El boceto ‘Alegoría de Bizkaia’, de Anselmo Guinea, donado al Museo de Bellas Artes de Bilbao
Ayer se celebró en el Palacio de la Diputación Foral de Bizkaia el acto de entrega de la donación al Museo de Bellas Artes de Bilbao del boceto que Anselmo Guinea (Bilbao, 1854-1906) hizo para la gran vidriera que decora el edificio de dicha diputación, ahora que se conmemora el 125 aniversario de su inauguración en 1900. La acuarela Alegoría de Bizkaia, c.1899-1900, revela su gran pericia para el dibujo y el uso del color. En el acto estuvieron presentes la diputada general y presidenta de turno del Patronato del Museo de Bilbao, Elixabete Etxanobe; Leixuri Arrizabalaga, diputada Foral del departamentoto. de Euskera, Cultura y Deporte; el donante de dicho boceto; Iñaki Urricelqui; el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza; y Mikel Lertxundi, del departamento de Archivo y Documentación del museo.
Anselmo Guinea fue un pintor, acuarelista y muralista, que tras formarse en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, viajó posteriormente a París, donde entró en contacto con el ambiente de los impresionistas y postimpresionistas y más tarde estuvo en Roma. El Museo de Bellas Artes de Bilbao atesora más de una veintena de óleos y dibujos en su colección y es uno de los pintores vascos mejor representados en ella.
Guinea realizó destacados trabajos en edificios públicos de su ciudad natal como el Palacio de la Diputación Foral, el palacio Chavarri. las vidrieras del palacio de Ibaigane, así como los encargos que hizo para la biblioteca de Bidebarrieta.
El Palacio de la Diputación Foral de Bizkaia se comenzó a gestar a principios de la década de 1880, pero no fue hasta comienzos de la década siguiente cuando se eligió el proyecto del arquitecto aragonés Luis Aladrén y se puso en marcha su construcción que concluyó en 1900.
La participación de Anselmo Guinea, un artista de gran prestigio en la capital vizcaína, se decidió para que se ocupara del diseño de la vidriera del rellano de la escalera principal. Y ahora ese boceto en acuarela ilustra muy bien cómo era el proceso creativo del pintor bilbaíno. La vidriera debía ensalzar la laboriosidad del pueblo vizcaíno, entendida como fundamento de su pasado, su presente y su futuro.
Según las directrices que Guinea recibió de la comisión de obras. aunque preservando su autonomía, Bizkaia debía estar “simbolizada por una figura de mujer” y que esta ocupara “el centro del cuadro, en el cual se divisará el Roble inmortal de Guernica”, estableciendo así un eje central que condicionaba la composición. En torno a esa figura debían disponerse diversos elementos alusivos a la navegación, la agricultura, la minería, la industria, las ciencias y las artes, con el objetivo de condensar en ellos tanto la historia como el porvenir de la provincia.
Anselmo Guinea situó a Bizkaia frente al pórtico neoclásico de la Casa de Juntas de Gernika, delante del simbólico roble. Introdujo el sol naciente, inspirado en Japón. Y en sus lados fue incluyendo varias alegorías que simbolizan la Maternidad, el Pastoreo, la Agricultura, la Escultura, la Religión, la Literatura, la Enseñanza, la Ciencia, la Medicina, la Pintura, la Navegación y la Pesca. Y frente a la figura central situó a la Industria, sobre un fondo paisajístico que relaciona pasado y el presente de una provincia pujante.
Mikel Lertxundi Galiana, técnico del Departamento de Archivo y Documentación del Museo de Bellas Artes de Bilbao, leyó una conferencia en el salón de actos del Palacio de la Diputación sobre el ambicioso programa ornamental de ese edificio. En ella abordó la definición y la ejecución de la vidriera entre 1897 y 1900, y destacó su diseño modernista como único gesto de compromiso con la estética contemporánea. También analizó otras decoraciones murales, de planteamientos más conservadores, que Guinea completó en los primeros años del siglo XX en colaboración con los pintores José Echena y Álvaro Alcalá Galiano, un segundo encargo que motivaría su ruptura con el grupo de los renovadores vascos (Adolfo Guiard, Ignacio Zuloaga y Darío de Regoyos), interesados en participar.
Este boceto de Anselmo Guinea apareció en un anticuario de Barcelona, donde fue adquirido por el donante, y tal vez sugiere que pudo pertenecer al archivo de la casa encargada de su construcción: Antonio Rigalt y Compañía, con sede en esa ciudad. Es probable que se trate de uno de los bosquejos y dibujos que Guinea envió a la empresa durante la fase de definición de la composición. Si bien no está claro si su ejecución es anterior o posterior al óleo definitivo a partir del cual se trasladó el diseño al vidrio (en la colección de Euskal Herria Museoa, Gernika), es muy posible que esa acuarela sea una de las primeras en las que aparecen ya detallados los elementos finales.