El mejor paisaje de Antonio del Castillo se deposita en Córdoba
Dos obras del pintor barroco se reencuentran en el Museo de Bellas Artes de Córdoba tras años separadas. La primera de ellas, Niño Dios con la bola del mundo, se colgó ayer de la pinacoteca gracias a la cesión temporal por cinco años de su dueño. Esta pintura ya fue presentada hace tres años en ARS Magazine (número 50) como la pareja perdida de Paisaje con san Juan Bautista Niño dormido, adquirida por el museo andaluz en 2006.
Antonio del Castillo Saavedra (1616-1668) pintó hacia 1660 dos cuadros complementarios, uno con el título de Paisaje con san Juan Bautista Niño dormido y otro como Niño Jesús con la bola del mundo. En un primer momento pertenecieron al desaparecido convento de san Antonio y san Diego de Granada pero, tras la desamortización de Mendizábal de 1836 y su paso por las manos de varios coleccionistas, las pinturas fueron separadas y se les perdió la pista.
Ahora el Museo de Bellas Artes de Córdoba va a exhibir nuevamente en público la pareja. La Colección Delgado depositó ayer Niño Jesús con la bola del mundo en la entidad cordobesa, pero de momento cuelga de manera aislada en una pared de la primera planta; habrá que esperar hasta el 29 abril para asistir a la feliz reunión.
Esta pintura de Antonio del Castillo ya fue presentada en ARS Magazine –número 50– por José María Palencia, después de que la obra saliese a la luz en 2020 y se restaurase (momento en el que se desveló la marca de la colección de marqués de la Remisa).
El periplo de los dos cuadros de Castillo es una historia de separación y reencuentro. El deseo por volver a unirlos comenzó en 2006, cuando la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía adquirió a la galería Gaylus –con destino a la pinacoteca cordobesa– el titulado Paisaje con San Juan Bautista Niño dormido. La obra había aterrizado en Madrid por medio del comercio londinense.
Ya solo faltaba que apareciese su pareja. Se conoce que tras la desamortización del convento franciscano, las obras pasaron a la colección particular de Gaspar Remisa y Miarons (Barcelona, 1784 – Madrid, 1847), atribuidas entonces a Guido Reni. Tras su venta, Niño dormido fue a la colección Moret, mientras Niño Jesús terminó en la colección Barba.
Durante la Guerra Civil se perdió el rastro a esta representación de Jesús sentado y apoyado sobre la bola del mundo con una cruz sobre su hombro. Una composición que se completa con cuatro angelitos situados en el centro: tres danzantes y uno tocando la flauta y el tamboril. Finalmente, el milagro de su aparición se consumó en 2020, cuando la pintura fue localizada en la Colección Delgado, que ha promovido su depósito en el museo. Nerea Méndez