Fer Francés: «Los NFTs han dado muy mala imagen al mundo del arte»
Hace casi tres años, después de una década de colaboración con Javier López, inauguró en Carabanchel VETA, la galería más grande de Madrid. Ese tiempo ha bastado para demostrar que su apuesta por el floreciente barrio de los artistas fue acertada. A su proyecto expositivo se han sumado estancias de los artistas representados por Francés y un abarrotado calendario de ferias internacionales.
Hablamos con él en pleno comienzo de la nueva temporada, con tres muestras simultáneas –dos monográficas de Maciej Kość, Abraham Lacalle y la colectiva The fire keepers con Eduardo Sarabia y Lorena Peña–, durante su participación en Frieze Sculpture en Londres con la obra de Teresa Cromati y a tan solo una semana del comiendo de Estampa en Madrid.
*¿Cómo ha cambiado el proyecto de VETA y el barrio en estos tres años?
* La verdad es que con el ritmo que llevamos de ferias y exposiciones miramos poco hacia atrás. Aunque fuimos de los primeros en llegar a Carabanchel, antes de nosotros estaba Sabrina Amrani y un par de otros espacios de exposiciones.
* ¿Qué os trajo aquí?
* Queríamos aportar una energía jovial al mundo galerístico de la ciudad, esto después del proyecto que compartí con Javier López y gracias los artistas con los que trabajamos y la programación que defendemos. Otros compañeros de profesión han entendido lo que queríamos dar al barrio. Estamos muy contentos de que ahora haya un circuito de galerías.
* Además estáis con una ampliación del espacio…
* Sí, es el solar contiguo, que es donde empezamos a programar en un principio. El proyecto es de RCR arquitectos.
* Es un mérito traer a unos ganadores del Pritzker a esta zona de la ciudad.
* Es un sueño. Pero es un proyecto muy vivo. Contar con alguien de esa envergadura también supone más presión. Estamos dando muchas vueltas para que sea lo mejor posible.
* ¿Y qué será?
* Seguiremos con nuestro modelo actual. No se trata solo de hacer exposiciones para vender a las cuatro instituciones en España que compran y entrar en las bienales y demás. Defendemos un programa que ayuda a que se incorpore gente nueva al sistema del arte.
* ¿En qué sentido?
* Cuando el público general entra por la puerta puede, aunque no entienda mucho, apreciar la estética de nuestra propuesta. Es algo que nos distingue. RCR nos puede ayudar no solo a hacer exposiciones en un espacio con toque industrial sino tener la opción de salas neutras y pulcras. La idea es tener las dos opciones.
* O sea que va a ser un edificio insignia, no una rehabilitación de un espacio industrial.
* La estructura original de la nave se mantiene, de hecho, se puede ver por la demolición. Es lo que me atrajo desde el principio. Los espacios que la acompañarán serán más especiales, pero esa la vamos a mantener con sus lucernarios de fábrica orientados al norte. Tal y como es, es perfecta. Tiene techos de cuatro metros y medio, una pared frontal de diez metros para la apertura…
* ¿Ampliaréis también vuestro programa de residencias?
* Sí. Es un proyecto muy vivo. Ahora justo se acaba de ir Maciej Kość y en noviembre vendrán otros dos artistas.
* ¿Qué os aportan estas estancias?
* Nos permiten defender un galerismo diferente del actual. Hoy en día el sistema del arte se ha deshumanizado mucho, en parte por las Redes Sociales. Yo sigo creyendo en la manera antigua de hacer las cosas. Mis grandes referentes son Vollard y Kanhweiler. Ahora los galeristas jóvenes internacionales conectan de manera menos seria con los artistas similares a los nuestros. No existe tanto compromiso como antes y yo me dedico a esto precisamente para tener esa relación cercana. Es algo que no se puede perder.
* Y en cuanto al apoyo institucional, alguna vez has hablado de la rivalidad entre lo minimal y lo más plástico, ¿habrá un cambio de ciclo con Manuel Segade en el Reina Sofía?
