CÓRDOBA RECUERDA A ANTONIO DEL CASTILLO EN EL IV CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Antonio del Castillo y Saavedra. «Paisaje con san Juan Bautista niño dormido». Hacia 1660. Óleo sobre lienzo.

CÓRDOBA RECUERDA A ANTONIO DEL CASTILLO EN EL IV CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

El Museo de Bellas Artes de Córdoba ha habilitado cinco de las seis salas de las que dispone, desde que se estableció en el edificio del antiguo hospital de la Caridad, para acoger esta exposición dedicada a Antonio del Castillo –en el IV centenario de su nacimiento–, sus predecesores y seguidores. Un artista definido, por muchos entendidos en arte, como “el pintor barroco más afamado de todos los tiempos”. La exposición se compone de 65 obras, de las cuales 27 son pinturas consideradas de su entorno, 28 de idéntica catalogación y 9 de otros autores; además del libro De varia commensuracion para la esculptura y architectura, de Juan de Arce y Villafañe. Es la más completa de las otras dos que se organizaron hace tres décadas. Responde al intento de poner al día la cuestión sobre la pintura cordobesa antes y después del pintor. Sus referentes temporales son el último cuarto de siglo XVI y el primero del XVIII y sus artistas: Pablo de Céspedes y Antonio Palomino.

La primera de las salas está dedicada a la obra sobre papel; el resto presentan de manera didáctica la evolución del arte cordobés desde el siglo XIV a nuestros días. Allí están, por ejemplo, todos los lienzos relacionados con la capilla de la Inquisición, instalada en el alcázar de los reyes cristianos de Córdoba; sus trabajos para la escalera del convento dominico de San Pablo y para el franciscano de San Pablo el Real, así como para la propia capilla del hospital de la Caridad en donde se recrea el retablo que, probablemente, la presidió hasta que fue desmantelado a raíz de la desamortización de Mendizábal.

Las últimas salas reúnen los encargos que recibió de índole menor, pero no menos importantes, como por ejemplo el retablo de los condes del Menado para la iglesia del desaparecido convento de Trinitarios Calzados. Están, igualmente, el Castillo de pequeño formato que pinta exquisitas y delicadas obras, como la tabla de La Coronación de la Virgen; y el Castillo observador de la naturaleza, con sus magníficos paisajes.

Hay lugar para sus seguidores. Entre ellos, y de modo especial, Antonio Ascisclo Palomino quien comenzó su carrera artística con la copia de los modelos de Castillo para construir luego sus propias creaciones intercalando figuras “robadas” de distintas obras del maestro.

Abierta hasta el 28 de febrero.

Antonio del Castillo y Saavedra. “Arcángel san Rafael”. Hacia 1652. Pluma de caña, tinta parda sobre papel verjurado.
Antonio del Castillo. “Paisaje con árboles y maleza”. Hacia 1650-1655. Pluma de caña, tinta parda sobre papel verjurado. Museo de Bellas Artes, Córdoba.
Antonio del Castillo y Saavedra. “Bautismo de san Francisco”. Hacia 1663-1665. Óleo sobre lienzo.
Vista general de una de las salas de la exposición.