El Museo Reina Sofía recupera 2.000 metros cuadrados para espacio expositivo
Texto: Fernando Rayón
Coincidiendo con la próxima apertura de su colección permanente, el Reina Sofía ha recuperado cerca de 2000 metros cuadrados para salas de exposición que hasta ahora se utilizaban como almacenes, talleres y oficinas.
La reforma afecta fundamentalmente a la planta cero del edificio histórico y ha querido ser, según los responsables del museo, un homenaje en el tercer centenario de su nacimiento a Francesco Sabatini (1721-1797), uno de los arquitectos que participó en la construcción del antiguo hospital general de San Carlos, hoy parte del museo.
El proyecto ha consistido en transformar espacios de uso interno en otros adaptados a la museografía moderna. Las salas, que ya habían sido utilizadas en el pasado para muestras temporales, han vuelto así a recuperar no solo su utilidad expositiva sino también una apariencia mucho más cercana a la original del edificio. El mármol blanco manchado de Macael de los suelos –aún por alisar en algunas salas– da un aspecto moderno y sencillo a todo el espacio en el que el mismo color es también protagonista en casi todas las paredes.
La recuperación de las antiguas rejas de las ventanas –muy destacado por los arquitectos que han llevado a cabo la rehabilitación– no quita belleza los espacios. Sí lo hacen algunos de los vanos –pocos– que, incomprensiblemente, siguen cegados sin razón ninguna.
Capítulo aparte es la iluminación. Se ha optado por empresas extranjeras –que, por cierto, han retrasado la inauguración– cuando hay algunas en España que han demostrado, incluso en el mismo Prado, su eficacia. Habrá que ver el resultado final.
En definitiva, una gran recuperación, aun en marcha, que gratamente mira a Sabatini y no a la desgraciada ampliación de Nouvel (que sigue sin responder a las necesidades museológicas actuales).