El Paseo Miramar de San Sebastián, de Martínez Abades, en Goya

El Paseo Miramar de San Sebastián, de Martínez Abades, en Goya

Aunque la cita de los días 15 y 16 de junio se centra en las artes decorativas, hay algunas oportunidades de pintura de los siglos XIX y XX

De un tiempo a esta parte, la casa de la calle Montesa es especialmente conocida por el atractivo mobiliario, diseño y artes decorativas del siglo XX que ofrece, procedentes fundamentalmente de colecciones privadas y de anticuarios. Y aunque la pintura ha pasado a un segundo plano, casi siempre sorprende con piezas especiales que suben muy notablemente, como lo hizo con los lotes filipinos la cita pasada, por poner un ejemplo reciente (leer).

En esta ocasión, hay que reconocer que hay pocos lotes importantes de pintura, pero cada uno tiene su interés. Y en este sentido, el Paseo Miramar de San Sebastián, un lienzo de apenas 32 x 46 cm, del asturiano Juan Martínez Abades (lote 64), hará probablemente las delicias de más de un coleccionista vasco. Fechado en 1903, recoge con su habitual pulcritud y fidelidad la parte casi final de la playa de la Concha, con el Palacio Miramar en el plano medio y al fondo el monte Igueldo, sin el Peine del viento de Chillida, claro. Hay que reconocer que la vista es muy sugerente, a pesar de la suciedad que acumula el lienzo –y que una limpieza meramente superficial devolverá gran parte de su color y esplendor-, pero los 5.000 euros iniciales que se piden por él echarán para atrás a algún posible comprador, que sólo busque gangas.

De esta época, aunque con una temática mucho más social, del valenciano Cecilio Plá se ofrece un buen gouache firmado con la Misa de Navidad (46 x 67 cm; 62); recoge esta vez la entrada en la iglesia para la tradicional misa del Gallo, con unos feligreses bien abrigados, una niña que porta una zambomba, y los pobres de la entrada cantando y tocando diversos instrumentos. Atractivo nocturno iluminado por la luz del interior, la escasa gama de colores es resuelta con su calidad habitual, por lo que no son extraños los 4.000 euros que se piden.

Si nos adentramos en el siglo XX, destaca la pequeña tablita, de apenas 19 x 24 cm, del valenciano Francisco Lozano, Mediterráneo, 1990 (87), con sus típicas composiciones vegetales muy deshechas ya, propias de su última época, pero con un punto de color interesante; las pujas comenzarán por 2.000 euros. En obra sobre papel, en cambio, hay alguna sorpresa. La primera: con su reconocido saber hacer, brilla con luz propia la técnica mixta de Gerardo Pita; sus Panes, 1993 (43,5 x 73,5 cm; 86) destilan calidad, y el papel como de estraza, basto, recoge las enseñanzas del gran maestro realista, Claudio Bravo; salida: 3.000 euros. La otra: los dos dibujitos de Luis Gordillo, firmados en 1966 y dedicados: Composición (lápiz, 32 x 22 cm; 99) por 500 euros, y otra Composición (lápiz y tinta, 19 x 24 cm; 100) por 350 euros; para verlos con detalle.

Por último, no se olviden de la segunda sesión. Desde luego, el vidrio pintado al óleo por ambas caras con La educación de la Virgen y San Antonio de Padua (42,5 x 35,5 cm; 434), trabajo napolitano del siglo XVIII, tiene más calidad que los 400 euros que se piden por él. Y la tabla florentina del siglo XVI, con el Retrato de Michelangelo Buonarroti de perfil (38 x 35,5 cm; 525A), procedente de la colección de Ramón Plá y Monge, Marqués de Amboage de Madrid, es también digno de mención, a pesar de los ya 6.500 euros que se piden. De todas formas, no se olviden de la abundante y atractiva oferta de artes decorativas y mobiliario (leer). Daniel Díaz @Invertirenarte