Grabados del Museo de Bellas Artes de Bilbao en Durango

Grabados del Museo de Bellas Artes de Bilbao en Durango


El Museo de Arte e Historia de Durango acoge desde el pasado fin de semana la exposición Pinturas traducidas. El grabado de reproducción en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, dentro del Festival Internacional de Grabado y Arte sobre Papel (FIG) de la capital vizcaína, que este año alcanza su séptima edición y que culminará con la feria que se celebrará en el Palacio de Euskalduna del 15 al 18 de noviembre. Esta muestra, que reúne cerca de 40 grabados seleccionados por el comisario y  jefe del departamento de Colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Javier Novo, constituye una buena representación de la tipología de este tipo de grabados, entre los fondos que atesora el museo bilbaíno y además supone un esfuerzo por descentralizar algunos de los eventos fuera de Bilbao y ser contemplados en la villa de Durango.

En el acto de presentación estuvieron presentes, junto con el comisario, Aitziber Irigoras, alcaldesa de Durango; Garazi Arrizabalaga, directora del Museo de Arte e Historia de Durango; Iñaki Alonso, presidente de FIG Bilbao; Roberto Sáenz de Gorbea, director de FIG Bilbao;  y Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Hasta ahora la colaboración entre el FIG y el Museo de Bellas Artes de Bilbao había permitido presentar monográficas dedicadas a Giovanni Battista Piranesi (2012); Mimmo Paladino (2014) y Lucas van Leyden (2015);  colectivas sobre el grabado en Cerdeña (2013), la Colección Vivanco (2016) y el grabado en color en la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao (2017).

Y ahora se podrá ver la evolución del grabado de reproducción a través de piezas de Cézanne, Hogarth, Solana, Iturrino, Bacon, Saura, Tàpies, Isabel Baquedano, Arroyo o Mari Puri Herrero, entre otros. Muchos de los grabados se corresponden con pinturas, pero a veces con dibujos o esculturas, incluso de otros grabados y fotografías, como se observa en el Retrato de Carlos de Haes, grabado por Ignacio Suárez a partir de una foto del pintor de la que sólo copió el busto.

Hieronymus Wierix (Amberes, Bélgica, 1553-1619). El juicio final, c.1582. A partir de la obra Martín de Vos (Amberes, Bélgica, 1532-1603). Aguafuerte sobre papel, 258 x 204 mm (huella); 273 x 204 mm (papel recortado).
William Hogarth (Londres, 1697-1764). La taberna, tercera estampa de la serie La carrera del libertino, 1735 (3er estado, principios de la década de 1740). Aguafuerte y buril sobre papel avitelado, 360 x 412 mm (huella); 388 x 453 mm (papel).

Aunque el grabado ofrece numerosas posibilidades, el de reproducción surgió en Italia en el siglo XVI para difundir modelos visuales que servían de referencia a los artistas. A veces reflejaban fielmente pinturas de los grandes maestros de la pintura como el que hizo Volpato en 1775-1784 a partir de una obra de Rafael en 1514-1515, El incendio del Borgo, o una anterior de Hieronymus Wierix, que representa inversamente, El juicio final, dibujado por Martin de Vos.

Posteriormente con la Ilustración se incentivó este tipo de grabado como se puede ver en el recorrido con dos obras de Manuel Salvador Carmona y Manuel Esquivel, basadas en otras de Mengs y de Tintoretto, respectivamente. Y en otros momentos, son los mismos artistas los que hacen grabados en relación con sus propias obras como el caso del aguafuerte de Iturrino La fiesta en el pueblo, una interpretación libre de un óleo suyo, y otro de Gutiérrez Solana, Mujeres de la vida, donde el pintor modificó el número de personajes incluidos en el cuadro homónimo que pintó en 1915-1917, también propiedad del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Manuel Esquivel de Sotomayor (Madrid, 1777-1842). Retrato de un asiático, c. 1818 – 1820. A partir de la obra de Tintoretto (Venecia, 1518 – 1594). Talla dulce, aguafuerte y buril sobre papel avitelado, 428 x 280 mm (huella); 632 x 480 mm (papel).

