El Museo de Ciencias Universidad de Navarra y el MUN homenajean a Ramon y Cajal
No es la primera vez que ciencia y arte se dan la mano. Concretamente, es la cuarta ocasión en que el Museo Universidad de Navarra requiere de ayuda científica para el desarrollo de uno de sus proyectos, dejando entrever un patrón de interdependencia existente entre ambas disciplinas. Para ello, ha contado con la colaboración del Museo de Ciencias Universidad de Navarra, cuyo director –Ignacio López Goñi– ha introducido junto a Valentí Vallhonrat, director artístico del MUN, la presentación a los medios.
Con ocasión del centenario del Santiago Ramón y Cajal, ambas instituciones se propusieron sacar adelante un proyecto nuevo marcado por la interrelación entre el arte y la ciencia. Los escogidos para el trabajo fueron Martí Llorens y Rebecca Mutell, ambos artistas y comisarios de la muestra, que bautizaron con el nombre Reazione Nera. Cajal y el impulso Nervioso de la Fotografía. Esta permanecerá abierta al público hasta el 16 de abril en el Espacio José Ortiz Echagüe del centro.
De entrada, el nombre de la exposición da algunas pistas. Además de la explícita alusión a la técnica de tinción de Golgi – “reacción negra” –, el título introduce una de las cuestiones que vertebran el sentido de todo el conjunto.
“La idea del impulso nervioso de la fotografía tiene que ver con la idea del impulso neuronal, de las conexiones que se establecen entre las neuronas que hacen que se comuniquen y que, de alguna manera, den lugar al pensamiento. Para nosotros el impulso nervioso de la fotografía es cómo estas se conectan, cómo dialogan entre sí y cómo se entablan esa información de manera abstracta, no describiendo, sino con la capacidad de ver esa estructura –la llamaremos pseudoneuronal– de la fotografía”, apuntaba Mutell.
La propuesta se articula a partir de dibujos y microfotografías originales realizados por el investigador navarro, proporcionados por el instituto que lleva su nombre. Además, una serie de piezas realizadas por los comisarios cierran el recorrido.
Según las explicaciones de López Goñi, Cajal, al margen de sus más que conocidos hallazgos en el campo de la neurociencia, fue un apasionado de la fotografía y un pionero de los autorretratos, lo cual le llevó más adelante a unir ambos mundos. Por un lado, mejoró las técnicas de tinción de neuronas, que le llevaron a obtener el Premio Nobel en 1906, al mismo tiempo que mejoró las técnicas de fotografía a partir de sus descubrimientos en la aplicación de la tintura negra. “Iba del laboratorio y el microscopio a la placa fotográfica y volvía otra vez”, concluía.
La figura del investigador ha aportado, además, el punto de unión entre ambos espacios (arte y ciencia). «Lo que vemos como un vínculo es que, tanto en un ámbito como en otro, la imaginación, observación y capacidad de abstracción son muy necesarias. La figura de Cajal muestra precisamente eso: cómo hacer visible lo que a simple vista es invisible”, explicaban los comisarios.
Los dibujos y fotografías del científico ilustran el cerebro y su interpretación a través del dibujo. Se eliminaba así parte de la información y añadía su intuición. Es decir, aquello que creía que podía estar ocurriendo en esa estructura neuronal.
Confiesa Vallhonrat que esta exposición es una rara avis, porque no solo se centra en la figura del científico español. Su originalidad reside en la presencia de obras de artistas que han desarrollado sus trabajos en función de lo que les ha inspirado el propio Ramón y Cajal. Alfonso Echevarne