Cipreses en la noche
El Metropolitan Museum de Nueva York presenta una exposición que arroja luz sobre la gran obsesión de uno de los artistas más importantes de la historia del arte: Van Gogh. Personaje de delicada salud mental, necesitaba ver y pintar cipreses, por eso los añadió a su Noche estrellada.
“Necesito una noche estrellada con cipreses” explicaba Vincent a Theo en una de sus cartas. Así de crucial es el motivo del ciprés en la obra del autor. El Metropolitan Museum ha organizado una exposición que profundiza en la fascinación del artista por este árbol a través de 40 piezas de gran calidad. Contemplar y pintar el firmamento nocturno durante su estancia en el sanatorio Saint-Rémy-de-Provence era una de sus vías de escape durante su escalonada enfermedad psiquiátrica. Él mismo confesaba en sus cartas que pintar le mantenía lúcido y, por tanto, vivo. Pintaba para ganarse la vida, literalmente.
Terminó La noche estrellada un año antes de su muerte. Y aunque no tenía visión del cielo desde la ventana de su habitación, Van Gogh se empeñó en trasladar al lienzo este firmamento nocturno de memoria. Eso sí, la composición necesitaba tener cipreses, aunque nunca hubiese presenciado tal imagen en la realidad.
Tanta fue su ambición por introducir la vegetación en sus obras, que se convirtieron en su firma. Esta especie alta y flameante es un tema mucho más profundo para el creador que una simple referencia paisajística.
Se podría calificar como el verdadero emblema de su carrera. Sabiendo esto, quizá el visitante aprecie con otra mirada la famosísima Noche estrellada, un préstamo excepcional procedente del MoMA que el Metropolitan ha conseguido.
Como dijo Max Hollein, director de la institución organizadora de la muestra: “Aunque el cuadro solo haya tenido que viajar unas pocas manzanas, estamos enormemente agradecidos por esta cesión”. Además, tal inclusión convierte el proyecto en “un sueño hecho realidad” y en una verdadera “exposición histórica».
Se han conseguido un total de 30 préstamos muy relevantes de colecciones públicas y privadas. Entre ellos, se incluyen algunas cartas originales donde se ven ilustraciones que son bocetos de las mismas obras. Estos documentos, que rara vez se habían expuesto al público, aportan un contexto que enriquece la muestra considerablemente.
Otras aportaciones importantes son el Campo de trigo con cipreses de la National Gallery de Londres o Camino rural en la Provenza de noche, procedente del Kröller-Müller Museum de Otterlo (Países Bajos). Este último encierra la esencia de esta exposición, ya que presenta una cielo nocturno con una luna y la Estrella Polar muy similares a las de la Noche estrellada (aunque en la obra belga un frondoso ciprés corta la composición por la mitad). Cabe destacar, además, que esta pintura fue la última que pintó en la residencia psiquiátrica.
Campo de trigo con cipreses es otra de las obras clave que resume bien la intención del proyecto. Incluso algunos la describen como la pareja de la Noche estrellada pero “de día”. Por primera vez desde 1901, se presenta conjuntamente la versión del Metropolitan con la de la National Gallery de Londres.
La insistencia con los cipreses acompañó al autor hasta el final de su vida. Progresivamente se aprecia un nerviosismo e intensidad acrecentado en la representación de estos árboles.
Se pueden contemplar bocetos en los que estudia muy de cerca la morfología de las ramas y hojas, interpretadas como una aglomeración de lo que recuerda a pequeñas llamas de fuego. En sus propias palabras: “Los cipreses todavía me preocupan, porque me sorprende que nadie los haya hecho todavía como yo los veo”. Abierta hasta el 27 de agosto de 2023. Ana Robledano Soldevilla