Canova y Roldán encabezan las subastas internacionales de la semana
Sotheby’s Londres licitaba el pasado martes un San Antonio de Padua que atribuía al taller de Pedro Roldán y que quedó invendido. Por su parte, Christie’s ofrece hoy, también en la capital británica, su pieza estrella, la Magdalena yacente de Antonio Canova recientemente redescubierta. Con una estimación entre los cinco y los ocho millones de libras, la subasta de esta última, que cuenta con el aliciente de su singular historia, promete importantes resultados.
«Un redescubrimiento histórico». Es el titular más destacado de la escultura que subastará Christie’s el próximo 7 de julio (lote 8). Se trata de la Magdalena yacente que Antonio Canova (1757-1822) esculpió en mármol entre 1819 y 1822 y a la que se le perdió la pista años después. Fue encargada por Lord Liverpool y de ella se conserva un modelo en yeso en el Museo Canova de Possagno, fechado en septiembre de 1812. Tras la muerte de su primer propietario en 1828, la obra pasó, primero, a manos de su hermano Charles, III conde de Liverpool.
En 1852 fue ofrecida en Sotheby’s, donde la adquirió Lord Ward, uno de los mayores coleccionistas británicos del momento. Cuatro años después se expuso en Londres –de ese momento se conserva la única fotografía antigua de la pieza que se conoce– y en 1857 en Liverpool. A partir de ese momento se sucedieron los cambios de propiedad hasta su venta en 1938 en la misma casa de subastas, pero ya sin atribución al escultor italiano. La Magdalena acabó en el jardín de la residencia de Violeta van der Elst, donde permaneció hasta que se vendió la propiedad en Addison Road (Kensington) en 1959.
Y aquí es donde viene lo más llamativo. En aquel año la adquirió Jonathan Manasseh quien, una vez más, la instaló en su jardín, donde estuvo hasta 2002, cuando se subastó de nuevo en Sotheby’s (Garden Statuary and Architectural Items, 22 de mayo de 2002, lote 712). En mal estado de conservación y de nuevo como pieza anónima, fue adquirida por su actuales propietarios por 5.200 libras. Nadie podía imaginar entonces que estos tenían en sus manos una obra que, una vez estudiada y restaurada, venden ahora con una estimación entre cinco y ocho millones de libras.
No son de extrañar las palabras de Donald Johnston, director internacional de escultura de Christie’s, que considera el hallazgo como «un punto culminante» dentro de su carrera profesional. A ellas se suman las del experto en Canova, Mario Guderzo, que considera «un milagro» este hallazgo dos siglos después de su creación.
Ya con un interés más patrio, su gran competidora Sotheby’s ofrecerá mañana, también en Londres y entre otras obras de gran interés, un San Antonio de Padua (lote 228) que la casa de subastas atribuye al taller del imaginero sevillano Pedro Roldán (1624-1699). Se trata de una talla de bulto redondo en madera policromada y estofada, que parte con una estimación entre las 60.000-80.000 libras.
Es precisamente el estofado de la talla el que permite relacionarlo, por su gran similitud, con el que posee la escultura de San Ignacio de Loyola de Roldán del Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid.
La casa de subastas apunta también al parecido del rostro del San Antonio con los de las tallas de los jesuitas San Francisco Javier y San Francisco de Borja que se presentaron en la galería londinense Matthiesen Fine Art en 2009. La producción de Roldán no es común en el mercado internacional y, aunque se atribuye a su taller, su calidad puede animar a algún coleccionista a hacerse con ella. Ya sabemos que la escultura de Roldán no se vendió, así que habrá que esperar a esta tarde para ver qué sucede con la de Canova y por cuánto se remata si finalmente encuentra un comprador.