Gregorio Fernández y Martínez Montañés, frente a frente

Gregorio Fernández y Martínez Montañés, frente a frente

La catedral de Valladolid acoge una exposición dedicada a ambos escultores organizada por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, la Fundación Las Edades del Hombre y el Arzobispado de la ciudad castellana.

Vista de sala de la muestra celebrada en la catedral de Valladolid.

En los primeros años del siglo XVII –el Siglo de Oro español– surgen dos escultores decisivos en la escuela castellana de Valladolid y en la andaluza de Sevilla. Ellos serán los responsables de conducir el manierismo imperante hasta un barroco naturalista que llevaría a la imaginería española a uno de sus momentos más brillantes.

Gregorio Fernández y Juan Martínez Montañés no se conocieron. Tampoco hay datos que se refieran a intercambios artísticos entre ellos o de sus discípulos. Pero ambos supieron crear un lenguaje decisivo. De su genialidad beberán generaciones de escultores hasta bien entrado el siglo XIX. Es lo que tienen los maestros: perduran en el tiempo y en la memoria.

Hasta el 2 de marzo de 2025, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, la Fundación Las Edades del Hombre y el Arzobispado de Valladolid exhiben en la catedral de Valladolid la muestra Gregorio Fernández y Martínez Montañés: el arte nuevo de hacer imágenes que tiene como eje central las figuras de los dos escultores.

A través de casi 70 piezas la exposición ofrece la posibilidad de comparar las obras de estos dos maestros, permitiendo calibrar su lenguaje propio y la interpretación que cada uno hizo de la nueva estética barroca que empezaba a imponerse.

Para la muestra se ha creado una arquitectura efímera en la catedral que permite la comparación de piezas y conocer los recursos y soluciones que usaron ambos maestros.

Aunque no se aportan grandes novedades historiográficas ni científicas, se facilita la contemplación de unas calidades que resultan difíciles de apreciar en sus lugares de origen.

La sección El origen de dos estilos, establece el contexto de las ciudades donde se desarrollan los dos estilos e incluye documentos de los nacimientos de los artistas y sus primeros encargos, así como algunas obras de otros autores contemporáneos.

El traslado de la Corte a la urbe castellana sirve de presentación a la sección Hacia la configuración del naturalismo. Mientras tanto, Sevilla sigue siendo la ciudad más floreciente de toda España.

El Ecce Homo de Gregorio Fernández de la Parroquia de San Nicolás en Valladolid y el San Cristóbal de Juan Martínez Montañés del Salvador de Sevilla, recuerdan la importancia de ambas ciudades.

Junto a ellos destacan el San Gabriel Arcángel de Gregorio Fernández de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Tudela de Duero (Valladolid), entre otras piezas.

Gregorio Fernández. Grupo del Descendimiento. Hacia 1623-1624. Iglesia de la Santa Vera Cruz, Valladolid.
Juan Martínez Montañés. San Bruno. 1634. Museo de Bellas Artes, Sevilla.

El resto de la muestra se organiza en torno a secciones como Fieles a Trento; Historia de la Salvación, La grandeza de María y Modelos de Santidad en la que las imágenes se suceden en torno a estos grandes temas.

Algunas de estas esculturas no son fáciles de ver, como el Crucificado de los Valderas de Gregorio Fernández que se conserva en la parroquia de san Marcelo en León; o la Inmaculada de Juan Martínez Montañes del convento de Santa Clara en Sevilla; o el San Miguel de Gregorio Fernández de la iglesia Colegial de San Miguel Arcángel en Alfaro (La Rioja).

Finalmente, en Los grandes modelos muestran las composiciones de pasos procesionales, crucificados, yacentes y distintas iconografías de santos y santas que ya forman parte para siempre de la Historia del Arte.

Hay que reconocer que Montañés sale reforzado de su enfrentamiento con Gregorio Fernández, pero resulta también sorprendente en este careo comprobar la influencia que ambos dos dejaron en sus seguidores y discípulos.

Una huella que comparten en esta muestra con sus policromadores y doradores gracias a las nuevas investigaciones en curso que se están publicando de nuestra escultura del Siglo de Oro.

Gregorio Fernández. Ecce Homo. Hacia 1620. Museo Catedral Valladolid.