Algunas de las piezas de cerámica china. Colección Ibarra.
EXPOSICIÓN “EL GALEÓN DE MANILA”: LA RUTA ESPAÑOLA QUE UNIÓ 3 CONTINENTES EN 1565
EL Museo Naval inaugura la temporada de exposiciones con una titulada “El galeón de Manila. La ruta española que unió tres continentes”, dedicada a relatar como ocurrió y cuales fueron los descubrimientos habidos bajo la Corona Española. “La globalización empezó con ese galeón”- afirmó su organizador.
La exposición ha sido –siguió diciendo- un ilusionante proyecto a cuya botadura asistimos hoy”. Comienza la visita, cuyo montaje hay que reconocer que es verdaderamente brillante -incluso se puede calificar de espectacular -con el conocimiento de los antecedentes históricos que permitieron que hubiera, entre Asia, América y Europa intercambios comerciales, culturales e ideológicos. Cuentan como los Reyes Católicos, fueron los impulsores del descubrimiento y de la conquista de nuevos territorios, y de cómo sus continuadores, los monarcas de la Casa de Austria, aumentaron el conocimiento de mares y tierras. Así se explica que, el 8 de octubre de 1565, la nao San Pedro, que había partido de Manila en junio, recalara en Acapulco, tras encontrar el tornaviaje o vía de regreso desde Filipinas a América, surcando las aguas nada tranquilas del Pacífico. Se abría la segunda gran ruta marítima entre Asia, América y Europa. La historia de los 250 años de su existencia, hasta su desaparición en 1815 con el rey Fernando VII, llega al visitante a través de las naves, tripulaciones y valiosos cargamentos: especias, porcelanas, sedas…
Lo primero que contempla el visitante en el recorrido de la exposición es un mural en el que aparecen dibujados los 194 barcos que hicieron la ruta, incluso los que no terminaron la travesía. Siguen los retratos de Balboa, Magallanes, Fray Andrés de Urbaneta y Elcano junto a un modelo de la nao Victoria, la primera que dio la vuelta al mundo, además de una vitrina en la que se exponen algunos de los instrumentos de navegación, como el astrolabio, el sextante o el cronómetro de longitud. Según se sabe, estas naves llevaban de todo: desde +objetos de decoración a especias e incluso toros.
Conviene detenerse un momento frente a la carta náutica con el tornaviaje, ocurrido en 1555 que no era nada sencillo. Los vientos del oeste lo impedían. Y fue un agustino, Andrés de Urbaneta, quien lo descubrió al navegar desde Manila hacia el nordeste hasta latitud 30º Norte.
También ha que detenerse ante la colección Ybarra de cerámica china, única en el mundo y nunca expuesta hasta ahora. Se trata de algunas de las piezas de la vajilla Quing, compuesta por soperas en forma de carpas y cabezas de animales, toros o vacas al parecer, o por platos decorados sencillamente con el escudo de la familia.
Antes de abandonar la exposición hay que entrar en la reconstrucción, que se ha hecho para la ocasión, de la bodega de una nave a tamaño natural. Para no agobiar al visitante se han colocado solo unos pocos fardos pero la realidad es que no había ni un milímetro de espacio vacío. No era barato el viaje que duraba 5 o 6 meses y que había además que amortizar. Tampoco hay que dejar de ver la imagen del Niño de Cebú y otra de la Virgen del Rosario, protectora entonces de los marinos.
Una novedad en esta exposición es la “Mesa de Realidad Aumentada” que el visitante puede manejar, titulada “Rutas y descubrimientos de la Corona Española” que sirve para conocer mejor a los grandes navegantes ( Magallanes, Elcano, Loaísa, Legazpi y Urdaneta, Vizcaíno) y, por supuesto, las rutas del comercio asiático con Manila.
Abierta hasta el, 12 de febrero de 2017. MPR