EL CAMBIO DE FALOMIR

EL CAMBIO DE FALOMIR

El recién nombrado director del Museo Nacional del Prado desvela algunas de sus ideas para innovar la primera pinacoteca española, entre ellas sacar 200 obras de los almacenes y exponernos en el Salón de Reinos.

No ha habido que esperar mucho para conocer sus intenciones. En el mismo discurso de su toma de posesión, Miguel Falomir (Valencia, 1966) ya adelantó sus primeras ideas sobre el nuevo Prado y su ampliación a lo que fue el Museo del Ejército. Cerca de 200 obras de la colección permanente saldrán de los almacenes y se trasladarán al antiguo Salón de Reinos y salas adyacentes. Los cuadros elegidos son aquellos que actualmente están pagando la incuria de espacio que padece el edificio Villanueva: la pintura española e italiana del siglo XVII. Y será precisamente el nuevo director adjunto de Conservación, Andrés Úbeda, quien pilote esta instalación, al ser uno de los expertos en lo que fue el Palacio del Buen Retiro y las pinturas que se encargaron para decorarlo.

Miguel Falomir.

Se trata de cuadros de altísima calidad que incluyen las batallas de varios autores, como ya anunciábamos en noviembre; entre ellas La rendición de Breda, los retratos ecuestres de Velázquez o los Trabajos de Hércules de Zurbarán que se pintaron precisamente para decorar el antiguo Salón de Reinos. Será una puesta en escena moderna, no una recreación historicista. Pero solo volver a ver aquellas pinturas en su emplazamiento original ya obligará a visitar aquel nuevo espacio del museo. A su alrededor se colgarán obras de Zurbarán, Ribera, Murillo y otros pintores del Siglo de Oro español que actualmente no pueden verse por falta de espacio. Precisamente estos grandes maestros de la pintura española son los que más han sufrido la carencia de espacio que actualmente sufre el Prado y parece lógico que sean los primeros beneficiados por el nuevo proyecto.

Falomir reconoce que aún no sabe qué se podrá instalar en la galería superior del histórico edificio, pero la pintura italiana del mismo siglo –que incluye verdaderas obras maestras– podría ocupar dicho espacio. Muchas de estos lienzos se encargaron y adquirieron especialmente para decorar aquel palacio y su diálogo con la pintura española del momento puede ser todo un espectáculo cuando la reforma de Norman Foster concluya, allá por las efemérides del segundo centenario del museo en 2019.

Naturalmente este traslado de obras permitirá no solo oxigenar el edificio Villanueva sino también modular la actual colección permanente. Esta modulación afectará también a las exposiciones del museo: “Las 11 muestras actuales son un disparate para nuestra plantilla” y quizá se hagan dos menos. “Exposiciones en las que dialoguen los grandes maestros del museo: Velázquez, Rubens, Tiziano, Goya y el Greco”. Y algunas referencias sobre por dónde irán: “La que se hizo sobre Metapintura o Las Furias, que rompieron con el formalismo, se pueden alternar con las grandes muestras como El Bosco.

Resulta interesante también su reflexión sobre el envejecimiento del visitante del museo y la necesidad de poner en marcha el área educativa, además de potenciar la relación con las universidades. “Arte contemporáneo en el Prado sí, pero no compitiendo con el Reina Sofía. No estuve de acuerdo con la propuesta de Zugaza de reclamar el Guernica”. Todo un cambio que no ha hecho más que comenzar. Fernando Rayón