El comisario ha dividido los 37 grabados el contenido de la exposición en dos espacios. El primero de ellos, organizado cronológicamente, reúne ejemplos anteriores al siglo XIX. Por un lado, obras cuya estampa se produjo poco después de la imagen original. Hasta esa fecha, diversas inscripciones incluidas en el grabado –habitualmente latinismos como “pinx(it)” (pintó), “invent(it)” (ideó), “sculps(it)” (grabó), “delin(eavit)” (dibujó), “fec(it)” (hizo) o “exc(udit)” (editó)– aportan información sobre la autoría del maestro grabador y de la obra precedente llevada a la estampa. Esta estrecha relación entre la obra original y su versión grabada se extendió con éxito hasta el siglo XIX.

Además se presentan otras ejecutadas a partir de obras de épocas anteriores al grabador. Este procedimiento surgió en el siglo XVII y se desarrolló ampliamente durante el XVIII, que apreciaba los logros de los maestros del Renacimiento y del Barroco, y se vio favorecido por las mejoras técnicas de los sistemas de estampación. También en el siglo XVII, se pusieron de moda los grabados que efigiaban a personajes importantes: eclesiásticos, aristócratas y, como sucede en el Retrato de Joahn Golling realizado por Jacob van Sandrart, un comerciante afincado en la villa de Bilbao como fondo, siguiendo un cuadro desaparecido del pintor vitoriano Martín Amigo.

En esta primera parte habría  que reseñar que, a partir del siglo XIX, y a pesar de que el grabado se consagró como obra artística independiente, la irrupción de nuevas tecnologías de reproducción de imágenes vinculadas a la fotografía, así como la multiplicación de publicaciones de arte ilustradas y la proliferación de empresas gráficas y comerciales contribuyeron al auge de este tipo de grabado.

Y así entre los 13 artistas representados en este ámbito cabe destacar a  Wierix, Jacob von Sandrart, William Hogarth, Johan Georg Wille, Giovanni Battista Volpato, John Raphael Smith, Jean François Janinet, Francesco Bartolozzi, Manuel Salvador Carmona y Manuel Esquivel de Sotomayor, entre otros.

El segundo ámbito de la exposición se centra en el grabado de reproducción que, desde finales del siglo XIX y hasta la actualidad, ha sido empleado como medio de experimentación artística y como punto de encuentro entre el grabado y la pintura.  Y entre los 24 artistas representados no faltan nombres como Ignacio Suárez Llanos, Francisco Iturrino, Ricard Canals, José Mongrell, José Gutiérrez Solana, Oskar Kokoschka, Abel Martín, Equipo Crónica, Doroteo Arnáiz, Luis Fernández, Antonio Saura, David Hockney, Larry Rivers, Alfredo Alcaín, Isabel Baquedano, Manolo Valdés, Eduardo Arroyo, entre otros, además de los que se mencionan a continuación.

Las nuevas técnicas facilitan el proceso y la calidad del resultado, tal y como se aprecia en las litografías de Picasso, Bacon y Tàpies. Se trata, además, de un tipo de grabado que revela aspectos relacionados con el proceso y análisis de la propia producción de un artista, como sucede en los grabados realizados por Hernández Pijuan, Jesus Mari Lazkano o Mari Puri Herrero. En ocasiones, puede llegar a subvertir la concepción tradicional del grabado de reproducción al emplear la estampa como precedente de la obra pintada, tal y como sucede a comienzos del siglo XX en la litografía en color Los pequeños bañistas de Paul Cézanne, que precede tres años al lienzo Groupe de sept baigneurs, de 1900, perteneciente a la Fundación Beyeler (Suiza). Julián H. Miranda

Paul Cézanne (Aix-en-Provence, Francia, 1839 – 1906). Les petits baigneurs (Los pequeños bañistas), 1897 (tercer estado). Litografía en color sobre papel China adherido a cartón, 219x268 mm (huella recortada); 288 x 334 (cartón).
Isabel Baquedano (Mendavia, Navarra, 1936 – Madrid, 2018). Sin título, de la carpeta Seis pintores españoles contemporáneos, 1982. Serigrafía sobre papel, 487 x 645 mm.
Eduardo Arroyo (Madrid, 1937 – 2018). Beethoven, 1995. A partir de la obra de Joseph Karl Stieler (Maguncia, Alemania, 1781 – Múnich, Alemania, 1858). Serigrafía sobre papel Velin Arches, 501 x 501 mm (huella); 601 x 601 mm (papel).