El Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago recupera su belleza
El Arzobispo de Santiago y presidente de la Fundación Catedral, Julián Barrio y Barrio, y José María Arias Mosquera, presidente de la Fundación Barrié presentaron ayer la restauración del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago, en el que también han colaborado el Instituto del Patrimonio Cultural de España del Ministerio de Cultura y Deporte y la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia. La Reina Doña Sofía inaugurará el lunes 2 de julio este singular proyecto de conservación y rehabilitación de uno de los mejores pórticos existentes en las catedrales españolas.
Con este mecenazgo la Fundación Barrié, al que ha aportado más de seis millones de euros, confirma su compromiso con Galicia y con el patrimonio cultural pues en los últimos años ha recuperado el coro pétreo del Maestro Mateo; la reproducción en madera de los instrumentos del Pórtico, la publicación de los Cancioneros, así como la catalogación arqueológica y artística de Galicia, entre otras iniciativas de alto valor cultural.
El proyecto para devolver el esplendor al Pórtico de la Gloria se ha acometido tras un estudio riguroso de investigación, de carácter multidisciplinar, comenzado en 2009, para posteriormente en 2015 instalar el andamio y poder de ese modo realizar una intervención directa durante casi tres años, que ha permitido estabilizar el conjunto y preservar para nuevas generaciones la policromía de las figuras del pórtico, las técnicas decorativas utilizadas para dicha policromía y la iconografía, entre otros objetivos.
Durante la fase de intervención los especialistas han confirmado la existencia de tres tipos de policromía al óleo. Una primera con decoración medieval de la que se conservaban abundantes vestigios como puede observarse en el ángel que porta la columna o los que portan la cruz, con ese tono azul lapislázuli, descubierto gracias a la microscopía estereoscópica y otros procedimientos técnicos que han permitido vislumbrar los ricos pigmentos utilizados, de cromatismo variado. Llaman la atención la decoración de las vestiduras, a base de medias lunas; y las encarnaciones por el modo de aplicar las capas con ese rosa muy claro que ahora se aprecia.
La segunda policromía data del siglo XVI y en ella el uso del color fue variando: los azules son azuritas; en los rojos se utilizaba bermellón y laca roja de cochinilla; en el caso de los verdes, verde de cobre; y en los blancos pigmentos de plomo. Las encarnaciones son de un color más intenso que en las medievales. Atrae la mirada del espectador la decoración de mantos y túnicas con brocados aplicados, técnica de origen flamenco que consiste en imitar en relieve los ricos tejidos bordados con oro de la época. Las figuras del apóstol Santiago del Parteluz y el Pantocrátor probablemente también fueron decorados con brocados en los mantos, pero no se conservan restos.
Por último, la tercera policromía, que es la más visible actualmente y que data del siglo XVII. La paleta cromática es muy similar a la usada por los renacentistas, con una mayor presencia de la lámina de oro, que aporta un carácter barroco al pórtico. Crispín de Evelino policromó los rostros, manos y pies en 1651, y dejó constancia en un documento que se conserva en el Archivo de la Catedral.
A partir de este momento aparecen policromados parciales realizados con una intención reparadora en las zonas más degradadas, así como veladuras en las figuras y encalados blancos o coloreados en la arquitectura del nártex que se aplicaron a partir del siglo XIX.