Historias de sangre, conquista y nácar en La Galería
Dos enconchados procedentes del Museo de América han llegado a las Colecciones Reales como invitados de honor para colgar en la Sala de los Austrias. Ambas pinturas relatan las peripecias de Hernán Cortés en México y su mayor atractivo es la técnica con la que están hechas: incrustaciones de nácar sobre tabla.
Apenas se han movido cuatro kilómetros de distancia, pero el contexto donde ahora se exhiben es completamente distinto. Los dos enconchados que llegan como obra invitada a la Galería de las Colecciones Reales vienen a completar un viaje por la historia del imperio español, que se expandió hasta América en los albores del descubrimiento –desde nuestro punto de vista europeo– y dio origen a uno de los momentos más ricos culturalmente hablando.
Se trata de un par de óleos sobre tabla que habitualmente cuelgan del Museo de América como uno de los ejemplos más singulares y exquisitos que dio el Virreinato de Nueva España del siglo XVII, cuando confluyeron el arte Namban de Japón, la pintura al óleo europea y la identidad criolla. Toda una rareza hecha a base de veladuras y delicadas láminas de nácar de la que solo se conservan 300 ejemplares en todo el mundo.
Acaban de llegar al museo dependiente de Patrimonio Nacional como parte del programa “La obra invitada”, por eso hasta el 15 de septiembre colgarán de la Sala de los Austrias. Tendrán que competir –o dialogar, según se mire– con un tapiz y una armadura real que no hacen sino reforzar la importancia de la monarquía española durante los siglos XVI y XVII.
El par de piezas recién llegadas a La Galería forma parte de un conjunto de seis enconchados (se han seleccionado el primero y el último de la serie). Narran la historia de la Conquista de México desde el punto de vista de un militar español –Bernal Díaz del Castillo–, de ahí que algunos relatos sean algo exagerados y exaltados, como ese que reza «A. comen los indios carne de españoles y tienen asco»
En realidad, cada tabla aglutina decenas de pequeñas escenas que se reparten por la composición, debidamente identificadas con letras para poder ‘leer’ visualmente cada una de ellas, gracias a los subtítulos explicativos escritos en la zona inferior del cuadro.
La primera de ellas describe, en la parte central, el desembarco de Hernán Cortés en Veracruz y muestra su alianza con el ‘Cacique gordo’ totonaca. Aparece también una mujer que ha pasado a la historia por su papel como mediadora: Malinalli/Malinche, la única indígena capaz de hablar náhuatl y maya para poder traducir al padre Aguilar, quien a su vez dominaba el maya y el castellano. Pues así fueron los primeros encuentros entre el conquistador y Moctezuma: en tres idiomas.
La segunda tabla muestra la conquista definitiva en 1521 de Tenochtitlan, capital del imperio mexica. Aquí se ve, por ejemplo, a los soldados españoles derribando ídolos aztecas (representados como dragones o seres demoníacos).
Hay tal cantidad de detalles, que es necesario acercarse mucho para apreciarlos todos. Quizá por eso, la Galería de las Colecciones Reales ha creado un microsite propio para poder recrearse con el trabajo tan minucioso llevado a cabo por los autores.
¿Y quiénes fueron? Pues aunque las tablas están sin firmar, es muy probable que salieran del taller de Miguel y Juan González, dos artistas especialistas en la técnica del enconchado, cuya peculiaridad son esas irisaciones y brillos que el nácar provoca. Debieron de aprenderla de su padre Tomás, mencionado en las fuentes como «pintor de naque» –una técnica de lacado– y de origen asiático (se desconoce si fue japonés, chino o filipino).
Durante la presentación de esta nueva obra invitada, el director de La Galería, Víctor Cageao, se felicitó de poder acoger ambos enconchados, “que complementan nuestro discurso museográfico, además de reforzar el vínculo entre España y América”. Igual de satisfecho se mostró Andrés Gutiérrez, director de la entidad vecina y prestadora, quien considera que estas piezas “son el testimonio del intenso contacto cultural entre América, Asia y Europa”. Sol G. Moreno