Biblioteca Nacional presenta la primera monográfica de Paret en Madrid
El Centro de Estudios Europa Hispánica y la BNE han trabajado juntos en este proyecto, que integra la exposición de 118 obras del pintor, la mayoría realizados a lápiz, y la edición de su catálogo razonado de dibujos, que suman un total de 165 ejemplares.
Es la primera vez que Luis Paret y Alcázar (1746-1799) protagoniza una muestra en su ciudad natal. Abandonó Madrid en 1775, camino del exilio a Puerto Rico tras ser acusado de cierto episodio de carácter sexual en el que estaba implicado el infante don Luis, y parece que no ha regresado del todo hasta ahora. Aunque ya en vida se le permitió volver a España, primero a Bilbao (1778) y después a la corte (1789), lo cierto es que su obra no se había estudiado ni presentado como hasta ahora.
Dibujos de Luis Paret (1746-1799) está comisariada por Alejandro Martínez y reúne 84 dibujos, además de cinco pinturas y varios grabados, libros y manuscritos, que ilustran las diferentes facetas cultivadas por el autor madrileño, ensombrecido por la poderosa figura de Goya.
Dibujante, pintor, grabador, traductor y calígrafo, el «Watteau español» fue un erudito con una gran formación humanística, hecho que se demuestra tanto en su producción -«la aproximación que hace del mundo clásico es a través de los libros, razón por la cual su iconografía es genuina», destaca Martínez-, como en su biblioteca (la Biblia hebrea que se exhibe en la muestra es una prueba de ello, así como de su conocimiento del griego).
El recorrido, organizado de forma cronológica y en torno a tres secciones, trata de esclarecer las lagunas historiográficas en torno al artista, a través de su principal herramienta de trabajo: los dibujos. Con su mano perfiló la vida galante del siglo XVIII, pero también las diferentes especies animales –Colección de las aves que contiene el Gavinete de Hista. Natural del Serenmo. Sor. Infante D. Luis–, composiciones clasico-romanas o apuntes de urnas funerarias, e incluso la indumentaria coetánea (Trajes españoles usados en diferentes épocas, su último proyecto).
Aunque ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando con apenas 11 años, cabe destacar que su verdadero maestro fue un pintor francés: Charles de La Traverse. “Él fue quien le obligó a abrir sus horizontes técnicos y artísticos”, explica el comisario.
Una de las cinco pinturas presentes y que mejor condensa su producción es la excepcional Circunspección de Diógenes (1780), un óleo sobre cobre presentado para acceder a la Academia que aúna riqueza cromática, maestría en la composición y dominio del mundo clásico (la historia que cuenta del filósofo griego podría entenderse como una metáfora de la propia vida del pintor). Finalmente, la muestra ofrece una interesante reconstrucción de su biblioteca personal, además analiza la relación que estableció con algunos de sus mecenas.
Han pasado casi tres décadas desde la única muestra monográfica española organizada en torno al artista –celebrada en Bilbao en 1991– y ahora vuelve a la palestra cultural con fuerza. Acompaña la exposición un catálogo razonado de sus dibujos, cuya producción asciende a 165. Toda una reivindicación de un artista con tintes y estética francesa, que nunca abandonó su identidad española. Por eso firmaba como «L. Paret de Matriti». Sol G. Moreno