Local pero globalizada: Bonhams sigue creciendo
La casa de subastas de origen inglés Bonhams sigue desde hace meses una estrategia de adquisiciones de otras salas de ventas con un fuerte arraigo regional en diversos mercados a nivel mundial. En enero absorbió a Bukowskis –Suecia–, en marzo a Skinner –Estados Unidos– y Bruun Rasmussen –Dinamarca– y hace unos días a Cornette de Saint Cyr (Francia).
Bonhams se ha lanzado a una carrera por aumentar su volumen de negocio y su alcance en diversos mercados a nivel mundial. La casa de subastas de origen inglés fue fundada en 1793 por Thomas Dood a quien se sumó George Bonham –cuyo apellido terminaría por definir el nombre de la empresa– como socio en la década de 1850.
Desde entonces ha sido testigo de distintas fusiones y adquisiciones, pero su plan de crecimiento –que podría remontarse hasta 2002, cuando compraron la casa Butterfiels de la costa oeste de Estados Unidos– ha tomado velocidad en los últimos seis meses.
Durante las últimas dos décadas se expandió y abrió sedes en Hong Kong o Nueva York, entre otros lugares (en España tiene oficinas en Madrid y Barcelona). En 2018 fue adquirida por la empresa de capital inversión Epiris (cuyos intereses son considerablemente transversales y abarcan compañías desde sectores como el industrial, inmobiliario, asegurador o editorial).
Si bien el posicionamiento de Bonhams en 2021 ya la convertía en uno de los principales jugadores en el tablero del mercado del arte global –con una decena de salas de ventas y más de 37 oficinas en distintos países– las adquisiciones que ha cerrado en 2022 cementan esta posición.
En enero se dio a conocer su compra de la casa de subastas sueca Bukowskis, fundada en 1870 y con un alto grado de especialización en artistas escandinavos. Sus 21,7 millones de dólares de facturación se han sumado así al volumen de negocio declarado por Bonhams este año –ha sido la primera vez que han compartido este dato– de 800 millones de dólares.
Unos meses más tarde, en marzo, se anunció la adquisición casi simultánea de Skinner –una firma asentada en la costa este de Estados Unidos– y Bruun Rasmussen (con sede en Dinamarca).
Por último, hace unos días se publicó la noticia de la más reciente en esta serie de compras, la de la casa parisina Cornette de Saint Cyr.
Este movimiento, aunque no se ha querido relacionar con ninguna posible fluctuación en el mercado europeo tras el Brexit, sí proporciona una posición ventajosa a Bonhams en un contexto en el que la capital francesa está ganando atractivo entre otras casas de subasta, fundaciones y galerías.
La lógica detrás de estas adquisiciones, más allá de que se trata de un método utilizado por otras de las principales casas de subastas décadas atrás, se encuentra en un cambio cada vez más patente –y a primera vista algo paradójico– en el mercado del arte: lo regional está ganando peso al mismo tiempo que lo digital (y por lo tanto ubicuo).
Cuando el director de Bonhams, Bruno Vinciguerra, dice en The Art Newspaper que su estrategia es mantener un enfoque local al mismo tiempo que se globaliza la marca, habla precisamente de ese fenómeno. Todas las casas que se han sumado a la marca en este tiempo tienen fuertes lazos con sus regiones.
En cuanto a si estas adquisiciones continuarán en el futuro próximo, Vinciguerra ha declarado al mismo medio: «Tenemos en mente al menos otras 40 casas de subastas, quizá 50, que tendrían sentido; están por todo el mundo y comparten la misma tradición de enorme respeto por sus mercados locales, compatibilidad en cuanto a los rangos de precio y el deseo de evolucionar hacia una relación local y una plataforma global. Dicho esto, cuando la gente me pregunta a veces: «¿Adónde vamos a ir ahora?», no lo sé». Héctor San José.