EN EL VIENTRE DEL DEMIURGO: ESTUDIOS DE ARTISTA

EN EL VIENTRE DEL DEMIURGO: ESTUDIOS DE ARTISTA

EN EL VIENTRE DEL DEMIURGO: ESTUDIOS DE ARTISTA

Organizada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes y la Real Academia, la exposición muestra 90 fotografías de talleres de pintores y escultores de la primera mitad del siglo pasado.

Aureliano de Beruete y su familia en su estudio. Fotografía: Mariano Moreno. © Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

El taller es la caverna donde el artista se refugia para crear sus obras. En soledad, entre el caos y el ritmo frenético del acto creativo, con el pincel o la gubia, desarrolla su genio y lo plasma en lienzos o bloques pétreos. Acceder a estos lugares es como adentrarse en el vientre mismo del demiurgo, pues permiten conocer de primera mano el proceso creativo de cada autor.

Las fotografías de estos espacios resultan, asimismo, auténticos retratos de sus dueños, dado que definen al artista mucho más que sus facciones físicas. Esos ‘retratos habitados’ son los que se pueden ver ahora en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF), un testimonio gráfico que posee el interés documental de recordar la figura de autores ya fallecidos, pero que también muestra el taller del artista, lugar de trabajo al que normalmente no es fácil acceder.

Aureliano de Beruete, por ejemplo, posa complaciente en el salón de su hogar junto a su familia en lo que parece una escena costumbrista; mientras Antonio de García Mencía se concentra en su modelo para completar el desnudo que está sobre el caballete. Maruja Mallo se muestra orgullosa –porque las mujeres también pintan– rodeada de cuadros que abarrotan el espacio; Agustín Querol y Subirats se encuentra absorto en el modelado de las figuras del frontón de la Biblioteca Nacional, trabajando del natural, hasta que se gira un segundo para salir en la fotografía; por su parte Antonio Pacheco parece que ha sido interrumpido mientras retocaba el retrato de un caballero con mantón de manila.

Estos son solo algunos de los momentos captados por los hermanos Moreno, Ruiz Vernacci, Conde de Polentinos y Wunderlich, quienes consiguieron acceder a los estudios de los artistas de la época e inmortalizar esa faceta creadora –a medio camino entre la dimensión profesional y la personal–, a menudo tan poco mostrada al público.

El taller del artista. Una mirada desde los archivos fotográficos del Instituto del Patrimonio Cultural de España reúne casi un centenar de imágenes y documentación sobre una veintena de artistas que trabajaron entre el último tercio del siglo XIX y la primera mitad del XX. Se trata de archivos que reflejan diferentes interiores de estudios como el de Victorio Macho, José Moreno Carbonero o Mariano Benlliure. Su ubicación en las salas temporales de la Academia de San Fernando no podía resultar más acertada, sobre todo porque gran parte de ellos llegaron a ser académicos: Aniceto Marinas, Eduardo Barrón, Eduardo Chicharro, Cecilio Plá, Manuel Benedito y José María López Mezquita, entre otros.

Maruja Mallo en el taller, rodeada de sus obras. Fotografía: Vicente Moreno. © Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Alumnos de Bellas Artes realizan carteles de propaganda para la conservación de obras de arte. Fotografía: Aurelio Pérez Rioja. © Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Comisariada por Isabel Argerich y Óscar Muñoz, la muestra se articula en torno a cinco grandes bloques. El recorrido empieza con un recuerdo del bagaje decimonónico, a través de la pintura de historia de Moreno Carbonero y paisajística de Beruete. Continúa con la herencia del academicismo, cuyo símbolo es el salón central del Museo de Reproducciones Artísticas del Casón del Buen Retiro (donde muchos pintores y escultores perfeccionaron su arte). Finalmente presenta la eclosión de estilos más frescos y formas expresivas modernas de mediados del siglo pasado.

La variedad y la extraordinaria calidad estética de las imágenes conservadas en la fototeca del IPCE han hecho posible la organización de esta muestra, que podrá visitarse hasta el 21 de mayo. SGM