Eduardo Arroyo y sus infinitos recursos en la Maeght
Desde el pasado 1 de julio y hasta el 19 de noviembre, el pintor figurativo español Eduardo Arroyo ocupa las salas de la Fundación Maeght. El público francés e internacional podrá conocer la respuesta de un artista español ante la política y sociedad de una época turbulenta, en la que utiliza un sinfín de elementos históricos, sociales, artísticos y literarios para reflejar, en definitiva, su visión de la humanidad.
Esto lo consigue a través de un juego de imágenes que tratan todos estos temas con una inspiración diferente. Dado que también era escritor, lo literario tiene un fuerte peso en su trabajo, por eso a menudo utiliza la narración fragmentada con humor mediante la paradoja, un recurso muy empleado por él. El resultado de sus creaciones son obras pictóricas con mucho contenido constructivo que tienen la libertad de expresión por bandera.
El toque irónico y humorístico no falta ni siquiera en el titular del proyecto: Dans le respect des traditions. Muchas de las piezas salen a la luz por primera vez. Se distribuyen por temas y abarcan desde la época de los 60 hasta hoy. Incluye una serie de dibujos y una colección de esculturas, incluyendo piedras y ensamblajes. Arroyo destaca por la diversidad de materiales, su riqueza de personajes y su gama de colores. Hace numerosos guiños a autores antiguos como Hubert, Jan van Eyck, Rembrandt, Van Gogh, o Miró, y a grandes de la literatura como Honoré de Balzac, Dante, Tolstói, Sylvia Beach y Adrienne Monnier, Oscar Wilde-Dorian Gray, James Joyce… con los que disfruta dándoles una nueva identidad. «Si el arte es una de las maneras más perspicaces y precisas de entender la psicología humana, de traer a la luz la verdad de un individuo, también puede tratar de expresar no la identidad de una persona, sino la identidad de una humanidad” Explicaba Olivier Kaeppelin.
Utiliza imágenes de abundante contenido social para demostrar la eficacia del arte contra las ideologías, sobre todo cuando abandonó la España de Franco en 1958 para vivir en el exilio en París. Activista en las manifestaciones de mayo de 1968, se hizo amigo de Gilles Aillaud y Antonio Recalcati. Militante contra la política del Caudillo, se volvió hacia las realidades de España: las luchas, Franco, la dictadura, la Iglesia. Al igual que Antonio Saura, un refugiado en Francia, se convirtió en un actor de la resistencia a este régimen. El espectro de lo que sería España hasta la muerte de Franco, su «España inquietante», ha tenido una presencia recurrente en sus pinturas.
Asimismo, representa personajes políticos internacionales como Napoleón Bonaparte, Winston Churchill, la Reina de Inglaterra, etc. Sin embargo, como ya se ha comentado, no abandona los temas sobre la historia del arte y del pensamiento. Frecuentemente utiliza la imaginería de los medios de comunicación, la fotografía publicitaria, el cine americano o el cine negro.
Un artista polifacético en cuanto a técnica y temática que además recopila abundantes elementos para enriquecer su obra con sociología, historia y filosofía. Piezas contundentes de información con un común objetivo: la introspección humanística.