El Estado compra dos nuevos sorollas para su museo
El Ministerio de Cultura adquiere Jardín (casa del artista) y Retrato del doctor Francisco Rodríguez Sandoval por un total de 525.000 euros para el Museo de Sorolla. Se suma así a una vista de Plasencia del autor valenciano, incorporada también a la colección recientemente.
Durante el centenario de la muerte de Joaquín Sorolla, los esfuerzos del Ministerio de Cultura por adquirir obras de este artista ha sido notable. Y todavía ahora sigue incrementando las colecciones públicas. El pasado mes de agosto, por ejemplo, compraba por 300.000 euros una Vista de Plasencia firmada por el valenciano, que fue a parar al museo que lleva su nombre y que completa un conjunto de telas similares que pintó en otras ciudades españolas como Ávila, Granada o Toledo.
Ahora se suman otras dos obras a la lista de adquisiciones públicas –un jardín y un retrato–, por las que se ha pagado 525.000 euros. De la cifra total, 250.ooo se han destinado a Jardín (casa del artista), mientras que los 275.000 restantes se han destinado al Retrato del doctor Francisco Rodríguez Sandoval. Los tres cuadros se han incorporado a los fondos de la casa-museo del artista.
Durante el Año Sorolla, que conmemoraba el centenario de la muerte del artista –y al que se han sumado museos nacionales e internacionales, desde el Bellas Artes de Bilbao al Meadows de Dallas–, el Ministerio de Cultura ya había adquirido otras obras del artista para esta misma pinacoteca, como Trovador Callejero. Visita del músico, rematado en Segre por 300.000 euros.
El primero de los cuadros ahora adquiridos, la vista del jardín pintada en 1920, muestra la fachada principal de la casa, concretamente la puerta de acceso por la que hoy se accede al museo.
En la actualidad, sin embargo, esta entrada está más despejada y libre de vegetación. Allí ya no se encuentra el exuberante rosal amarillo que Joaquín Sorolla representó en su obra. Según cuenta el hijo del pintor, aquel imponente rosal enfermó a la muerte de su padre y finalmente acabó secándose por completo tras el fallecimiento de Clotilde.
Además de su valor artístico, que se da por descontado, esta obra tiene gran importancia documental, pues permite apreciar otros cambios en el jardín. La parte que aparece retratada en la escena fue diseñada con mimo por el propio Sorolla, con el fin de utilizarlo de estudio de pintura al aire libre, aunque posteriormente acabó siendo también lugar de encuentro, reunión y tertulias. Asimismo, supone un testimonio del final de la carrera del autor, ya que se trata de una de sus últimas obras.
El retrato del doctor fue pintado en el mismo escenario. Joaquín Sorolla había conocido a Francisco Rodríguez Sandoval en 1906, cuando trató la tuberculosis de su hija María. Posteriormente, se convirtió en el mdico de la familia y en una persona allegada al valenciano, tal y como demuestra la correspondencia entre ambos.
La pose del doctor es desenfadada, natural y con una expresión facial que sugiere confianza. Se trata también de una obra de madurez, en la que Sorolla vuelve a demostrar su especial habilidad para moldear la luz y trabajar con el color blanco. Por su nivel de naturalidad y cercanía, recuerda a otros retratos de ese mismo periodo, como el de su mujer Clotilde.
Aunque habrá que esperar un par de años –debido a la remodelación del museo, que comenzó el pasado 1 de octubre– cabe esperar que, en 2026, puedan verse entre los muros de la que fue casa de Joaquín Sorolla estas dos pinturas de madurez, que pasan a engrosar la colección pública del artista valenciano. Sofía Guardiola