Expresionismo y danza frente a la cámara de Barbara Morgan
El Museo del Romanticismo recupera la figura de la autora estadounidense a través de una treintena de imágenes que inmortalizan el gesto y la belleza de las coreografías contemporáneas. La exposición ofrece también varios fotomontajes y un vídeo de esta renovadora de la fotografía que ahora se da a conocer en Europa de la mano de PHOtoESPAÑA.
Cuando el MoMA organizó en 1972 una exposición individual sobre Barbara Morgan (Buffalo, 1900 – Nueva York, 1992), ya la presentaba en el catálogo como «una de las fotógrafas más destacadas e innovadoras de este país». Entonces era una autora reconocida y con una trayectoria de cuatro décadas a sus espaldas, sin embargo en la actualidad es prácticamente desconocida en Europa.
Precisamente por eso, el Museo del Romanticismo y PHOtoESPAÑA han querido rescatar esta figura clave de la vanguardia estadounidense a través de Barbara Morgan: gesto, danza y expresionismo. Una treintena de fotografías de baile contemporáneo tomadas entre 1930 y 1940, diversos fotomontajes y dibujos de luz procedentes de la colección de Javier Astudillo se exponen hasta el 26 de septiembre en la sala temporal del museo madrileño. Resumen la trayectoria de una autora obsesionada por el movimiento, ya fuese humano, cinético o experimental.
Morgan fue una artista que cambió el pincel por la cámara cuando formó una familia junto a su marido, el escritor y fotógrafo Willard D. Morgan. En el campo del dibujo y la acuarela practicó un estilo expresionista, casi abstracto, pero la maternidad le obligó a buscar nuevas formas de expresión que le permitiesen trabajar de noche y con mayor inmediatez. Pronto descubrió que la mejor forma de estudiar la luz y el gesto era a través de una Leica.
En 1935 conoció a la bailarina Martha Graham. Quedó tan fascinada con sus coreografías que ese mismo día le propuso un trabajo conjunto: Sixteen Dances in Photographs (1941). El fotolibro resume las decenas de instantáneas tomadas entre 1936 y 1941, algunas de las cuales pueden contemplarse ahora en el Museo del Romanticismo. «He tratado de conectar el espíritu de Graham con el espectador, para mostrar imágenes cargadas de energía espiritual», escribió entonces la propia fotógrafa.
Esa sería la primera de muchas colaboraciones con Graham y otros bailarines como Merce Cunningham, José Limón o Charles Weidman. Con la primera, de hecho, repetiría experiencia en Letter to the World, the Kick (1940). El resultado de esa proyecto, en el que bailarina pasó horas y horas repitiendo la misma patada, puede contemplarse en la exposición.
En Letter to the World, the Kick, la bailarina y coreógrafa Martha Graham pasó horas y horas repitiendo la misma patada hasta que Morgan consiguió las imágenes perfectas
Aunque la danza ocupó un lugar primordial en la producción de Morgan, no fue el único asunto que inmortalizó con su cámara. Por eso el recorrido de la muestra ofrece también un espacio para la fotografía social, con un recuerdo al cante jondo y la Guerra Civil española en Deep Song (1937).
A principios de los años 50 Morgan fundó la revista Aperture, desde donde luchó por convertir la fotografía en una disciplina más del arte. Fue entonces cuando se interesó por la fotografía cinética y comenzó a jugar con el obturador para conseguir sus dibujos de luz (alguno de ellos aquí expuesto). Décadas después, se dejó seducir por las vanguardias, por eso experimentó con el fotomontaje y los métodos desarrollados por autores como Man Ray.
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Barbara Morgan: gesto, danza y expresionismo resume la larga y prolífica trayectoria de esta autora, que encontró en el cuerpo humano y en el gesto su mejor fuente de inspiración.
Pia Ogea, comisaria de la muestra, explicó durante la presentación que «la idea es abrir la mirada europea hacia la obra de Barbara Morgan y dar visibilidad a su trabajo”, todavía poco conocido en nuestro país. Pues bien, esta exposición nos brinda la ocasión perfecta para remediarlo. Sol G. Moreno