Excepcional San Francisco de Antonio Arias sale a subasta en Londres
Sotheby’s ofrece el próximo día 2 de mayo alrededor de una decena de piezas españolas, de entre las que sobresalen un Antonio Arias y un anónimo madrileño.
La licitación de Old Master Paintings del próximo miércoles presenta una serie de piezas de discreta calidad que podrían haber pasado del todo desapercibidas, ya que normalmente la atención se distrae con los récords y obras de primer nivel que aparecen en los catálogos de las grandes casas de subastas. Sin embargo, hay veces que merece la pena dirigir nuestra mirada hacia objetivos no tan obvios, como en esta ocasión.
Antonio Arias no es, ni mucho menos, uno de los pintores del siglo de oro español más conocidos fuera y dentro de nuestras fronteras, pero es un representante importante de la escuela madrileña de ese momento. El discípulo de Pedro de las Cuevas es descrito por Palomino como un artista de talento precoz –un apunte tediosamente común en las biografías clásicas– que estableció su taller en la capital con 31 años, donde satisfaría fundamentalmente encargos eclesiásticos.
La obra a la que nos referimos bien podría haber sido uno de ellos por su formato, acorde a las dimensiones de una pequeña capilla. El tema, san Francisco en oración, es uno de las iconografías predilectas de la primera mitad del siglo XVII, cuando la religiosidad se entendía como una experiencia mística e íntima. En cuanto a calidad, Arias puede resultar un autor irregular, pero en este caso nos encontramos con una composición cuidada, una pincelada minuciosa y un dibujo preciso.
La figura del santo domina el plano pictórico, sedente y reflexivo sostiene con su mano izquierda la consabida calavera mientras que apoya su derecha contra su sien y deja ver en el dorso de su mano una llaga. Situado en un entorno natural se encuentra acompañado por otro monje franciscano que da la espalda al espectador y se enfrenta al paisaje de fondo.
Los elementos en conjunto no podrían ser más escasos pero están resueltos con una mano firme y dan como resultado una obra que no se tambalea, al ser comparada con las que custodia del artista madrileño el Museo del Prado. Especialmente, se puede destacar el carácter escultórico del hábito de san Francisco, cuya corrección nos habla de un exhaustivo estudio del natural.
Cualquier interesado en la pintura española, y más concretamente madrileña, del siglo XVII debería considerar seriamente la adquisición de este lote. Con unas estimaciones de entre 10.000 y 15.000 libras llamará, muy probablemente, la atención de los coleccionistas anglosajones cada vez más sensibilizados con la austeridad barroca española.
La otra obra española que destaca frente al resto de lotes es Santiago el Mayor y santa Teresa de Jesús con el escudo de Castilla y León, una tela anónima enmarcada también en la escuela madrileña del siglo XVII. Los dos santos se sitúan de pie con sus atributos –la espada, venera y cruz con flordelisados en los extremos para uno y el libro y la pluma para la otra–, mientras dos putti sostienen el escudo de Castilla y León. Corona la composición la paloma del Espíritu Santo rodeada de querubines.
El punto fuerte de esta pieza, aparte de su calidad, se encuentra en la incógnita de su autoría y en el estado de conservación –mejorable– en el que se encuentra (se pueden observar retoques bastante torpes en las caras de los querubines y el barniz está amarillento). Quien se anime a adquirirla –parte de unas estimaciones de 20.000 a 30.000 libras– tendrá el placer de descubrir qué se oculta tras esa opacidad y, con suerte, desvelar la mano creadora. Héctor San José.