EL PODER DE LAS IMÁGENES EN LOS ESCENARIOS DE CARLOS III

EL PODER DE LAS IMÁGENES EN LOS ESCENARIOS DE CARLOS III

EL PODER DE LAS IMÁGENES EN LOS ESCENARIOS DE CARLOS III

La figura de rey Carlos III como un monarca ilustrado del siglo XVIII no ha dejado de crecer con el paso del tiempo y ahora en las primeras décadas del siglo XXI, con motivo del III centenario de su nacimiento varias exposiciones y simposiums nacionales están ahondando en una figura poliédrica. La muestra Carlos III. Majestad y Ornato en los escenarios del Rey ilustrado, que desde mañana se puede visitar en el Palacio Real de Madrid, organizada por Patrimonio Nacional y patrocinada por la Fundación Banco Santander, cuenta con 133 obras, muchas de ellas pinturas, pero también alguna escultura, textiles, porcelanas, tapices, que ilustran el papel referencial del monarca con la cultura de su tiempo. Todos los elementos reunidos, en su mayoría de las colecciones de Patrimonio Nacional, pero también del Museo del Prado, de la colección Wellington, de la colección Banco de Santander, de la colección Abelló, y del Museo de Copenhague, entre otros prestadores. El monarca aportó una visión singular de un dirigente europeo cosmopolita que valoró la cultura y su mecenazgo. Carlos III apoyó a los mejores creadores de su tiempo: Giambattista Tiepolo, Mengs, el incipiente genio de Goya, las Reales Fábricas de tapices, de porcelana o de piedras duras o los talleres artesanales dirigidos por diseñadores como Mattia Gasparini. Todo ese elenco fue capaz de crear obras suntuosas, que terminaron proyectando la forma de representar el poder de su tiempo. La exposición permanecerá abierta hasta el 31 de marzo de 2017.

En la presentación de la magnífica exposición, el presidente de Patrimonio Nacional (PN), Alfredo Pérez de Armiñán, afirmó que es la principal contribución, aunque no la única, de la institución que preside en esta conmemoración del tercer centenario de Carlos  III, algo en lo que también profundizó el director general de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga, que calificó la muestra de apasionante, y que les permite con esta colaboración mantener su apoyo a la cultura. Por su parte, el director de las Colecciones Reales de  PN, José Luis Díez, mencionó que el emplazamiento de la exposición era esencial para difundir los valores de la exposición porque en el Palacio Real, aunque también en otros Reales Sitios, Carlos III transformó la decoración y fue reflejando, poco a poco, su gusto personal. Y añadió que muchas de las obras como el retrato que pintó Antón Rafael Mengs del monarca y que regaló al rey de Dinamarca , junto con otras obras únicas como el conjunto pictórico, siguiendo también el Ciclo de la Pasión de Mengs, del dormitorio de Carlos III, con las obras de devoción privada que le acompañaba, constituyen algunos de los momentos más emotivos de la exposición.

Anton Raphael Mengs. La Tarde o Héspero. h. 1769. Palacio Real de Madrid (PN)
Antonio Joli. Vista del Real Sitio y Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. h. 1754. Patrimonio Nacional.

Los comisarios de la exposición, Pilar Benito, Javier Jordán de Urries y José Luis Sancho, han dividido la exposición en nueve secciones. En la primera, dedicada a los Sitios Reales, pueden admirarse los paisajes de Antonio Joli, un vedutista italiano, que supo extraer la belleza del Monasterio del Escorial, un lienzo que fue hace poco adquirido por PN, junto a dos paisajes más del mismo artista italiano, propiedad de Juan Abelló, que captó una imponente vista del Palacio Real desde el Manzanares; y otra del Palacio Real de Aranjuez y la escuadra del Tajo. De ahí nos encontramos con el Real Dormitorio de Carlos lII, un conjunto decorativo neoclásico, realizado entre 1762 y 1772, y donde el magisterio de Mengs fue decisivo, equilibrando la pintura, casi siempre de tema religioso, con los grutescos donde la tapicería daba calor a las superficies. Llaman la atención las tres pinturas de la Colección Wellington: San Juan Bautista, Santa María Magdalena Aparición del Niño Jesús a san Antonio de Padua, en un lugar donde el Rey se reunía con sus hijos y rezaba por la mañana y por la tarde.

La sala tercera dedicada a los pasteles de Lorenzo Tiepolo, hijo menor de Giambattista Tiepolo, en los que vemos sus dotes de observación para fijar tipos populares, desde militares a vendedores, y también a numerosos modelos que disfrutan de las fiestas con singular indumentaria. Este conjunto no se había expuesto desde 1946. Y esos pasteles nos llevan a la pintura mural, que realzó la imagen de majestuosidad que impulsó Carlos III en varios Reales Sitios: el Pardo, la Colegiata de la Granja de San Ildefonso o la ampliación del Palacio Real de Aranjuez, con la maestría de Maella, Giaquinto, Mengs o Bayeu, bien representados en los bocetos y estudios de pinturas murales desaparecidas, junto con los frescos de los salones del propio Palacio Real.

En la sala quinta, se exhiben algunas de las armas de caza de Carlos III, una de sus grandes pasiones, ya que solo vivía en Madrid ocho semanas y el resto en el campo, porque prefería disfrutar de la libertad de la naturaleza. Y junto a esa sección, el universo de las chinoisseries, en los que destacan finos tejidos de seda pintados al temple, quizás influencia de su esposa, Maria Amalia de Sajonia, y junto a ellos alguna porcelana china o japonesa. Son piezas únicas, de rara calidad, que no suelen exponerse por razones de conservación.

Detalle de Manufactura china. Cortina de dos hojas, guardamalleta y abrazaderas. h.1765. Palacio Real de Madrid.
Consola de piedras duras. Buen Retiro. 1774-1783. Museo Nacional del Prado

Otro momento estelar del recorrido quizás sea el dedicado a la Reales Fábricas, tanto por las porcelanas del Buen Retiro, creada por él, como la de tapices o la de cristales de San Ildefonso. Pero son los tapices de Francisco de Goya para la “pieza de comer” de Carlos III en el Pardo los que más resaltan, realizados por el genial aragonés entre 1786 y 1788, pero que nunca llegaron a instalarse conjuntamente y se fueron dispersando en otros emplazamientos. En la sala octava encontramos las porcelanas de la Real Fábrica de su Majestad Católica, con ese magnífico gabinete de porcelana del Palacio de Aranjuez y, sobre todo, esa mesa de piedras duras, que confronta con una pintura que representa un trampantojo.

Y en las dos últimas salas, el retrato que hizo Mengs del monarca hacia 1765 y que éste regaló al rey de Dinamarca. Es una pintura de excepcional calidad, recientemente restaurada para mostrarse en Madrid, y que es la primera vez que se exhibe en nuestro país desde que salió en el último tercio del siglo XVIII para tierras danesas.  Y la recreación del túmulo regio, cuando el monarca muere el 14 de diciembre de 1788, que originalmente se instaló en el Salón del Trono del Palacio Real Nuevo de Madrid, cubriéndose las paredes por el gran tapiz que representa La conquista de Túnez por Carlos V, que habitualmente se colgaba en antiguo Alcázar. Al concluir el recorrido la percepción es la de un conjunto de obras ornamentales que revelan la grandiosidad y potencia de un rey ilustrado, que ocupa un lugar muy destacado en nuestra historia moderna. Julián H. Miranda

Francisco de Goya(pintor). Hermanos Vandergoten(tapiceros). La Nevada o el Invierno. 1786-1788. Palacio de El Pardo.