Cartier, el joyero de los reyes: una historia contada a través de 300 piezas

Cartier, el joyero de los reyes: una historia contada a través de 300 piezas

El Victoria&Albert de Londres recorre la trayectoria de la marca, desde los inicios de tres hermanos que convirtieron la empresa familiar en una firma de lujo ansiada por Isabel II y la aristocracia británica hasta la actualidad, referente para  en la que intentan conservar su imagen y mantener su legado y valores originales.

Louis-François Cartier fundó la empresa nombrada con su apellido en París en 1847. En aquel momento era un negocio familiar, pero sus nietos Louis, Pierre y Jacques Cartier estaban decididos a convertirlo en una firma internacional. Consiguieron abrir más sucursales en su ciudad, pero también expandir el negocio con tiendas en Londres y Nueva York.

Además, forjaron la cartera de clientes que sería el punto clave para alcanzar la fama mundial, y que les valdría el sobrenombre de «el joyero de reyes y el rey de los joyeros» por el interés que despertaron en las aristocracias y monarquías europeas. Posteriormente, también sedujeron a cantantes, modelos y estrellas de cine.

Con esta etapa de expansión y triunfo, tras unos modestos inicios, da comienzo la exposición que el Victoria&Albert de Londres dedica a Cartier, y que podrá visitarse hasta el 16 de noviembre.

Las siguientes tres partes del recorrido, que constituyen su núcleo central, abordan la creatividad de la marca como una de las claves de su éxito. Para inspirar sus joyas, que se han acabado convirtiendo en icónicas y que constituyen un estilo en sí mismo, los diseñadores de Cartier se basaron en la historia de las artes decorativas, que de hecho puede verse en el resto de salas del museo londinense, complementando así la muestra temporal.

En una de las vitrinas de la muestra se exhibe, por ejemplo, un broche de un escarabajo de diamantes inspirado en el bazuband, una pulsera tradicional india para la parte superior del brazo, demostrando así su voluntad de rastrear todas las culturas del mundo en busca de las mejores ideas.

Reloj de pulsera Crash, Cartier Londres, 1967. Colección Cartier. Fotografía: Vincent Wulveryck

Por otro lado, también resultaron fundamentales las colaboraciones con algunos de sus clientes más importantes, puesto que con ellos nacieron algunas de las joyas y relojes más famosos de la marca. De igual modo que entre la relación de Hermès y Jane Birkin surgió el emblemático bolso con cinturón –cuyo original se vendió recientemente en subasta por 8,6 millones de euros–, del encargo de Isabel II para Cartier surgió el broche de diamantes Williamson, con el excepcional ejemplar rosa de 23,6 quilates que recibió como regalo de bodas en 1947, y que la Casa Real Británica ha prestado para la ocasión. Junto a él se encuentran otras joyas pertenecientes a la realeza, como un broche de la princesa Margarita o un collar y gargantilla ceremoniales de diamantes de 1928, encargados por el maharajá de Patiala, India.

Victor Picon y Clément Vayssières. ©Cartier.

A continuación, la muestra del Victoria&Albert aborda la maestría de Cartier a la hora de elegir y tratar sus materiales. En esta sección se muestran algunas de las piedras más valiosas que han trabajado los joyeros de la marca, como un collar de Barbara Hutton que luce algunas de las mejores cuentas de jade que existen, o el broche Allnatt de diamante amarillo vivo de 101 quilates. En este apartado se exhiben también relojes históricos como el Santos, que revolucionó la moda en 1904 al ser el primer ejemplar de pulsera moderno diseñado para hombre. Esta pieza pionera marca ya el estilo de Cartier en relojería, regido por la elegancia y la sencillez en las formas.

Otro de los elementos en los que se hace especial hincapié es el trabajo de la casa de lujo a la hora de forjar su imagen de marca. Por eso la muestra ahonda en las técnicas de marketing, las exposiciones y los préstamos de sus piezas para eventos sociales y editoriales de revistas de moda; estrategias que ahora nos parecen corrientes, pero que fueron pioneras en su momento.

El recorrido termina por todo lo alto con una metáfora de todo lo que se relaciona con la firma: sofisticación, elegancia, riqueza y estatus. Por eso la muestra del Victoria&Albert culmina con una muestra de tiaras, pieza que ha destacado tradicionalmente a Cartier y que siguen fabricando hoy en día.

Entre ellas se encuentra la Tiara de Ópalo, inédita hasta la fecha, encargada por Mary Cavendish, marquesa de Hartington, en 1937, y lucida como collar en la coronación de Isabel II en 1953, posiblemente la imagen perfecta de todo lo que Cartier ha supuesto en la historia del lujo del siglo XX, y de lo que sigue encarnando hoy en día. Sofía Guardiola

Sala de las tiaras. Victor Picon y Clément Vayssières. ©Cartier.