De 20.000 a 220.000 euros, un ‘Cristo Portacruz’ en Setdart que sigue un modelo de Giampietrino
La pintura procede de la colección Milà de Barcelona y contaba con una antigua atribución a Sebastiano del Piombo. Se subastó el pasado 26 de enero como Maestro español, fechado hacia 1560 y con unas estimaciones de entre 20.000 y 25.000 euros. Aunque aún no hay consenso acerca de su autoría, hemos podido rastrear la composición hasta los pintores del norte de Italia de principios del siglo XVI, como Giampietrino y Andrea Solario.
La pieza pertenecía a la colección Milà de Barcelona y contaba con una atribución antigua a Sebastiano del Piombo (evidentemente errada, pero lógica para un estudio antiguo por la prevalencia de los modelos del italiano en los Cristos Portacruz).
No hubo un interés evidente en ella antes de que comenzasen las pujas. Esto es lo que nos cuentan desde la casa de subastas Setdart, con sede en Madrid y Barcelona. Aunque había sido admirada por el público el año pasado en la inauguración de su nueva sala en la calle Velázquez, el incremento en el precio del Cristo Portacruz, que multiplicó por diez sus estimaciones de 20.000 a 25.000 euros para acabar adjudicada en 220.000 euros –con comisiones–, fue del todo inesperado.
La guerra de pujas telefónicas la ganó un comprador extranjero del que no sabemos nada. Como de costumbre, podría tratarse de un coleccionista o de un galerista con un ojo privilegiado que viese más allá de la ausencia de atribución. Y es que, aunque la casa de subastas llegó a contactar con cuatro expertos, ninguno de ellos pudo concretar la autoría.
Se debatieron dos opciones. O se trataba de un pintor del norte de Italia o de uno de escuela valenciana. La balanza se inclinó por la última, por lo que el óleo sobre tabla de pino fue presentado al público como producción de un «Maestro español» y se fechó en torno a 1560.
Aunque tampoco podemos aventurar una teoría más concreta sobre la autoría, sí hemos podido rastrear la procedencia del modelo de este peculiar Cristo.
Se trata de una composición ideada por Giovan Pietro Rizzoli, llamado Giampietrino (activo entre 1495 y 1540), hacia 1515-1520. Pintor del círculo milanés de Leonardo, tuvo una gran influencia tanto en creadores del norte de Italia como de nuestro país (como en los modelos de Ecce Homo adoptados por Luis de Morales, por ejemplo, el custodiado en el Museo Del Prado). Esta amplia difusión no facilita la delimitación geográfica del Cristo Portacruz de Setdart.
Existen múltiples copias del modelo primigenio de Giampietrino y, de hecho, los supuestos originales custodiados en varios museos europeos atribuidos a su mano cuentan con suficientes variaciones estilísticas como para requerir un nuevo y exhaustivo estudio. Podemos citar entre las más relevantes las versiones del Museo de Bellas Artes de Budapest, la Galería Sabauda de Turín y el Museo Diocesano de Milán.
De hecho, gracias al éxito de este modelo –que podría ser una combinación del cuerpo del Cristo Portacruz de Andrea Solario de la Galleria Borghese y el gesto de mirada sobre el hombro del dibujo de Leonardo de la Galleria dell’Academia de Venecia– hay cierta tendencia a atribuir a Giampietrino obras de diversas calidades salidas a subasta, como la adjudicada en Hampel –Múnich– en diciembre de 2019 por 46.300 euros (y que su acabado podría apuntar a una pieza muy restaurada, o a una copia posterior). Un segundo modelo también desarrollado por Giampietrino también cuenta con un panorama similar en museos y subastas, como en la venta de Dorotheum de junio de 2021, con un remate en 94.000 euros.
En el caso de la pieza de Setdart, su crudeza en la representación lo aleja del estilo cercado a la esfera de influencia de Giampietrino y, por extensión, de Leonardo. No obstante, podríamos encontrar concomitancias en ciertos rasgos de otros pintores más arcaizantes también del norte de Italia, como en los frescos de Ambrogio Bergognone en la cartuja de Pavía. Esto apuntaría a un artista que aún con una personalidad propia, habría estado fuertemente influido por la pintura lombarda de finales del siglo XV y principios del XVI.
Una incógnita con algunas pistas que esperemos ver resuelta próximamente, si bien, el estudio dendrocronológico de la madera de la tabla parece indispensable. Confirmar que se trata de pino –y la subespecie concreta– puede apuntar definitivamente al norte de Italia o a nuestro país. Héctor San José.