* Antes de que se supiese quién iba a ser el nuevo director, hicimos una porra y teníamos fe en que fuese él. Es una persona sensata y ciertas reflexiones que ha hecho sobre lo que había venido haciendo el Reina van a facilitar que la pintura también tenga su sitio dentro del museo. Contar con el apoyo institucional viene muy bien a la disciplina. Pero el cambio ya estaba sucediendo. Muchas galerías que antes se preocupaban únicamente del minimal ahora llevan también figuración. Sí que veo que nuestra apuesta está teniendo su repercusión.
* Además la pintura es muy accesible para que compren los coleccionistas, no tanto las instalaciones…
* Sin duda. Eso ayuda mucho. Pero además siento devoción por la pintura. Yo soy coleccionista de lo que exponemos.
* También es accesible para los artistas, que con menos medios pueden crear.
* Sí, aunque digo siempre que cualquier artista puede pintar, pero no cualquier artista puede ser pintor. Los creadores que tienen esa reverencia por esa disciplina y por la historia del arte, rara vez se interesan en otros ámbitos. El problema viene cuando los comités de las ferias te piden que tengas un poco de todo: un fotógrafo, alguien que trabaje con archivos, un vídeo artista… Esas personas consideran que lo que hacemos es solo “vender cuadros. Es una opinión válida, pero para mí el amor por la pintura es el más puro dentro de las artes. Por ejemplo, la manera en la que los fotógrafos tratan sus obras es muy diferente a como lo hacen los pintores.
* ¿Con los coleccionistas es lo mismo?
* Sí. Son grandes apasionados. No se trata de que puedan poner los cuadros más fácilmente en sus casas, el purismo se puede encontrar en todas partes. Hay gente entusiasta del minimal que quiere dar una imagen de sí mismo a través de obras más sesudas o intelectuales, pero también los hay que se dejan guiar por un corazón que les conduce a la pintura.
* Y vosotros que trabajáis mucho en ferias asiáticas, ¿qué diferencia a los compradores de allí de los europeos o americanos?
* Lo mismo de lo que estaba hablando. Siento un choque cultural bastante fuerte cuando voy a Corea. Puedes llevar allí a una feria a alguien como Manuel Ocampo, que para mí es un peso pesado de la historia del arte contemporáneo, y lo que te preguntan es cuál ha sido su ltimo resultado en subasta. Es una decepción. Asia se ha convertido en eso en los últimos 10 años. Entienden el arte como inversión, y rápida. Compran para revender y eso es difícil de controlar. Es algo nuevo.
* El otro día el Financial Times publicó un artículo demoledor sobre la difícil situación financiera de Sotheby’s causada, entre otras cosas, por los precios inflados del ultra contemporáneo ¿es el final de esta tendencia?
* Es que hace una década las casas de subastas tenían sus fechas clásicas y ya. Había cuatro momentos fuertes al año, pero ahora es continuo. Y más aún con las ventas online. Las subastas están haciendo mucho daño. Las grandes galerías, las que venden a partir de seis cifras, también se han dado cuenta de la rentabilidad de trabajar con artistas muy jóvenes. Esto afecta mucho a las galerías medianas.
*¿Lo habéis notado vosotros?
* Ha sido un tiempo inestable en general. Antes de la COVID-19 hubo una ola de nuevos coleccionistas y justo después salieron los NFT. Yo nunca me metí con ese tema, pero la burbuja y el esquema piramidal que trajeron consigo hizo pensar a algunos que se podía hacer lo mismo con el arte tradicional. Los NFT han dado muy mala imagen al mundo del arte. También hay otros factores, la economía mundial no está ayudando nada, tampoco que los transportes desde el comienzo de la guerra de Ucrania sean un 40% más caros…
* También la ralentización de China ¿no?
* Sí, tienen una grave crisis del ladrillo, aunque acaban de aprobar un nuevo paquete de medidas, a ver qué pasa. Estados Unidos también está tocado. Y el mercado se ha saturado. Hay muchas galerías, muchos artistas… Para abrir una galería no se necesita gran cosa: un local y conocer a creadores. Mantenerlas es otro asunto. Las crisis ponen las cosas en su sitio.