se trata de un primer acercamiento a la ciudad nazarí, que se complementa con 35 fotografías en gran formato de Manso, repartidas por el resto de habitaciones. La luz tenue, casi inexistente, y el ambiente tranquilo, invitan al espectador a pasear por el museo madrileño igual que lo haría por el Patio de los Leones o el Generalife. Aunque, en esta ocasión, sin turistas.
La exposición, organizada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en colaboración con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, podrá visitarse hasta el 17 de mayo. Sol G. Moreno