Ida Vitale junto a Alfredo Pérez Armiñan, presidente de Patrimonio Nacional yv María Angelkes Serrano, vicerrectora de Internacionalización de la Universidad de Salamanca
IDA VITALE GANADORA DEL XXIV PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA IBEROAMERICANA
Cuando a las 6 de la mañana sonó en su casa de Austin (Texas), en donde vive desde 1989 eltimbre del teléfono y escuchó que una voz desconocida le decía que acababa de ganar el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Ida Vitale pensó que era una broma. Porque cuando escribe- explica ante un grupo de periodistas reunidos en el Palacio Real en Madrid, a donde ha venido a recogerlo de manos de la Reina Sofía, “nunca piensa en ganar alguno, sólo en el placer de la escritura”. Ida Vitale poeta, uruguaya de nacimiento, une a la sabiduría de sus 93 años, una gran humanidad que entrelaza con una pizca de ironía y buen humor. “De salud bien, mientras no llegue una epidemia”- responde si se le pregunta por su estado físico. Y si no encuentra la palabra que quiere pronunciar en el breve discurso de presentación que improvisa, no tiene reparo alguno en acudir con un gesto a su hija o a su marido, el también poeta Enrique Fierro, que en primera fila, se la faciliten.
“El Premio, que cubre todo el área iberoamericana con sus dos lenguas, es importante por quienes lo reciben y se engrandece con los premiados. El galardón se lo lleva el público” -según palabras de Alfredo Pérez de Armiñan, presidente del Patronato Nacional. Desde 1992 en que cayó en manos del chileno Gonzalo Rojas hasta hoy 2015 que lo ha sido en las de Ida Vitales, la lista de ilustres poetas es muy buena: Pere Gimferrer, José Manuel Caballero Bonald, José Antonio Muñoz Rojas, Álvaro Muris, José Hierro, Mario Benedetti, Fina García Marruz, Antonio Gamoneda, Sophía de Mello Breyner…
Ida Vitale (el nombre lo heredó de una tía) que empezó a escribir –dice – porque en su casa nadie lo hacía y por curiosidad “nunca por la consecuencias que pudiera tener más allá”,está considerada y valorada como una gran autora. Es una poeta prolífera, versátil y múltiple que no lo es de una sola poética, autora de una poesía que, la antóloga María José Bruña, define como “inmediata, viva, inteligente y muy elaborada en el plano intelectual”; y el jurado la precisa, como “poeta sensible, contemporánea, de naturaleza viva y actual con un lenguaje bello e integro”. Siempre sintió una especial fascinación por la naturaleza, la botánica, los libros y los animales.
Pertenece a la generación del 45 junto a Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Carlos Maggi. Su maestro fue José Bergamin, conoció a Juan Ramón Jiménez, Octavio Paz y ha traducido a distintas lenguas a poetas, historiadores, pensadores y dramaturgos ( Pier Paolo Pasolini, Pirandello, Simone de Beauvoir…). Su vida no transcurrió tranquila y si azarosa. Vivió intensamente. Su primer marido, el ensayista Ángel Rama, murió en un accidente de aviación, en Barajas. Dio clases de literatura en Montevideo, mientras no dejaba de escribir. Se exilió a Méjico durante la dictadura militar que gobernó su país. Trabaja para revistas y períodicos. En Méjico, precisamente, publicaría más tarde, en 1988, su obra poética casi completa, bajo el título de Sueños de la constancia. De regreso a Uruguay, dirige la página cultural del seminario “Jaque”. Su primer libro, La luz de esta memoria, se edita en 1949. Vendrían luego Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Paso a Paso ( 1963),Oidor andante (1972) hasta Mella y Criba, de2010.Su dedicación a la poesía no le hizo olvidar la prosa poética, como muestra en Donde vuela el camalón. Está en posesión de otros varios Premios Internacionales.
Todos los poemas elegidos con motivo del Premio para esta antólogica Todo de pronto es nada lo han sido entresacados cuidadosamente de cada una de sus obras por orden cronológico. El título es sólo el último verso de su poema Encuentro y pérdida que responde a lo que la antóloga María José Bruña llama “ la pulsación barroca de Ida,” no en vano Góngora figura entre sus autores queridos.
No dudó Ida Vitale, al final del acto, en recitar algún poema. Eligió Hojas Naturales de entre sus Poemas inéditos en el que habla de hojas de árbol, papel y lápiz “una hoja como de árbol, vivaz y renaciente que destilase savia y no inutil tristeza y no fragilidad, disoluciones…capaz de iluminarme, llevándome al pasado por una ruta honesta”. Maria Pura Ramos