El patrimonio amenazado según World Monuments Fund: de la Luna a Belchite

El patrimonio amenazado según World Monuments Fund: de la Luna a Belchite

Watch 2025, el programa bienal de WMF ideado para defender espacios cuya conservación se encuentra en peligro anuncia los lugares a los que dedicará una especial atención este año y el próximo. Entre ellos se incluyen localizaciones afectadas por el cambio climático, el abandono, los conflictos armados o el turismo masivo.

World Monuments Fund (WMF) es líder mundial en la preservación de patrimonio. En 1996 lanzaron por primera vez World Monuments Watch, un programa bienal destinado a poner en el punto de mira una serie de lugares cuya conservación se viese amenazada. El fin era generar conciencia pública y movilizar acciones que contribuyesen a mejorar su situación, convirtiendo la iniciativa en un proyecto bianual. Por un lado, se encargan de invertir directamente en la mejora de estos lugares –hasta la fecha han destinado 120 millones de dólares a proyectos realizados con localizaciones del Watch– y, por otro, ayudan a las comunidades locales a recaudar más fondos provenientes de otras fuentes (desde el comienzo de la iniciativa, han conseguido en total 300 millones de dólares).

La convocatoria de este año recibió más de 200 nominaciones de candidatos, que primero pasaron por una revisión interna y, posteriormente, por un panel independiente de expertos en patrimonio. Gracias al estudio de esta gran cantidad de propuestas, además de extraerse los lugares que componen el Watch 2025, se han podido analizar distintas tendencias sobre las causas de la destrucción del patrimonio dependiendo del área geográfica. En el África subsahariana, por ejemplo, el cambio climático se revela como uno de los mayores males. En América Latina y el Caribe, por su parte, el turismo cada vez más masificado supone una gran amenaza y, evidentemente, en Oriente Medio la guerra es la principal causa de pérdida de patrimonio.

Esta vez, entre los lugares del Watch 2025 se encuentra un emplazamiento español: las Ruinas del Pueblo Viejo de Belchite, situadas en la provincia de Zaragoza. Antes de la Guerra Civil, la localidad era un lugar próspero debido al comercio, y de ella destacaba también su arquitectura mudéjar. Durante el conflicto, sin embargo, sufrió una destrucción importante.

Al acabar la guerra el dictador Francisco Franco decidió que, en lugar de reconstruir el pueblo en ruinas, se crease en las proximidades lo que hoy se conoce como Nuevo Belchite, conservando los restos como el testimonio de los horrores vividos y también de su victoria. Desde entonces nunca ha vuelto a habitarse, por lo que los más de 50 años de olvido y abandono han causado en sus estructuras males aún mayores que las bombas de la guerra.

Con la puesta en valor de este pueblo se busca, por un lado, poner de relieve los grandes problemas de conservación que el patrimonio sufre nuestro país –en Europa, de hecho, uno de los principales problemas es la falta de fondos–, y por otro, atraer a la región un tipo de turismo respetuoso y sostenible.

Fuera de nuestras fronteras también hay lugares que han sufrido una suerte similar, castigados por décadas de abandono. Un ejemplo es el Estudio de Cine Namibe, en Angola, un edificio modernista que nunca llegó a terminarse, pues su construcción se detuvo abruptamente hace medio siglo. Las salas de Asamblea de Belfast, por su parte, no se encuentran en ruinas, pero sí en desuso, por lo que podrían transformarse en un museo sobre los Troubles en Irlanda del Norte.

Sala de Asamblea de Belfast. Cortesía de WMF.

Otros de los emplazamientos del Watch 2025 son Ciudad Histórica de Antioquía, en Turquía; la Casa del Maestro en Kiev, Ucrania o el trazado urbano histórico de Gaza, en Palestina. La primera, destruida en el terremoto de 2023, es un ejemplo de cómo los desastres naturales amenazan a este tipo de lugares, mientras que los dos últimos son el ejemplo perfecto de cómo la conservación de los lugares históricos posee un gran significado.

Faros históricos de Maine, Estados Unidos. Cortesía de WMF.
Capilla de la Sorbona, París. Cortesía de WMF.

Además de su valor relacionado con la historia o el arte, cumplen las funciones de anclar la memoria colectiva, para no perder el significado de pertenencia de los pueblos asediados por conflictos y para conservar sus rasgos identitarios.

En cuanto a los puntos amenazados por el cambio climático –y más concretamente por el aumento del nivel del mar– se encuentran la costa Swahili de África y los faros históricos de Maine, en Estados Unidos. Por su parte, las grutas budistas de Maijishan y Yungang, en China, han sido destacadas por su necesidad de controlar el turismo masivo. Por el contrario, los monasterios centenarios del Valle del Drino, en Albania, se han incluido en el Watch para invitar no solo a mejorar su estado, sino a convertirse en un foco de turismo respetuoso que, en consecuencia, favorezca a las comunidades locales, puesto que ahora estos edificios son prácticamente desconocidos para los viajeros internacionales.

Yendo aún más lejos, por primera vez se ha incluido en el listado un destino de fuera de nuestro planeta: la Luna, en la que WMF defiende que urge «reconocer y reservar los artefactos que testimonian los primeros pasos de la humanidad más allá de la Tierra, un momento definitorio en nuestra historia compartida», tal y como explica su presidenta y directora ejecutiva Bénédicte de Montlaur.

Una vez elaborada este listado, los pasos siguientes pasan por la evaluación de las necesidades en estos lugares y el diseño con las comunidades locales de estrategias de defensa, preservación y recaudación de fondos. Posteriormente, una vez obtenida la financiación, WMF puede apoyar en el desarrollo de proyectos de preservación, educación, planificación, investigación… que serán llevados a cabo por las entidades competentes de cada lugar.

Actualmente, ya se han asegurado dos millones en financiamiento para estos destinos, contando con el apoyo de Accor como Socio de Turismo Sostenible. Este gigante del sector de viajes ayudará con proyectos que ofrezcan conexiones con las comunidades, ofrezcan nuevas experiencias a los visitantes y, sobre todo, fomenten la sostenibilidad del turismo en dichas zonas a medio y largo plazo. Sofía Guardiola